Pintura –en distintos materiales y soportes–, graffiti, tatuaje y bodypaint de 18 mujeres artistas colombianas se expondrán en Sororidad, una exposición en la que, que con la curaduría de Natalia Cardona, se propone un espacio para reflexionar sobre de los constantes aportes de las mujeres al campo artístico colombiano.
A través de las obras de Karen Lamassonne, Lía García, Evelyn Tovar, Angie Vega, María del Pilar Cuellar, Mariana Gómez, Luz Helena Caballero, Lucia Gómez, Eva Celin, Pilar Buitrago, Jessica Zamora, Sandra Pertuz, Fabiana Peña, Yolanda Mesa, Leela, Badluck, Serah y Raven, la curaduría de la exposición busca evidenciar los intereses y preocupaciones, que a través de investigaciones en temáticas sociales, corporales, naturales, de género, estas artistas han enriquecido el lenguaje plástico colombiano.
La exposición se inaugurará el sábado 13 de agosto en el recientemente inaugurado Espacio Arte y Conexión / Tattoo DC Academy, ubicado en la transversal 27 #57-43 en Bogotá. La entrada es libre y, durante la inauguración, se realizará una intervención con esténcil en vivo a cargo de Leela, una de las artistas que participan en la muestra.
Sobre el papel de la mujer en el arte colombiano, la curadora Natalia Cardona escribe en el texto de la exposición que, si bien la participación de la mujer en medio artístico colombiano ha sido una constante desde el siglo XIX, su participación en los procesos de formación fue muy limitado y solo hasta 1904 las primeras mujeres fueron admitidas en la Escuela Nacional de Bellas Artes (hoy adscrita a la Universidad Nacional de Colombia).
Ahora bien, pese a que las mujeres pudieron acceder a la educación formal de las artes, no podían optar por cursar todas asignaturas, pues se les prohibía, por ejemplo, el asistir a las cátedras de anatomía o a las sesiones con modelo desnudo, pues atentaba contra la moral imperante en ese entonces.
De acuerdo con Cardona, “en las décadas de 1930 y 1950 las mujeres comenzamos a ser vistas como sujetos de derechos y en el discurso moderno liberal se comienza a hablar de la ‘mujer moderna’, comenzando así una participación más activa en la vida pública como ciudadana, ya en 1950 se abren nuevas carreras de artes en el país lo que permite el incremento de la profesionalización de las mujeres en las artes plásticas y la gestión cultural. Ya en los sesenta las mujeres habían conquistado importantes derechos que permitieron la apertura demás espacios y la exploración de otras formas de producir arte”.
Cardona también destaca como “a partir de finales de la década del 50 se comienzan a realizar algunas investigaciones y exposiciones sobre la mujer en el arte y las mujeres pintoras, de esta época vale destacar: la exposición Pintoras colombianas o residentes en Colombia organizada por Marta Traba (1957), el libro Pintoras Colombianas Contemporáneas escrito por Walter Engel (1959), Salón de Pintoras en la Sala de la Universidad de América (1959)”.
Hoy la situación, lejos de ser la ideal y si bien el interés en reivindicar el papel de la mujer en las prácticas artísticas, aún hay un gran camino por recorrer para que las artistas mujeres sean reconocidas en la historia del arte como lo merecen.
Al respecto, instituciones como el Banrepcultural (apéndice del Banco de la República encargado de la agenda cultural del banco), publicó en 2020, como los cita Cardona, una nota en la que reconocen que:
“De las casi 6.000 obras que conforman la Colección de Arte del Banco de la República solo el 8% fueron hechas por mujeres: conocemos apenas el trabajo de 512 artistas, ninguna anterior al siglo XIX”.
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