El pasado domingo 31 de julio el conflicto armado colombiano volvió a mostrar su cara más brutal, dos masacres: una en La Unión (Valle del Cauca) y otra en Barbacoas (Nariño), y se conoció el homicidio de la lideresa indígena María Verónica Pai Cabeza, quien completaba seis meses de embarazo.
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) informó que la mujer fue ultimada con arma de fuego en la vereda Vaquerío, en el corregimiento de Llorente, del mencionado municipio nariñense. Allí, el cuerpo sin vida de la mujer indígena fue abandonado en plena vía pública.
En Indepaz indicaron que Pai Cabeza se desempeñaba como lideresa en el resguardo Piguambi Palangala, que forma parte de la comunidad awá en Nariño.
En la cuenta oficial de Twitter de esa ONG publicaron un comunicado de ese territorio del pueblo ancestral en que manifestaban el dolor y la indignación por este crimen, a través de un crudo relato de lo ocurrido.
“Vemos con impotencia como se extingue la vida de nuestros niños aún en el vientre de sus madres, como ocurrió con el homicidio plagado de sevicia de la compañera (...) a quien manos criminales le cegaron la vida junto con la de su pequeño hijo de tan solo seis meses de gestación e impidiendo que la comunidad la pudiera socorrer. De esta forma lenta y agonizante, por la perdida de sangre, se apagó la vida de madre e hijo a causa de los cinco impactos de bala (que le propinaron)”, describieron en el comunicado.
Este deleznable homicidio ocurrió el mismo día en que en Barbacoas (Nariño) se reportara la masacre de otros cuatro indígenas awá.
De hecho sobre este múltiple homicidio, se conoció un escalofriante video, que se conoció el lunes, en el que quedó registrado el momento en que un grupo de hombres armados ataca con ráfagas de fusil a un grupo de personas, de las que resultaron cuatro muertas, el pasado domingo 31 de julio en el corregimiento de Altaquer, zona rural de Barbacoas (Nariño), en el suroccidente de Colombia.
En la grabación, que realizó una de las cámaras de seguridad de un establecimiento contiguo en el que ocurrió la masacre, se ve cuando cuatro hombres armados abren fuego sin mediar palabra en contra del establecimiento en el que se encontraban las víctimas.
Los asesinos llegan en un furgón marca Toyota de color negro y uno de ellos desciende con una pistola con la que dispara inicialmente, posteriormente se baja otro criminal que da una primera ráfaga de fusil, luego se baja otro más también con arma larga y la acciona, y finalmente llega un tercer hombre con fusil que los remata. La inclemente incursión les toma unos 20 segundos.
La otra masacre se reportó en La Unión (Valle del Cauca), donde cinco personas fueron asesinadas cuando departían en la madrugada, afuera de la vivienda en la que residían, en el barrio La Ciudadela Grajales.
Ellos se encontraban pernoctando tras llegar de un establecimiento nocturno y justo ahí llegó un grupo de hombres armados que abrió fuego en su contra.
También se habla de más personas que resultaron afectadas y que se encuentran siendo atendidas en un centro asistencial cercano al lugar de los hechos.
“Los cuatro heridos fueron llevaros al hospital municipal Gonzalo Contreras. Por la gravedad de las heridas, uno de ellos fue remitido probablemente a Tuluá, mientras que los otros están en una condición estable”, afirmó a la revista Semana el alcalde del municipio de La Unión, William Palomino.
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