El proyecto de Acto Legislativo 04 del representante a la Cámara Juan Carlos Lozada que pretende modificar el artículo 81 de la Constitución de Colombia con el objetivo de prohibir el ingreso al país, la producción, comercialización, exportación y liberación de semillas genéticamente modificadas, más conocidos como transgénicas.
Este tipo se diferencia de las corrientes porque ha sido cambiado para ser resistente a plagas, como por ejemplo los climas extremos o acortar sus tiempos de producción. Asimismo, como se lee en la iniciativa, aunque genera varias restricciones, también tiene excepciones, pues estás semillas transgénicas podrían ser utilizadas para garantizar la seguridad alimentaria.
“Esta excepción, en todo caso, estará atada a la presentación previa de estudios de bioseguridad, de riesgos ambientales, socioeconómicos y de salud, así como a la generación de conocimiento científico previo que tenga en cuenta las posibles afectaciones a prácticas ancestrales, a las semillas nativas y al suelo cultivable”, dice la iniciativa.
Sin embargo, para algunos sectores ambientalistas, la intervención de la biotecnología en la agricultura tiene consecuencias en la salud porque favorece el uso de herbicidas cada vez más tóxicos. Uno de ellos como el caso del glifosato, herbicida que se utiliza en siembras transgénicas para evitar el crecimiento de otras plantas en cercanías al cultivo.
Por su parte, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), los cultivos transgénicos aumentaron un 31% en el país, alcanzando las 160 mil hectáreas, principalmente de maíz y algodón. Teniendo en cuenta que la industria del algodón en Colombia tuvo una caída, tanto que desde hace ocho años no exporta esta materia prima. Además de la producción del maíz, la cual no es suficiente y esto hace necesario traer el producto importado de países como Estados Unidos.
Acosemillas, gremio que junta a los productores de semillas sostiene que la presencia de semillas transgénicas en el país desde sus inicios ha cumplido distintos protocolos y evaluaciones que certifican que su uso en animales y personas es totalmente seguro. Con lo anterior, el gremio no comparte la idea del representante Lozada.
De igual manera, sobre este tipo de cultivos, podría generar mucho daño a la producción de estas siembras, señalan desde Agro-Bio.
“Los cultivos producto de transgénesis no deben ser satanizados y en Colombia su participación es prácticamente marginal”, señaló en un tuit , el vocero de la Fundación Movimiento Ambientalista Colombiano, Camilo Prieto, tras conocerse el proyecto de ley presentado por el representante liberal.
Y añadió que “no existe evidencia científica de que los cultivos de semillas producto de transgénesis sean peligrosas para la salud”.
“Si bien es importante impulsar las semillas nativas y promover áreas agroecológicas, no es una buena estrategia cerrarle las puertas a los OGM (organismos genéticamente modificados). La biotecnología puede ayudar a que tengamos especies más resistentes a las sequías y también mejorar valores nutricionales”, señaló.
Cabe destacar que en Colombia el año pasado se sembraron más de 150 mil hectáreas, lo cual significó un incremento del 31% respecto al 2020 (hace dos años en medio de la pandemia).
Durante el 2021 150.451 hectáreas fueron cultivadas con semillas transgénicas, de la cual 142.975 hectáreas corresponden a maíz genéticamente modificado y 7.464 a algodón, el excedente fue de flores azules, de acuerdo con del ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) citando a la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola.
Los departamentos de Colombia con la mayor siembra de esos cultivos -hasta el 2021- fueron Meta con 52.134 hectáreas, Tolima con 38.913, Córdoba 19.228, Valle del Cauca con 13.800 y en último puesto está el Cesar con 7.325.
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