El pasado 25 de julio se presentó un confuso que involucró a Jesús Díaz de 18, José Arévalo de 22 y Carlos Ibáñez de 26 años, tres jóvenes que fueron asesinados por la Policía Nacional al ser identificados como presuntos integrantes del Clan del Golfo. Los hechos ocurrieron en operativos que surgieron como respuesta al plan pistola que lideró durante esas semanas la estructura criminal.
Pero a pesar de las versiones oficiales que relacionaban a los jóvenes con el asesinato de un patrullero que habría desencadenado la ofensiva policial, familiares aseguraron que los muchachos no tenían que ver nada con la delincuencia ni el grupo paramilitar y que lo que se habría presentado era un ‘falso positivo’.
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Precisamente una de las familiares de Jesús Díaz indicó a La W, que su hermanó ese día estaba presenciando carreras de motos, cuando llegaron los uniformados abriendo fuego indiscriminadamente, como resultado de esto quedó el joven de 18 años con una herida de bala en su pierna. Al haber sido herido fue trasladado por uno de sus amigos a su casa y al ver la gravedad de la herida decidieron llevarlo a un centro médico.
“Mi hermana dice que había dos motos, los hicieron bajar del carro, le decían que era un asesino, lo empezaron a maltratar, en una de esas, un vecino, al ver lo que estaba pasando, defendió a los muchachos y le dijeron que él también era cómplice de ellos. Ahí fue cuando comenzó la triste historia, cuando los vieron por última vez con vida y no regresaron más”, comentó a la emisora radial Jessika Sierra, hermana mayor de Jesús.
Este no es el único testimonio, más familiares han hablado del trágico hecho pero la información más reveladora ha sido comentada por patrulleros que han señalado respecto al caso que en ningún momento fue un ‘asesinato en combate’, sino por el contrario los homicidios fueron perpetrados por ‘tiro de gracia’.
“Cuando veníamos por una parte del camino, el señor coronel le dio el primer disparo a uno de los sujetos que estaba herido. Al momento quedamos atónitos, no sabíamos qué hacer ni qué decir”, dijo uno de los patrulleros que afirmaron ser testigos del crimen.
Asimismo, los agentes que también fueron testigos de lo ocurrido manifestaron que los jóvenes asesinados en ningún momento atacaron al uniformado que les disparó y que, al contario, los había acribillado cuando estaban heridos en la parte trasera de una camioneta de la Policía. Por otro lado, el agente que señaló al coronel de ser el autor de los crímenes dijo que no declaró antes por miedo a desquites en su contra.
Respecto al responsable, el entonces comandante de la Policía en Sucre Coronel Benjamín Núñez, información preliminar arrojada por el diario El Tiempo, indicaría que el uniformado habría huido a Panamá a inicios del mes de agosto.
El comandante que se encuentra fuera del país fue descrito por el Gobernador de Sucre Héctor Olimpo cómo: “Repugnante y condenable. Explíquennos el comportamiento de este señor coronel Núñez. ¿Era apto para su responsabilidad psiquiátricamente hablando? Esto es inexplicable e inaceptable”.
Cabe mencionar también que los uniformados sancionados por su aparente participación en este posible triple crimen extrajudicial fueron la subteniente Camila Biriticá Valencia; y los patrulleros Bernardo Pontón, Diana Puerta, Leila Ávila, Jesús Bolaños, Huber Mieles y Álvaro Álvarez.
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