‘Democratizar la comida’, el sueño de Alejandro Escallón, el ‘foodie’ de Bogotá Eats

La oferta gastronómica de Bogotá cada día tiene más por ofrecer. Alejandro Escallón, conocido por ser el rostro de Bogotá Eats, habló en exclusiva con Infobae Colombia sobre el menú de opciones que del 2 al 4 de septiembre se tomarán el parque del Chicó para hacer posible la segunda versión de ‘Bogotá Eats a cielo abierto’

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Alejandro Escallón, uno de los foodies más reconocidos en la red.
Alejandro Escallón, uno de los foodies más reconocidos en la red.

Alejandro Escallón vive para comer y come para vivir. Es carnívoro. Adora la hamburguesa. La gente lo reconoce porque siempre está probando cosas nuevas. Es quizás uno de los llamados ‘foodies’ más populares de la red en Colombia, es un aficionado por la comida y su gusto, aunque puede llegar a ser refinado, también puede llegar a escudriñar entre los platos más populares.

Alejandro es administrador de empresas, dice que desde que estaba en la universidad, la plata que le daban para la mesada, la guardaba para irse a comer en restaurantes que no conocía porque le encantaba probar. Un día, fue al cine. Allí vio una película que se titula ‘Chef: la receta de la felicidad’ y desde entonces pensó en que sería buena idea recomendarle a otras personas lo que iba probando.

Alejandro se puso a escribir y a tomar fotografías de los platos más exquisitos. Así fue que nació Bogotá Eats, un blog en el que iba colgando reseñas gastronómicas y que después pasó a ganar más adeptos a través de una cuenta de Instagram que hoy por hoy alcanza más de 392 mil seguidores.

Hoy Bogotá Eats es una empresa. Ya no es solo Alejandro Escallón, sino un equipo entero en el que siete personas trabajan, crean ideas, piensan en grande y comen. Hoy Alejandro hace las veces de administrador, influenciador, curador y habla con toda propiedad de cocciones, ingredientes y conceptos que a diferencia de otras décadas no se conocían en Bogotá.

Esta experiencia lo ha llevado a trasladar el placer de comer a invitar a los demás a comer, porque al fin y al cabo no hay nada más social que la comida. Por eso, este es el segundo año en que lanza su evento ‘Bogotá Eats a cielo abierto’, un festival gastronómico en donde se reúnen, lo que es a su concepto, los 30 mejores restaurantes de Bogotá, que además de ofrecer una oferta de deliciosos platos, los ponen al alcance de la gente con precios moderados, con dos únicos fines: que la gente pruebe y que sea posible democratizar la comida.

Infobae Colombia: De Alejandro Escallón se sabe mucho, pero al mismo tiempo muy poco. ¿Quién es en realidad Alejandro Escallón?

Alejandro Escallón: Soy administrador de empresas, amante perdido de la comida. Me acuerdo que en la universidad me gastaba toda mi mesada en restaurantes. Eso para mis papás era un tema inexplicable. Cuando viajaba siempre buscaba cuál era el restaurante que tocaba probar. Y no siempre se trataba del más caro, sino del más representativo de cada lugar. En el año 2014, terminando la universidad, abrí un blog de comida en ese momento no existía eso que llaman ‘foodies’, pero en ese momento salió una película en los Estados Unidos que se me convirtió en un referente, se llama ‘Chef: la receta de la felicidad’. Yo siempre proponía en mi casa ir a restaurantes y mis papás siempre querían ir a los mismos. Entonces me pareció que era chévere la idea de poder tener una fuente, para mostrar lo que decían de un lugar u otro y ahí fue cuando abrí una cuenta de Instagram y empecé a subir fotos de platos. En ese momento no tenía conocimiento de cocina, no sabía mucho, sencillamente amaba la comida. El proyecto fue agarrando una cara distinta y hoy en día somos un equipo de siete personas.

I.C: Ahora que hablaba de los tiempos de sus padres y de alguna manera de ese ‘boom’ gastronómico por el que estamos pasando, ¿cuál es su concepción sobre este auge y por qué la gente de otras generaciones no pudo vivirlo antes?

A.E: Yo creo que Bogotá como ciudad cambió. Cuando yo arranqué a hacer esto, hace 8 o 10 años, la oferta gastronómica era muy diferente, era más reducida y la gente no tenía la mente abierta para estar probando conceptos nuevos. Más que un tema generacional, pienso que todo el mundo tenía sus dos o tres restaurantes a los que iba y punto. Creo que en estos 10 años en Bogotá ha habido una exploración bien interesante, han abierto establecimientos con nuevos conceptos y la vara cada vez es más alta.

I.C: ¿Qué es ‘Bogotá Eats a cielo abierto’?

