“Si Victoria un día decide abortar le diré: No eres delincuente, no eres criminal, cuando tenías meses aprobaron la sentencia C-055, avanzamos en el camino a tu autonomía”, se lee en el relato de la escritora Tania Gatnisky, en la que se refiere a la despenalización del aborto en Colombia.
El pasado 21 de febrero se logró un fallo histórico: la Corte Constitucional decidió despenalizar el aborto en Colombia hasta la semana 24 de gestación. A pesar del logro, la lucha de las mujeres por sus derechos sexuales y reproductivos no termina y hay organizaciones que velan porque esa victoria no se caiga, para que la sentencia C-055 de 2022 no solo se mantenga, sino que también se cumpla.
La decisión del alto tribunal se dio después de revisar por casi dos años una demanda que presentó el Movimiento Causa Justa, cuya organización principal —que es como su columna vertebral— es la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres. “Es un colectivo feminista conformado por organizaciones y personas que defendemos los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, especialmente el derecho al aborto en todas las circunstancias”, explicó Laura Castro González, coordinadora de la Mesa, en entrevista con Infobae Colombia.
Mujeres Imparables: el proyecto transmedia
Desde 2018, la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres empezó a realizar un proyecto artístico transmedia con el objetivo de hablar, a través de otras narrativas, sobre la despenalización social del aborto en Colombia. La primera versión se hizo con el propósito de recoger la experiencia de la entidad durante 20 años de trabajo.
“Tomamos testimonios de mujeres que hemos acompañado y que han enfrentado barreras de acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)”, señaló Castro para este medio. En esta tercera versión no solo aparecen las historias de quienes han afrontado esas dificultades, sino también las de aquellas “que hicieron parte del proyecto y la iniciativa de Causa Justa”.
“Siempre me sentí feminista. Cuando era apenas una joven estudiante de medicina, ya tenía conciencia de la injusticia hacia las mujeres y me acompañaba una indignación constante. El feminismo fue lo que me ayudó a ponerle nombre a ese sentimiento”, así inició el relato de Margarita Rosa de Francisco. Aunque la narrativa no corresponde a una historia personal, sino a la de una de las cofundadoras de la Mesa: Ana Cristina González.
Laura Castro explicó cómo fue ese proceso para la reconocida actriz: “La historia detrás de ese relato es muy bonita porque Margarita recibió un texto en el que ella tampoco sabía que estaba escribiendo sobre Ana Cristina. Por la trayectoria uno lo termina deduciendo”. Fue González precisamente la activista colombiana que la revista Time reconoció como una de 100 personas más influyentes del 2022 en el mundo.
La tercera versión de Mujeres Imparables
A las 6:00 de la tarde del jueves 4 de agosto, la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres realizó un evento en el que presentó los relatos acompañados de las ilustraciones que cuentan las barreras a las que se enfrentan las mujeres a la hora de acceder a la IVE.
Entre las sorpresas de la exposición estuvo el homenaje que le hicieron a otras dos cofundadoras de la Mesa: Florence Thomas y Beatriz Quintero. Desde 1998, junto con Ana Cristina González, Cristina Villarreal y María Isabel Plata, empezaron los cimientos de lo que hoy ha desembocado en una ola feminista en Colombia.
En el encuentro presentaron un audio del texto que Margarita Rosa de Francisco lee: ‘La Queen de mi Causa’ sobre Ana Cristina: “Me he preguntado muchas veces si estar alegre frente a una decisión como el derecho al aborto podría ser visto como algo contradictorio. Hoy me respondo a mí misma que no estábamos contentas por el aborto, sino por la conquista de la libertad”.
Las escritoras que participaron fueron Margarita Rosa de Francisco, Vanessa Londoño, Tania Ganitsky, Andrea Salgado, Lina Parra y Juliana Restrepo, junto con el autor Juan Diego Mejía, quien brindó una perspectiva desde la empatía que puede tener un hombre. Mientras que las ilustraciones las hicieron Paula Kitaen, Ximena Arias, Nandy Mondragón, Natalie Rocha, Sol Trejos, Angélica Olmoz y Luisa Castellanos.
Aquí puede ver todos los relatos de la tercera versión de Mujeres Imparables.
La despenalización social: una lucha constante
“La luz entra con fuerza a mi vida, a veces tanto que me hiere, pero es mucho mejor así”, narró Andrea Salgado como si quitara un velo, una cortina gigante y por fin pudiera ver la importancia de la despenalización social del aborto.
Según Castro, este es uno de los mayores retos cuando se trata del respeto y la garantías a la IVE: “Consiste en derribar y erradicar todos esos tabúes, esos prejuicios y esos estigmas que existen frente a la práctica del aborto y que en muchas ocasiones son la primera barrera que enfrentan las mujeres”.
Quienes las viven tienen miedo de salir de sus casas “para tomar esta decisión, de compartir con su compañero o sus amigas el proceso por el que está pasando”. Mujeres Imparables es un proyecto precisamente para generar una mayor sensibilización y empatía con quienes deciden abortar. “Eso significa reconocer todos los factores socioculturales de nuestros contextos”, agregó Castro.
La culpa es uno de esos factores. Lina Parra, en el relato ‘Penumbra’, lo expone muy bien: “Le cuesta todavía nombrar eso que hizo, el peso de las decisiones no se acaba cuando son tomadas. Tal vez pueda explicarle a su hija en un futuro que hay cosas que se hacen con dolor, pero con amor y certeza”.
Y es que las madres también hace parte de los relatos. Laura Castro indicó que muchas mujeres que deciden practicarse la IVE “lo hacen con plena conciencia, también de poder brindar mejores proyectos de vida a los hijos e hijas que ya tiene”. El hecho de abortar incluye a las madres como uno de los tantos roles que asumen las mujeres y empatizar con esa culpa es mejor que no contarla nunca.
Estas historias no son más que el reflejo de algo que no se tumba con el fallo de la Corte: toda la estigmatización que hay detrás del aborto. La importancia de trabajar en derribar esas barreras socioculturales es una tarea de todas, y Margarita Rosa de Francisco no olvidó contar eso en su relato.
― El reconocimiento de derechos ––en el papel–– solamente se va a sostener si todas las mujeres lo vuelven una realidad en sus vidas, y esa es la transformación cultural a la que tienen que aspirar.
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