Este jueves 11 de agosto, luego de que Jhonatan Torres Campos confesara voluntariamente su responsabilidad en la desaparición y asesinato de su cuñada, la psicóloga Adriana Pinzón Castellanos, una juez especializado de Cundinamarca aceptó el preacuerdo entre él y la Fiscalía General de la Nación.
Asimismo, fue emitida una condena de 28 años de prisión, una multa de 779 salarios mínimos mensuales legales vigentes y una inhabilidad para ejercer funciones o derechos públicos durante 18 años, por los delitos de homicidio agravado y desaparición forzada.
La sentencia por los hechos, ocurridos el pasado 7 de junio, será leída el próximo 30 de agosto. Torres pidió perdón en un acto privado con las víctimas, explicó por qué cometió el crimen y aseguró que no tuvo cómplices. La Fiscalía hizo notar que esta no fue la primera versión de los hechos entregada por Torres.
“Nótese cómo en esta oportunidad se contradice frente a su versión inicial, destacándose que dio una versión a los familiares y otra a las autoridades, lo que denota el afán que tenía el mencionado de ocultar el paradero de la víctima y ocultar información sobre esta”, mencionó la Fiscalía en la sesión de este 11 de agosto.
Cabe recordar que desde el momento de la desaparición de Pinzón, la Fiscalía puso en marcha un plan para encontrarla. Comenzaron con los videos de las cámaras de seguridad del conjunto residencial donde vivía la psicóloga, en el municipio de Zipaquirá (Cundinamarca).
Allí se evidenció que Torres Campos, capturado el 15 de junio y ahora condenado, llegó a la edificación e ingresó al apartamento de la hoy fallecida.
Las grabaciones registraron que entre la tarde y noche, el hoy confeso asesino salió dos veces del predio con el carro de su cuñada. Primero salió con un morral negro; después, con bolsas plásticas pesadas que dejó en el baúl del automotor. Después, los peritos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) encontraron restos de sangre en una habitación y en otros puntos del apartamento.
Durante la investigación, un conocido de Torres le dijo a las autoridades que le había dado a guardar un maletín que tenía cuchillos con manchas de sangre, fotografías y documentos de Pinzón, incluida su licencia de conducir. El ente acusador pidió su captura y le imputó los delitos de homicidio agravado y desaparición forzada, que en un principio no aceptó. De todos modos, recibió medida de aseguramiento en un centro carcelario.
Finalmente, el pasado 23 de junio, el cuerpo de Adriana Pinzón fue hallado en la vereda Río Frío de Zipaquirá. Estaba en una zanja a un costado de una vía, oculto en cuatro bolsas plásticas industriales. Medicina Legal determinó que su cuerpo tenía algunas heridas ocasionadas con arma cortopunzante.
En la audiencia de este 11 de agosto, Torres dijo: “Me arrepiento mucho del acto que cometí. En su momento, entregaré (sic), haré lo posible por poder ayudar, como siempre he estado ayudando, a la Fiscalía en esclarecer los hechos”.
Además, explicó que el crimen lo cometió en un momento de “calor”: “Me acaloré y perdí el control de mí mismo. Lo lamento mucho. No fue nada económico, sino pasional”, confesó.
Dijo también que “no soy perfecto, como cualquier ser humano. Lo lamento mucho. Pero también pido por mi seguridad y por mi bien y que me sea respetado esto. Claro que soy consciente del acto que cometí, que pido perdón”.
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