En plena celebración de un nuevo aniversario de la fundación de Bogotá, encontramos un baúl con postales que nunca llegaron a su destino y las reproducimos tal como fueron halladas.
Un palacio afrancesado
“Marie:
Hace unos días llegué a Bogotá. El viaje estuvo bien y conseguí un hotel cerca al centro de la ciudad. Ayer salí a caminar y estuve en la plaza de Bolívar. Muy amplia, tapizada en ladrillos y una estatua de Simón Bolívar en la mitad. Hay muchos vendedores y fotógrafos. Me tomaron una imagen con palomas alrededor. El señor me decía que me pusiera maíz en las manos y me tomaba la foto, le dije que bueno, pero que quedara ese edificio que me recuerda algunas calles de los distritos centrales de París. Después me contaron que era la sede de la alcaldía y que su estilo es porque hubo un tiempo en el que en Bogotá quería ser como París.
La gente es muy amable y probé las obleas, son como crêpe crocante con dulce de leche y mermelada. Me gustó.
Espero verte pronto.
Un beso.
Olivier”.
Las espaldas de la catedral
“Pedro:
Mi querido amigo, te escribo desde Bogotá, llevo acá un par de días. El centro histórico de la ciudad es sorprendente, me duele el cuello de tanto mirar hacia arriba y ver las fachadas de las casas. Un guía me dijo que eran coloniales y que el barrio era de los más antiguos de la ciudad.
En Bogotá me encontré con Lucía, ella me llevó a un centro cultural y subimos a una terraza. ¡Estaba llena de plantas! Se ve la gran catedral que hay en la plaza de Bolívar y los techos de tejas de barro, según me dijo ella.
Se me acaba el espacio. Tienes que venir a conocer Bogotá, sé que te va a encantar.
Un abrazo.
Nawaf Al-Rifari”
La casa del fotógrafo
“Fernando:
Ya son dos meses en Bogotá.
Estoy acá investigando sobre fotografía documental.
Sé que dirás que estoy loco, que para qué estoy en esta ciudad en medio de la nada, pero vi la obra de un fotógrafo bogotano. Manuel H. Tiene unas fotos sorprendentes de una revuelta que hubo en la ciudad por allá en los cuarenta. Mataron a un candidato presidencial.
Te mando esta postal en la que se ve la casa de Manuel H. Rodríguez. Hace poco la restauraron y ahora hay una cafetería en la esquina. El café es muy bueno.
Me quedan dos semanas más acá, espero podamos vernos a mi regreso.
Vlodimir”.
Un ajiaco para Navidad
“¡Querida Salma! ¡Feliz Navidad!
Estoy en Bogotá de vacaciones.
¿Lo puedes creer?
Es una ciudad muy linda, pero rara, a veces llueve mucho en la mañana y en las tardes hace mucho sol. O al revés. Pero es muy linda.
Estuve en un restaurante tradicional. El ajiaco me encantó, es una sopa de papas y pollo, muy espesa y cremosa.
Una vez más, ¡feliz Navidad! Mándale mis abrazos y recuerdos a Baltazar.
Espero verlos pronto.
Satsuki”.
En una librería cabe el mundo
“Bastian:
Te escribo desde una librería. Estoy en Colombia, en Bogotá. Acá hay una calle llena de librerías y venden libros en las aceras. Te escribo desde Merlín, una casa que es una librería. Tres pisos de libros y perderse en ellos es perderse en anaqueles atiborrados de libros. Por la ventana se ve una calle y la gente caminando. Las ventanas están sucias pero se ve linda así.
Espero te guste la postal. Regreso en unas semanas. Te llamaré y vamos a almorzar, tenemos que hablar.
Grace“.
Una ciudad buena para el olvido
“Clementine:
Estoy devastada. Me divorcié de Philippe y cogí el primer avión al lugar más remoto que pude encontrar. Estoy en Bogotá, acá me recibió Ana María. Me ha llevado de fiesta y a conocer la ciudad. No me sacó a Philippe de la cabeza. Ayer salimos a caminar y pasamos por un edificio esquinero. En un local venden gofres y crêpes, son muy ricos y solo trabajan mujeres. Ana María, para distraerme me contó que en ese edificio quedaba uno de los diarios más tradicionales de Colombia.
Si sabes algo de Philippe no dudes en escribirme. Lo extraño mucho, pero no puedo perdonarlo. Esto no tiene marcha atrás.
Rachel“.
Los dos Gastones
“Gastón:
Hermanito, mi intercambio en Bogotá está siendo maravilloso. Mis compañeros de universidad son muy amables y me han enseñado la ciudad. Hay unos edificios muy lindos en el centro, así le dicen los bogotanos: “el centro”. Descubrí que hay varios edificios diseñados por un arquitecto que se llamaba Gastón LeLarge.
Te extraño mucho. Espero puedas venir a visitarme. Habla con mamá y me cuentas qué te dice.
Francesca“.
El palacio y su mercadillo
“Querido Antón, ya cumplí mis primeras dos semanas en Bogotá. Vamos, que han sido días duros, que no entiendo a la gente, especialmente cuando hablan muy rápido. Pero bueno, la comida es buena y las mujeres guapísimas. También hay algunos palacios muy guays, hay uno con un mercadillo enfrente. En la acera. También todo es muy sucio.
Pero bueno, te escribo para saludarte.
Supe de la muerte de tu aita. Maite debe estar destrozada. Mándale mis condolencias.
Que os vaya bien. Os veo en dos meses.
Iñaki”.
Un edificio escondido en sus detalles
“Alberto, estoy en casa de tus padres en Bogotá. Me han recibido muy bien y me hablan todo el tiempo de ti. Te adoran. Me dicen que los llames, que quieren verte. Les he dicho que el trabajo te tiene absorto y no te queda tiempo (la última vez que te cubro la espalda).
Con tu papá salimos a caminar hace unos días, me mostró varios edificios tradicionales en el centro de la ciudad, que contrastan con edificios más nuevos y sus arquitecturas se superponen, como un collage. Te reto, dime dónde es la foto de la postal. Escríbeme cuando lo hayas descubierto.
Un abrazo,
Jack”.
Botero, una casa y un museo
“Aghmeth, sigo tras mi pista tras la pintura impresionista. Hoy estoy en Bogotá, donde hay un museo con una donación que hizo el pintor Fernando Botero. Hay un Lautrec, una escultura y un boceto de Degas. También hay un Monet y un Pizarro, un Caillebotte, dos Renoir y un Sisley.
El museo es bellísimo, es una casa colonial que se adecuó como museo. También hay una muestra permanente en la que se ve cómo se acuñaban monedas cuando Colombia era una colonia de España. (Jajaja sí, ahora sé algo de la historia colombiana).
Te espero ver pronto, tal vez cuando te llegue la postal yo ya esté en casa. Felicia”.
*Los textos acá reproducidos son producto de la ficción. Cualquier coincidencia con la realidad es simple coincidencia.
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