Los Estados miembros de Naciones Unidas culminaron el fin de semana dos semanas de negociaciones para cerrar el Tratado sobre Biodiversidad Marina en Áreas Más Allá de la Jurisdicción Nacional, que se realizó en Nueva York. Después de la reuniones mantenidas no se logró llegar a un acuerdo y ahora Naciones Unidas decidirá la fecha en la que se reanudarán las conversaciones.
Una de las organizaciones ambientales que más le ha hecho seguimiento a este acuerdo es WWF, organización no gubernamental fundada en 1961 que se encarga de la conservación del medio ambiente.
A través de un comunicado, WWF expresó su preocupación por los retrasos para acordar un tratado global para proteger y manejar la altamar. “Estas aguas, ubicadas más allá de las jurisdicciones nacionales, desempeñan un papel vital en el soporte de las pesquerías mundiales, proporcionan hábitat a cientos de miles de especies y son claves para prevenir y mitigar los impactos del cambio climático”, se lee en la carta.
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Uno de los Estados que estuvo presente en las negociaciones fue el colombiano, el Ministerio de Relaciones Exteriores le confirmó a Infobae Colombia que su intención era la de sumarse al tratado internacional.
“Colombia otorga la mayor importancia a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica. Consolidamos posiciones ambiciosas frente a la negociación de este instrumento internacional jurídicamente vinculante relativo a la biodiversidad marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”, explicó el Gobierno nacional.
A pesar de las intenciones de varios Estados y del pedido de urgencia de instituciones sociales y ambientales, el tratado no se firmó. Para WWF, si se hubiera concluido el acuerdo, los líderes mundiales “tendrían un mecanismo jurídicamente vinculante para gestionar la altamar de manera integrada, la cual representa dos tercios del océano y actualmente está severamente desregulada y explotada”.
Aunque no se firmó el tratado, durante las dos semanas de negociación se lograron progresos en la elaboración final del texto, con disposiciones claras sobre la regulación de las actividades y estrategias para la conservación y uso sostenible de los recursos marinos.
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Se incluyó la consideración sobre la necesidad de contar con evaluaciones ambientales estratégicas, con lo cual se pondría en práctica la obligación establecida en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de someter todas las actividades previstas en zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional a un proceso de evaluación de impacto ambiental.
De acuerdo con WWF, también hay un compromiso de mejorar la cooperación y la gestión basada en los ecosistemas, así como disposiciones importantes sobre el establecimiento de medidas de manejo basadas en áreas, incluyendo las áreas marinas protegidas.
Al respecto, Paula Bueno, especialista en Política Internacional de WWF Colombia, resaltó que:
“Concretar este tratado será de gran importancia y tiene un potencial enorme para América Latina, considerando que contamos con instancias de cooperación regional que pueden dar aplicabilidad al tratado, como la Comisión Permanente del Pacífico Sur. Es necesario que las estrategias para poner en marcha sus elementos vayan de la mano con los intereses de los Estados y alianzas claves con la sociedad civil, los sectores y la ciudadanía en general”.
La presidenta de la conferencia, Rena Lee, declaró: “Aunque logramos un excelente progreso, todavía necesitamos un poco más de tiempo para llegar a la meta”. Las organizaciones ambientales esperan que esto se haga, “ojalá a más tardar a principios de 2023″.
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