El domingo 3 de julio fueron asesinados los comuneros indígenas Juan Orlando Moreano, gobernador suplente del resguardo indígena awá Inda Zabaleta y los líderes indígenas Jhon Faver Bisbicús y Carlos García al interior de un resguardo indígena del municipio de Tumaco, Nariño.
El hecho fue dado a conocer por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), junto a organizaciones indígenas de Colombia. La masacre ocurrió hacia el mediodía de ese día en la comunidad de Zabaleta.
Después de conocerse los asesinatos, la Unidad de Restitución de Tierras rechazó la situación. A través de un comunicado, la entidad manifestó que el resguardo awá cuenta con medidas cautelares a su favor ordenadas por el Juez Cuarto de Restitución de Tierras de Pasto desde 2019.
“Buscando con esto la protección de los derechos personales y territoriales afectados por riesgos inminentes que amenazan la pervivencia de este pueblo ancestral y que hoy, lamentablemente, se han convertido en hechos consumados”, indicó la unidad en su comunicación.
Casi un mes después de la masacre, la Unidad para las Víctimas, a través de la Subdirección de Prevención y Atención a Emergencias (SPAE), entregó ayuda humanitaria a familias desplazadas y confinadas del resguardo indígena Inda Zabaleta afectadas por los hechos del 3 de julio.
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La ayuda humanitaria que recibieron las familias afectadas está compuesta por kits de alimentos, de aseo, cocina, vajilla y de hábitat integrado por colchonetas, juegos de sábanas, cobijas, toldillos y toallas.
Iván Guanga, gobernador suplente del resguardo, agradeció el apoyo a su comunidad:
“Es muy importante mirar cómo las diferentes entidades llegan hasta nuestro territorio a hacer presencia, a entregarnos la ayuda que de verdad necesitábamos y a escuchar nuestras necesidades”, afirmó el representante de la comunidad awá.
De acuerdo con la Unidad para las Víctimas, para esta entrega se realizó una misión humanitaria en la que participaron entidades como la Gobernación de Nariño, la Alcaldía de Tumaco, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y entidades de cooperación internacional.
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Por su parte, William Pinzón Fernández, director territorial de la Unidad para las Víctimas en Nariño, señaló: “Seguimos acompañando a través de la subsidiariedad en las emergencias que se presentan en este departamento. Cumplimos así nuestra misionalidad de atender y asistir para que la población pueda tener un apoyo en medio de las dificultades que atraviesan a causa del conflicto.”
Los awá tienen una presencia binacional, es decir, se encuentran en Colombia y Ecuador. En Colombia se ubican en el suroccidente del país en los municipios de Cumbal, Santa Cruz de Guachavez, Mallama, Ricaurte, Barbacoas, Roberto Payán, Tumaco e Ipiales, en el departamento de Nariño, y en los municipios de Mocoa, Puerto Asís, Valle del Guamuez, San Miguel, La Dorada, Orito, Puerto Caicedo, Villa Garzón en el departamento del Putumayo.
Con una extensión aproximada de 3.000 Kilómetros cuadrados, la etnia se caracteriza por tener asentamientos dispersos que siguen la corriente de los ríos. Su población está estimada en 25.813 personas.
La dinámica cultural en el pueblo awá es primordialmente promovida por los mayores (hombres y mujeres) en su condición de custodios del conocimiento tradicional heredado y a su vez, los puentes para la conexión espiritual de la comunidad. Su papel lo cumplen en forma de sabios, médicos tradicionales y guías espirituales
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