“La guerra contra las drogas llevó a los Estados a cometer crímenes y a evaporar el horizonte de la democracia”, sentenció Gustavo Petro el pasado 7 de agosto y le preguntó a los colombianos “¿vamos a esperar que otro millón de latinoamericanos caigan asesinados y que se eleven a 200.000 los muertos por sobredosis en Estados Unidos cada año? O más bien, cambiamos el fracaso por un éxito que permita que Colombia y Latinoamérica puedan vivir en paz!”.
Las palabras que dio el mandatario colombiano reafirmaron su postura con respecto a la política antidrogas que se ha venido implementado a nivel internacional; y que, de acuerdo con algunos expertos, ha fracasado, pues tras 40 años no lograr la disminución del tráfico de estupefacientes.
Incluso, de acuerdo con el reporte anual de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -Unodc-, pese a que en 2020 los cultivos de hoja de coca se redujeron 7%; en 2019 bajaron un 9% y en 2018, un 2,1%; por cada tonelada de hoja de coca, hoy se extraen 2,14 kilos de pasta base de cocaína, más que en el 2016, que se extraían 1,87 kilos.
La postura del nuevo gobierno impacto las relaciones con Estados Unidos, pues pese a que Joe Biden, anunció que seguirá prestando ayuda a Colombia en materia de lucha contra el tráfico de drogas. Los representantes del país norteamericano señalaron que había diferencias significativas en algunos puntos de interés y de relación entre los países.
“Obviamente, tenemos puntos que se traslapan en nuestras agendas y hay diferencias entendibles y diferencias que continuamos hablando y discutiendo de este trabajo”, manifestó Samantha Power; y agregó: “Lo que me parece claro aquí es que necesitamos hacer una discusión profunda en términos de detallar el programa que se va a ejecutar en conjunto”.
Tras esto, algunos especialistas han salido a explicar cómo se daría ese proceso. María Alejandra Vélez, directora del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas -Cesed- de la Universidad de los Andes, habló de con El Tiempo y mencionó que el primer pasó para hacer la transición es la legalización del Cannabis de uso recreativo. Un proyecto que ya se encuentran en el Congreso y está siendo impulsado por miembros del Pacto Histórico.
En el caso de la coca, sugiere se comience a trabajar en un plan a corto plazo para seguir la sustitución de cultivos, como se encuentra planteado en el acuerdo de paz firmado en el 2016: “Acá entraría una discusión pendiente sobre el programa nacional integral de sustitución de cultivos de uso ilícito -Pnis- para resolver la contradicción que generaría continuar con la sustitución si en un futuro viene la regulación de los cultivos de coca”, explicó la experta.
En este sentido, recordemos que el presidente ha sido enfático en que no volverá a la aspersión con glifosato que impulso la administración de Iván Duque y que, incluso, Naciones Unidas señaló en su momento era una opción no muy viable por las consecuencias a largo plazo que trae. Por lo que para poder atacar el narcotráfico, debería pensarse en la regulación a su vez de las drogas, pero en Colombia sigue siendo un tema que genera fuertes divisiones y que probablemente llevará tiempo; por lo que la solución más viable es impulsar a nivel internacional un acuerdo alrededor de la regulación y la transformación de la política contra la droga liderada por Estados Unidos.
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