Por qué es tan difícil reabrir los pasos fronterizos y las relaciones bilaterales con Venezuela

Ricardo Lozano, el último embajador de Colombia en Venezuela, afirmó que la frontera se ha llenado de ilegalidad por cuenta del cierre de los pasos fronterizos de la administración Duque.

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Foto de archivo, Un miembro
Foto de archivo, Un miembro de las fuerzas de seguridad colombianas vigila mientras personas cruzan la frontera colombo-venezolana por el puente internacional Simón Bolívar, en Cúcuta, Colombia, 9 de junio, 2019. REUTERS/Carlos Eduardo Ramirez

La población fronteriza de Colombia y Venezuela esperaba que tras la posesión del presidente Gustavo Petro se abriera inmediatamente las fronteras entre los dos países, pero el canciller colombiano Álvaro Leyva afirmó que esto sería gradual. En la última semana, el gobierno colombiano nombró a Armando Benedetti como embajador en Caracas y Nicolás Maduro designó a Félix Plasencia como representante venezolano en Bogotá, dando un paso más hacia el restablecimiento de las relaciones bilaterales entre las dos naciones.

La apertura de los cinco pasos fronterizos que tiene Colombia con Venezuela no solo implica el tránsito libre entre ciudadanos de las dos naciones, también tiene que existir una coordinación entre las diferentes entidades territoriales para el control migratorio y de comercio, algo que no sucedía desde hace más de cuatro años durante la administración de Juan Manuel Santos. El último embajador de Colombia en Venezuela, Ricardo Lozano, en el periodo de (2015 -2018), explicó cuál es la dificultad de la tarea en una entrevista con la BBC.

Para Lozano, dos de los problemas principales que implicó el cierre de los pasos fronterizos y la desconexión entre las autoridades locales de ambos países pasa por la inseguridad e ilegalidad. En lo que tiene que ver con el primer aspecto, el exembajador explica que las bandas delincuenciales en frontera en el 2016 eran 4 y ahora son más 15. Además, el cierre de los puentes internacionales no significó un estancamiento del comercio entre las dos regiones, pero debido a la falta de control se intensificó la ilegalidad en la zona, donde por los caminos de trocha se pasaba todo tipo de mercancía sin la vigilancia de las autoridades correspondientes.

“Según la Cámara colombo-venezolana, hay más de US$1.500 millones de artículos legales que están pasando ilegalmente. Esas mercancías pasan sí o sí”, señaló el exembajador de Colombia en Venezuela durante el segundo periodo presidencial de Juan Manuel Santos.

Otro de los aspectos que han dificultado la apertura de la frontera tiene que ver con las administraciones locales a cada lado de los puentes internacionales, pues hace más de seis años no hay comunicación, la relación entre los funcionarios ambas naciones no existe y no hay confianza; algo a lo que ya se había referido el presidente Petro, quien señalaba que décadas de relaciones entre las dos naciones habían desaparecido y que había que construir todo de nuevo.

Como gran parte de los consulados y embajadas han desaparecido, no hay gente todavía que trabaje allí, por lo que Lozano resaltó que otro de los problemas es el tema del personal y de la logística que implica abrir más de 10 instalaciones diplomáticas:

“Abrir una frontera tan caliente genera muchos inconvenientes jurídicos, logísticos y de orden público. La reacción de los grupos armados puede ser violenta, si uno abre ya los 15 consulados, por ejemplo, ¿lo va a hacer sin gente? No, primero hay que nombrar funcionarios, trasladarlos, capacitarlos y, sobre todo, tener un plan preestablecido para saber lo que van a hacer. Buscar y encontrar esos perfiles no es fácil”, señaló Lozano en BBC.

Además, hace años había más de 200 acuerdos sociales, comerciales y militares entre las dos naciones, por lo que Lozano se pregunta: ¿cómo hacer para reactivarlos después de tanto tiempo?

Por último, afirmó que si bien los líderes de las dos naciones ya dieron su aprobación a la estabilización de las relaciones bilaterales, es necesario que las zonas afectadas se pongan de acuerdo y eso es más complicado y lleva más tiempo del que se quiere. Además, hay que pensar de donde provienen los recursos para mejorar la infraestructura de los pasos fronterizos, el pago del personal adicional y la actualización de base de datos y softwares de migración, entre otros temas.

Lozano señaló que no se puede volver caer en la equivocación de definir las relaciones entre las zonas fronterizas por cuenta de quién esta en cada casa presidencial; siempre debe existir políticas y direcciones vigentes que funcionen sin importar quién este en el poder.

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