Hace 11 años y 8 meses, el 8 de enero del 2011, en una cevichería del barrio Palermo de Manizales, Jairo Arley Carvajal Sánchez fue secuestrado mientras departía en el lugar. Días después, se encontró el cuerpo de la víctima con signos de tortura, desmembrado y quemado. Tras una larga investigación se determinó que el comerciante había sido asesinado por agentes del Guala de la Policía, que tienen que afrontar en los próximos días el juicio que está liderado por la Procuraduría General de la Nación.
El día que fue secuestrado, Jairo Arley, un testigo del hecho, pudo notar que los números de las placas del vehículo en que subieron al secuestrado eran consecutivos y tenían vidrios polarizados. Inmediatamente, se llevaron al comerciante, los anotó; y luego acudió al CAI de Palermo, dio los datos y ahí empezó la indagación, inicialmente para buscar a Carvajal con vida.
Ese mismo día, en la noche, las autoridades recibieron una llamada por un incendio vehicular en la vereda Las Palomas, de Palestina, y tras lograr controlar el fuego, las autoridades hallaron un cuerpo en la cajuela del vehículo, un Aveo negro, sin placas muy similar al auto en el que se llevaron al comerciante. Pasaron dos días hasta que pudieron determinar que el cuerpo pertenecía a Jairo Arley Carvajal Sánchez.
De acuerdo con El Tiempo, que pudo acceder al expediente del caso, la necropsia, determinó que el cuerpo de la víctima presentaba traumas y golpes y le faltaban los brazos por debajo del codo y las piernas por debajo del tercio proximal de los muslos, esto sucedió antes de ser incinerado vivo y la causa de muerte fue intoxicación por inhalación de humo.
Por las características de la muerte, los investigadores comenzaron a trabajar en la hipótesis de que el hecho estaría relacionado con un ajuste de cuentas, probablemente por algún negocio fuera de la ley. Incluso, en su momento, la esposa de Carvajal, que tuvo que salir del país, comentó que solo hasta después de la muerte del comerciante, conoció todas las propiedades que poseía.
Además, tras la muerte del manizaleño, asesinaron a su hermano y el abogado Eisenover Gómez, quien la asesoraba en una demanda contra el Estado. Luego conocieron que Carvajal tenía un pasado judicial que demostraba que tenía relación con algunos grupos ilegales y dineros de narcotráfico.
Pasado un año de la muerte de Jairo Arley Carvajal Sánchez salieron a la luz varias pruebas, pero la que relacionó de forma directa a agentes de la policía fueron los videos donde quedó el registró del secuestro y se podían identificar a los culpables: el capitán de la Policía Dillaman Augusto Carrillo Cáceres y la Patrullera Liliana Marcela Martínez Cristancho que se encontraron en la Avenida Kevin Ángel, cerca al sector de San Rafael, con los intendentes Adalberto Zuluaga y Francisco Javier Hidalgo Quintero; lugar por donde se desarrolló una gran parte del crimen.
A esto se le sumaron varias declaraciones de testigos, incluso, se conoció que a la mañana siguiente de secuestro, los implicados llamaron a la pareja de la víctima y le dijeron: “Que ellos eran los que tenían a Jairo, que era que él les debía una plática a ellos y que de ella dependía la vida de Jairo, que les debía dar ese dinero esta semana, que porque Jairo les había dicho que se tenía que ir antes del 16 de enero de 2011 y que después la volverían a llamar y le ponían a Jairo al teléfono para escucharlo”.
Pese a que las pruebas relacionaban a unos siete agentes, la Procuraduría libró de la investigación a cinco porque supuestamente habrían seguido órdenes de sus superiores sin saber de qué se trataba todo. Y finalmente solo se pudo relacionar a dos agentes, que fueron condenados. Por un lado, el expatrullero del Gaula de la Policía en Pereira, Jhon Jairo Gutiérrez Grajales fue condenado a 17 años de prisión y la patrullera del Gaula Risaralda, Liliana Marcela Martínez Cristancho a 11 años.
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