En horas de la mañana del viernes 12 de agosto, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución que condena las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, y en particular, la arremetida del régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica.
El acta, que fue aprobada con 27 votos a favor, cuatro abstenciones y un voto en contra, se basó en que el 27 de mayo el relator especial para la Libertad de Expresión de la CIDH pidió que se pusiera fin a los constantes ataques de las autoridades de Nicaragua contra la Iglesia católica. Además, el pasado 15 de julio, el mismo organismo condenó la creciente represión hacia periodistas y medios de comunicación en ese país, por parte de las autoridades nacionales.
Los únicos dos países ausentes en el consejo de la OEA fueron Nicaragua y Colombia. Esta era la primera sesión del organismo desde que asumió el Gobierno de Colombia el presidente Gustavo Petro.
Esto provocó muchas críticas al gobierno nacional por parte de sectores de la oposición en Colombia. Uno de las más significativas vino del ex candidato presidencial por la coalición Centro Esperanza, Sergio Fajardo, que escribió en su cuenta de Twitter:
“La posición de Colombia frente a la situación en Nicaragua, al abstenerse de condenar la aberrante y violación sistemática de derechos humanos del gobierno de Ortega, es una gran vergüenza. Así no.”
Por su parte, el representante a la Cámara por el Centro Democrático Andrés Forero, también hizo una fuerte crítica al gobierno de Petro por su ausencia en el consejo de la OEA en donde se condenó a la situación vivida en Nicaragua. “Vergonzoso debut de Gustavo Petro en la OEA.”, escribió.
Luego, agregó: “La delegación colombiana se ausentó mientras se votaba resolución que condena violación de DDHH y persecución contra la iglesia católica en Nicaragua. Pesaron más las afinidades ideológicas que la defensa de la Carta Democrática.”
La resolución aprobada en el Consejo de la OEA condena “enérgicamente el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales, así como el hostigamiento y las restricciones arbitrarias de organizaciones religiosas y de las voces críticas del gobierno y sus acciones en Nicaragua”.
El acta concluye con la petición al régimen de Daniel Ortega para que libere de inmediato a todos los presos políticos, cese la persecución y la intimidación de la prensa independiente y garantice el ejercicio del derecho a la libertad de expresión.
“Renovar el ofrecimiento del Consejo Permanente de trabajar con el Gobierno de Nicaragua para que se adhiera a las Cartas rectoras de la OEA y restablezca la institucionalidad democrática y el respeto a los derechos humanos en Nicaragua, de acuerdo con el derecho internacional”, sentencia la OEA.
Al no votar en contra de Nicaragua, se puede considerar que Gustavo Petro podría impulsar acercamientos importantes con el régimen de Daniel Ortega. Días después de ganar la elecciones presidenciales de Colombia, Petro en entrevista con Cambio se refirió a la situación que atraviesa el país centroamericano.
“Nicaragua, por ejemplo. Quienes están presos en Nicaragua, y aquí ya me meto otra vez en camisa de 11 varas, son los que hicieron la revolución contra Somoza”, afirmó al medio de comunicación nacional.
Ortega, por su parte, felicitó a Petro tras el anuncio de su victoria en la segunda vuelta de las elecciones realizadas el 19 de junio. Ortega indicó que esperaba “seguir fortaleciendo una historia como nuestros pueblos merecen”.
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