El pasado 12 de agosto se estrenó a nivel mundial la nueva serie “Noticia de un secuestro” inspirada en la novela de Gabriel García Márquez con el mismo nombre. Historia que recopila alrededor de cuatro años en una muestra textual histórica de los sucesos que tuvieron en vilo a los colombianos durante casi ocho meses.

Los grupos criminales del narcotráfico se habían unido en 1986 para crear Los Extraditables, quienes declararon una guerra ante la posibilidad de ser extraditados a una cárcel de Estados Unidos. Solicitaron al Gobierno hacer inexequible la ley, pero fue todo lo contrario y se aseguró que continuaría su objetivo de librar a Colombia de ese mal. El presidente era César Gaviria.

Se declaró la guerra. No había otra opción al menos que el presidente diera su brazo a torcer o los narcos. Aquella guerra tuvo dolientes y su primer grito de batalla fue la desaparición de Marina Montoya, de quien hoy sus restos reposan en el cementerio Jardines de Paz, en el norte de Bogotá. A ella la secuestraron una tarde del 19 de septiembre de 1991 y horas después, a las 7:30 p. m., secuestraron también a Francisco Santos, cada uno con destinos diferentes.

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A Marina la secuestraron varios hombres. La tuvieron retenida cuatro meses, pero no permaneció sola en esa habitación y en donde la relación con sus secuestradores se mantuvo tranquila. La visita de dos mujeres más jóvenes que ella le quitó ese espacio diminuto. Maruja Pachón y Beatriz Villamizar eran sus nuevas compañeras.

Pero antes de que ellas aparecieran en la escena de ese 7 de noviembre de 1990,, antes de que sus nombres formaran parte de los titulares de los periódicos y los noticieros de la ciudad, Diana Turbay había sido secuestrada el 30 de agosto por el mismo grupo criminal, junto con cinco periodistas más, entre ellos un alemán.

Diana Turbay, Azucena Liévano, Hero Buss, Richard Becerra, Orlando Acevedo y Juan Vitta fueron engañados cuando aceptaron una supuesta entrevista con Manuel Pérez Martínez, alias Cura Pérez, comandante del ELN. Ese engaño los condujo a un municipio de Antioquia llamado Copacabana. Esa insensatez le costó la vida a Diana Turbay, en un intento de rescate por las Fuerza Armadas el 25 de enero de 1991, su cuerpo lo alcanzó una bala que le dañó el hígado y un riñón.

Un día antes, al cuerpo de Marina Montoya lo dejaron en un lote baldío en el norte de Bogotá, siendo la muerte más desgarradora de todas, ya que sólo cinco días después fue reconocido en Medicina Legal por uno de sus familiares.

Ellas dos fueron las únicas víctimas mortales de los diez secuestrados en 1990.

Durante ese tiempo, desde el 19 de septiembre a el 20 de mayo de 1991, el orden de las liberaciones empezó con Juan Vitta, quien era editor de la revista Hoy x Hoy. Después, Hero Buss, reportero de la BBC para Colombia. Luego, Azucena Liévano, el 13 de enero; Orlando Acevedo, auxiliar de Cámara, el 17 de enero de 1991, y Richard Becerra, el 25 de enero. Beatriz Villamizar se separó de Maruja Pachón el 4 de febrero de 1991.

Los secuestrados salieron de cautiverio con traumas que fueron sanando con el tiempo y mucha terapia.

Por su parte, Francisco Santos terminó siendo la víctima que más tiempo permaneció secuestrado. Estuvo 243 días en Bogotá, en el mismo lugar. Su liberación se registró el 20 de mayo de 1991.

Durante estos hechos, sólo cuatro personas fallecieron, incluidos los conductores Ángel María Roa y Oromacio Ibañez.

La violencia en Colombia a causa del secuestro dejó 39.000 víctimas entre 1970 y 2010, según datos del Centro Nacional de Memoria Histórica.

En Colombia fue a finales de la década de los 90, cuando el país registró más de 3.500 casos y alcanzó el pico máximo en 2000. Sin embargo, se registraron, según datos del Ministerio de Defensa, 2.123 secuestros en 2003.

No obstante, en 2021 se presentaron 135 casos de personas privadas de la libertad de manera ilegal, lo que representa un incremento del 45 % comparado con 2020, cuando se registraron 88 secuestros, la cifra más baja desde 2010.

Mientras 285 personas estaban celebrando una misa el 30 de mayo de 1999, en horas de la mañana (10:00 a. m.), varios hombres armados y vestidos de camuflado interrumpieron la celebración en la iglesia La María de Cali. Fue un secuestro masivo. Los hombres entraron gritando que afuera había un carro bomba y que todos debían evacuar inmediatamente. Los llevaron hacia dos camiones.

El 12 de abril de 1999, un Fokker 50 de Avianca fue secuestrado por seis guerrilleros del Eln. La aeronave llevaba 41 pasajeros y 5 tripulantes. Los guerrilleros obligaron al piloto a desviar el avión hacia una pista de aterrizaje clandestina llamada Los Sábalos, localizada en el sur de Bolívar. Tomaron a tripulantes y pasajeros del avión, entre ellos un bebé, varios ancianos y se los llevaron a la selva. Navegaron por un río en tres chalupas hasta ser trasladados a campamentos en donde permanecieron hasta su liberación.

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