El 20 de agosto, Juan Santana Ospino, un joven de 17 años, residente del barrio Costa Hermosa, en Soledad, Atlántico, desapareció en el río Magdalena luego de haber jugado con tabla ouija. Los familiares preocupados por el bienestar del adolescente alertaron a las autoridades, pues su desaparición se dio en el río cuando se hundió de forma misteriosa. Tras una semana de la búsqueda se informó que Santana Ospino apareció muerto.
“Estaban jugando a la tabla ouija en una casa en Costa Hermosa, pero mi primo y su amigo no tenían conocimiento de eso, pero había uno que sí sabía, estaban haciéndole preguntas, lo que hizo mi primo fue sacar la mano de ahí de un papel que daba señales y rayó el papel, después del juego se acostaron a dormir y se levantaron porque no tenían sueño y el que inventó el juego dijo que fueran al puente”, relató Mónica Padilla, prima del joven.
Sin embargo, parece que antes de ir al río y terminar el juego, Juan no siguió las instrucciones y decidió acabar de forma abrupta el juego, que es conocido por establecer un presunto contacto con espíritus que no pertenecen al plano terrenal.
“Uno de los amigos le dijo que no quitara la mano de la tabla porque era malo. Estaban preguntando cómo ganarse la lotería, él quitó la mano porque dijo que no creía en eso”, dijo la madre del joven, Adriana Santana, al portal Zonacero.
Una vez se terminó el juego, los tres jóvenes fueron a dormir, pero no pudieron conciliar el sueño, por lo que muy temprano, en la madrugada, salieron a darse un baño en el río Magdalena y ahí sucedió la tragedia, pues pese a que los adolescentes se sujetaron de una cuerda amarrada a un árbol, pero esta se soltó y Juan Santana Ospino se hundió rápidamente.
“Ellos se fueron para el río a las 3 de la mañana para bañarse. Allí estaban jugando y hablando, pero dicen los otros muchachos que como a las 6 de la mañana mi hijo se ahogó”, agregó la madre del menor.
Tras una larga búsqueda que duró 8 días, el cuerpo del adolescente fue hallado por pescadores, en las inmediaciones del parque Isla Salamanca, el barrio Las Flores, en Barranquilla. De acuerdo con El Tiempo, como pasaron varios días el cuerpo se encontraba en estado de descomposición, por lo que los familiares de Juan, pudieron reconocer el cuerpo por un tatuaje que tenía el joven con el número 777 que tenía en el pecho.
Inicialmente, las personas que hallaron el cuerpo lo metieron en un saco y lo enterraron por el alto grado de descomposición que tenía. Pero avisaron a las autoridades correspondientes que, luego, hicieron la inspección técnica del mismo y pudieron determinar que el cuerpo era del joven desaparecido.
En su momento, su prima Mónica indicó que tenía sospechas de que uno de los amigos de Juan tuvo que ver con su muerte porque, según ella, este les contó que había entregado a el alma de su primo y su otro amigo “al diablo”.
“Él mismo fue a la casa con una bolsa y en la bolsa estaba la ropa de mi primo y dentro de los zapatos de mi primo estaba la tabla Ouija con unos papeles (…) Él ahí habló y le preguntamos por qué entregó el alma de mi primo y no la de él y dijo que también estada el otro muchacho, entregó el alma de los dos”, relató Mónica Padilla.
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