A.E: Nosotros con el equipo nos sentamos a pensar y nos preguntamos ‘Bueno, tenemos una compañía que vende contenido. Amamos la comida, pero ¿qué vamos a hacer con esto?, ¿cuál es el propósito real detrás de esto más allá de pagarnos unos salarios?’ Desde esta vivencia, de ver de primera mano lo que está pasando en Bogotá, el potencial que tiene para convertirse en una capital gastronómica, arrancó la idea.

I.C: ¿Por qué el festival es diferente a otros festivales gastronómicos que se ofertan en la ciudad?

A.E: En este festival los precios y los tamaños de los platos son más chiquitos. Los restaurantes que van no llegan con la carta completa, van con solo dos platos entre 10.000 y 29.000 pesos porque el objetivo es ir en grupo y entre cuatro personas, por ejemplo, llegar a probar 10 restaurantes con el mismo presupuesto que el mismo grupo de personas puede gastar en un solo restaurante una tarde. También nos dimos cuenta de la importancia de complementarlo con magia, con experiencia, con música para que vaya mucho más allá de la comida. Esto lo hicimos gracias a Spin Agency.

I.C: Entonces se trata de probar, de tener la cercanía, de entender cuál es la movida gastronómica...

A.E: Sí, pero también se trata de un festival con curaduría. Los 30 restaurantes que hay no es porque se inscribieron, sino que genuinamente nosotros visitamos cientos de restaurantes al año y vamos diciendo, ‘oiga, este peruano que abrió, está interesante. Este man abrió un restaurante indio que está rico. Éste es un clásico’ . Con base en eso abordamos a los restaurantes, les contamos lo que estamos haciendo, hacemos una convocatoria cerrada por invitación y llevamos 30 conceptos que creemos que son los que están elevando la gastronomía de la ciudad.

I.C: ¿Cómo es ese proceso de curaduría?

A.E: Cuatro meses antes de arrancar con ‘Bogotá Eats a cielo abierto’ iniciamos con visitas a establecimientos. Nos parece muy interesante lo que está pasando con la comida colombiana que se está transformando en otra cosa. Ya no es comida típica, el ajiaco, el tamal o la bandeja paisa, sino que recurre a los ingredientes locales y los lleva a otro nivel. Después de arrancar por los colombianos seguimos, por ejemplo, con los mexicanos, luego clásicos y en ese ‘brainstorming’, empezamos a reducir y reducir. Es como hacer el ‘line up’ de un concierto, porque buscamos tener unos restaurantes colombianos, algo mexicano, tener un restaurante indio , uno asiático, uno italiano, para que la gente pruebe algo diferente.

I.C: ¿Cuánto come antes?

A.E: Para mí es intenso, porque yo estoy a disposición de los restaurantes, voy a pruebas de comida antes de definir los platos. Diseño el contenido para cubrir el festival e invito a la gente. Entonces es un mes de mucha comida y todos se van convirtiendo en grandes amigos. En el festival siempre termino metido en el ‘stand’ de uno, probándole el plato al otro y, entre todo esto, este mes no me da tiempo para ir al gimnasio.

I.C: En una entrevista usted decía que Bogotá a cielo abierto busca democratizar los mejores restaurantes de Bogotá. ¿De qué manera se logra esto?

A.E: Hay muchos restaurantes en donde el plato puede llegar a costar 70 mil pesos, me estoy inventando el valor… Este festival da la posibilidad de, con un presupuesto más reducido, probar cinco o seis propuestas y entender un poco de qué se trata cada restaurante, qué propone, qué tipo de comida es.

Igualmente, también da acceso a propuestas, que a veces parecían más lejanas. Mis papás, por ejemplo, no comían comida india, porque decían que era muy picante y convencerlos fue un reto. Pero con un evento como estos, es mucho más fácil, porque si alguien quiere probar algo nuevo, no le toca entrar y explorar una carta de 100 cosas, sino que va directo a esos dos platos que el restaurante siente que se debe probar.

I.C: ¿Podríamos decir que ‘Bogotá Eats a cielo abierto’ es la mejor reseña gastronómica de Alejandro?

A.E: ¡Uy! ¿Cómo es eso tan poético? Lo que pasa es que hoy Bogotá Eats se ha convertido en una compañía, claro, tiene toda mi alma ahí metida, pero también el alma de más personas, un equipo de trabajo muy salvaje.

I.C: Entre tanto, ¿qué es lo más incomible que ha probado?

A.E: Hay cosas que me gustan más que otras. Pruebo de todo en estos días. Por ejemplo, me comí un huevo de pato que no me pareció muy bueno el otro día, pero yo creo que hay que probar todo en la vida. Claro, hay cosas más ricas que otras pero en general yo soy bien ‘todo terreno’ para la comida.

Primera versión de 'Bogotá Eats a cielo abierto'. El evento que se estrenó el año pasado, repite ocasión y contará con la participación de los mejores restaurantes de la ciudad.
Primera versión de 'Bogotá Eats a cielo abierto'. El evento que se estrenó el año pasado, repite ocasión y contará con la participación de los mejores restaurantes de la ciudad.

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