Lo llamaban ‘Copete’, por la forma en que llevaba el cabello. Para cuando llegó al equipo, procedente de Portuguesa, ya tenía 32 años. Era un jugador recorrido. Había sido campeón del mundo con la selección de Brasil en 1958 y venía de ser ídolo en el Flamengo, club del que aún hoy es el segundo máximo goleador histórico. Tan solo lo supera Zico, otro extraterreste, con 508 goles.
Allí consiguió ganarlo todo. El triplete de los 50 fue una de las hazañas más recordadas del club en esos años. Ganaron de manera consecutiva los torneos del 53, del 54 y del 55.
En Suecia 58, estaba llamado a ser el hombre de confianza del DT Vicente Feola, y se habría ganado un puesto de lujo en la historia de los mundiales, de no ser por la lesión que le impidió jugar el torneo completo. Apenas pudo participar del primer juego de la fase de grupos. El destino decidió darle ese lugar a otro hombre, un joven de 17 años, un tal Pelé.
Brasil quedó campeón de ese mundial y el nacido en Maceió, en Alagoas, retornó con la medalla, pero con la desilución de no haber podido aportar lo suficiente para el título. Casi diez años después, arribó a Colombia para vestir la camiseta del Junior de Barranquilla.
Edvaldo Alves de Santa Rosa ‘Dida’ fue uno de los mejores jugadores extranjeros que pasó por el fútbol colombiano en la década del 60. Llegó a ‘La Arenosa’ en marzo de 1966, contratado por el entonces presidente del equipo, Arturo Fernández Renowitzky, que recién falleció en 2022 a los 91 años.
Dida firmó un contrato que le aseguraba un salario de cinco mil dólares mensuales, y mil más por buen desempeño, 100 dólares en premios por partidos ganados en casa y 150 por puntos obtenidos como visitante. Quien lo recibió como director técnico fue su compatriota Marinho Rodríguez de Oliveira y lo reunió con los otros brasileños del club: Benedicto Ferreyra ‘Escurinho’, Roberto Do Amaral y Othon Valentín. Luego llegarían Alberto Dacunha y Ayrton Batista Dos Santos.
Ese Junior fue el gran equipo del ascenso. Consiguieron un nivel de juego que hasta la fecha ha sido insuperable. Dida debutó ante Unión Magdalena en mayo de ese año y con el paso de los días, demostraría su enorme talento.
Junto a Antonio Rada, conformó una de las mejores delanteras que ha tenido el equipo ‘Tiburón’ en toda su historia. En las dos temporadas que estuvo con el club, Dida consiguió marcar 33 goles en 68 partidos disputados.
Antes de morir en 2014, el delantero colombiano dijo que Dida no fue solo el mejor jugador de la historia del Junior, sino que fue el mejor que vio hasta entonces. “Dida para mí representó mucho, como amigo y como compañero dentro de la cancha. De él aprendimos mucho, ya que tenía una vasta experiencia, había jugado el Mundial de Suecia y todos esos conocimientos los puso en práctica en el Junior. Tuvimos la fortuna de poder unificar, no solamente el criterio futbolístico, sino el pensamiento. En la cancha Dida y yo nos conocíamos de memoria y eso nos facilitaba conseguir los goles”, comentó.
Lo que más recuerdan los hinchas del equipo barranquillero de aquella época en la que Dida brillaba como Tiburón, es la elegancia de su juego y los tres goles de chilena que marcó mientras vistió de rojiblanco. El del 67, en el clásico ante el Unión, probablemente fue el más importante. Fue en cancha de los samarios. Quarentinha ejecutó en corto un tiro de esquina para Othon Valentín y este centró al área, sabiendo que allí estaría Dida. Apareció como un fantasma entre los defensores y pegó un salto prodigioso.
Aquel, probablemente, fue uno de los mejores goles que vio el portero Jaime Deluque en toda su vida. En ese entonces defendía el arco de Unión Magdalena. En conversación con El Heraldo, en una entrevista fechada en septiembre de 2015, el exfutbolista dice: “¡Uff! Fue un gol espectacular. Un tiro de esquina y Dida se levantó e hizo la chilena, me dejó sin reacción. Nunca pensé que haría eso, creía que le metería un cabezazo, ya que me amagó con la cabeza, pero de pronto se dio media vuelta y la enganchó en el ángulo izquierdo”.
Más tarde, Deluque sería el portero de Junior. Cuando llegó al equipo, en la década del 70, sus compañeros bromeaban con él a raíz del gol que le hizo Dida. “Una vez llegué a un restaurante y me pusieron la grabación. Incluso aquí en Santa Marta todavía hay quienes me ‘friegan’ la vida con ese gol, pero no les presto atención y me les voy (...) Ese golazo no lo he podido borrar de mi mente. A partir de ese momento Dida se convirtió en mi verdugo en el fútbol, me dejó marcado”.
Los otros dos goles de chilena se los marcó a Luis Largacha, arquero del América de Cali, en el estadio Romelio Martínez, y a Adolfo Riquelme, portero del Bucaramanga, en el estadio Alfonso López.
En ese año 67, Junior enfrentó al Benfica de Portugal en Barranquilla y qué par de nombres los que se llevaron los reflectores en aquel partido. Por un lado, Dida. Por el otro, un tal Eusebio.
Dida se marchó del Junior en el 68, debido a una tragedia que ocurrió en Brasil con su la mujer que cuidaba su casa. Su último partido fue ante el Deportivo Independiente Medellín, el 5 de noviembre de 1967. Ese día marcaría su último gol, tan solo 30 segundos después de haberse iniciado el encuentro.
Se retiró del fútbol profesional poco después de eso. Después fue entrenador y seleccionador de jugadores entre los 12 y 19 años en el Flamengo, el equipo de sus amores. En 1976 tuvo un breve paso como técnico del Taguatinga de Brasilia.
Nunca se olvidó de Barranquilla y siempre que se refería a esta ciudad sus palabras estaban cargadas de sentimiento. “Allá pasé dos de los años más hermosos de mi vida. Recibí el cariño de todos y fui feliz. Por eso, Barranquilla estuvo, está y estará siempre en mi corazón, hasta que me muera”, dijo en su momento.
En 1984, el periodista Fabio Poveda lo trajo de regreso a ‘La Arenosa’, en el marco de la celebración de los 10 años de su programa ‘Deporte Espectacular’. Ese año, Dida vino junto a Othon Valentín y Víctor Ephanor. La idea era jugar un partido de exhibición, pero Dida no pudo hacerlo por una lesión. En el banco, fue el más ovacionado por los hinchas.
‘Copete’ Dida falleció el 17 de septiembre de 2002, en Río de Janeiro, a los 68 años, a causa de una insuficiencia hepática y respiratoria. Dejó este mundo como uno de los futbolistas extranjeros más importantes en la historia del fútbol profesional colombiano. Aún hoy se le recuerda. El periodista Hernán Pelaez insiste en que, al lado de Vítor Ephanor, es de los mejores Cariocas vistos en el Romelio Martinez.
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