Durante este fin de semana, el diario El Tiempo dio a conocer una noticia preocupante para los habitantes de la ciudad de Bogotá, relacionada con los nueve asesinatos que se han dado recientemente en la capital. Al parecer, todos tendrían algo en común y podrían estar todos en manos de la misma persona.
Según un funcionario de la Fiscalía General de la Nación, a quien el medio ha decidido proteger al no hacer pública su identidad, se estaría pensando en la posibilidad de que haya un asesino serial tras estos homicidios.
La entidad ha encontrado patrones similares en los nueve asesinatos ocurridos entre 2021 y 2022. La ubicación de los cuerpos y la forma en que las víctimas fueron ejecutadas llamaron la atención de los investigadores. Al parecer, el presunto asesino en serie utiliza inyecciones que paralizan el sistema nervioso central, normalmente empleadas para el tratamiento de pacientes con epilepsia o para practicar eutanasias en perros y gatos. Durante el año pasado, tres de los homicidios que se dieron en la capital del país fueron cometidos bajo la misma modalidad.
De acuerdo a la fuente, los investigadores de la Fiscalía tienen dos hipótesis: La primera es que las muertes no estén relacionadas y se trate solamente de una nueva modalidad que esté siendo utilizada en la ciudad; la segunda, que haya una misma persona tras los homicidios y utilice este tipo de sustancias y otros medicamentos para inyectarlos en las venas de las víctimas, mezclándolos con otros fármacos.
En los seis homicidios relacionados con el caso que se han dado en lo que va de este año, sucedidos en las inmediaciones del río Fucha, al sur de Bogotá, en el barrio San Cristóbal; en la antigua vía al Llano, en Usme; en el páramo El Verjón, de camino a los cerros orientales, y en la vereda Quiba, en Ciudad Bolívar, se presume que ha habido un perfeccionamiento de la técnica en relación con los homicidios del año pasado.
“Los cuerpos hallados durante este periodo de tiempo coinciden en que son jóvenes que oscilan entre los 20 y los 38 años, todos eran reconocidos como consumidores habituales de sustancias, con procesos de rehabilitación inconclusos y con dinámicas familiares complejas”, señaló la fuente.
La información recopilada no ha arrojado datos certeros que puedan respaldar esta posibilidad, además es muy prematuro para asegurarlo. “(...) las marcas que quedan en los cuerpos, luego de las venopulsiones, nos dan pistas de un perfeccionamiento de la técnica. Es decir, cuando hallamos el primer cadáver la equimosis o ‘morado’ alrededor del pinchazo era de gran tamaño y era evidente el maltrato generado. Sin embargo, conforme fueron apareciendo los cuerpos la técnica era cada vez más limpia, tanto que en el último ya no se veía el lugar de la inyección”.
De acuerdo a Paula Andrea Amaya, psicóloga forense y perfiladora criminal de la Universidad Manuela Beltrán, las dinámicas criminales en Bogotá se han venido trasformado. “El modus operandi cambió desde hace unos cinco años”, le cuenta al diario. “Estamos encontrando que el uso de ácidos, fármacos y elementos de venta libre son priorizados por los agresores porque estos no dejan un elemento material probatorio en la escena y porque son de bajo costo. Son altamente usados porque evitan que se pueda perseguir el rastro del crimen”.
Amaya agrega que la modalidad es utilizada con frecuencia para inmovilizar de manera inmediata a la víctima y es usualmente empleada en secuestros. “El modo es muy claro y es evidente la forma en la que los criminales están accediendo a las víctimas. El reto es que se cree una política criminal en pro de los sujetos que son propensos a este tipo de agresión”.
Si bien las investigaciones, reseña el diario de acuerdo a lo expuesto por la fuente, apuntan a la presencia de un asesino serial, lo más probable es que todo se trata de una modalidad que se esté empezando a utilizar con mayor frecuencia en casos de ajustes de cuentas. Las hipótesis siguen siendo múltiples y por el momento no se tiene nada en extremo concluyente.
Por su parte, la Fiscalía no ha dado más información al respecto. Infobae Colombia ha intentado contactar a la entidad para obtener más detalles respecto a la investigación pero la comunicación no ha surtido efecto.
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