Ante el plan pistola anunciado por el Clan del Golfo, también conocido como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), la vida de los policías está en riesgo. El pasado 31 de julio, el patrullero Mario Fernando Guerrero Basante fue asesinado tras recibir una serie de disparos en Villa Rica, al norte del departamento del Cauca. Las autoridades están investigando si el grupo paramilitar es el responsable del homicidio.
Según informó Blu Radio, Guerrero vestía de civil debido a que saldría a cumplir con su periodo de vacaciones este 1 de agosto. Después de cumplir con todas sus labores en la estación de Policía de Villa Rica, fue a un establecimiento comercial y justo cuando compraba una bebida fue atacado. Sobre las 8:20 de la noche, las autoridades encontraron su cuerpo con varios impactos de bala.
“El uniformado salió de las instalaciones policiales en traje de civil a ingerir bebidas embriagantes en el establecimiento abierto al público de razón social TM Pacífico”, explicó la Policía de la zona. Después de que ingresara al establecimiento comercial, “llegaron dos sujetos y le dispararon en repetidas ocasiones”, agregó.
Mario Guerrero era oriundo de Pasto, llevaba siete años trabajando con la Policía Nacional y tenía 26 años. El uniformado había llegado a la estación de Villa Rica hace 17 meses. Por otro lado, las autoridades están determinando si los responsables detrás de su asesinato son el Clan del Golfo, pues en esta zona del Cauca hay una mayor presencia de las disidencias de la extinta guerrilla de las Farc.
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El plan pistola del Clan del Golfo
Si bien al Clan del Golfo se le han atribuido la mayor parte de los ataques en contra de la fuerza pública, en el plan pistola también estarían involucradas las disidencias de las Farc. La Policía Nacional reportó 36 muertes de uniformados en lo corrido de 2022, y 15 de ellas se las atribuyen al grupo paramilitar.
Esta práctica recuerda las acciones cometidas por el narcotraficante Pablo Escobar en la década de los 90, cuando le declaró la guerra al Estado colombiano. Entre agosto de 1989 y 1990, las agresiones ordenadas por el capo cobraron la vida de 400 policías en el departamento de Antioquia.
Ahora, las cabezas de los uniformados vuelven a tener un precio no solo en Antioquia, sino en cerca de 200 municipios de Colombia. Además, la razón detrás de los ataques es diferente a la de Pablo Escobar: el Clan del Golfo anunció desde mayo represalias después de la extradición a Estados Unidos del cabecilla de ese grupo paramilitar, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, y su hermana Nini Johana Úsuga.
De acuerdo con lo que dicen las autoridades, este plan pistola tendría como objetivo poner en evidencia la inconformidad que tienen aquellas estructuras criminales con las acciones de las autoridades que los han golpeado directamente. Inicialmente, estaban pagando entre dos y cinco millones de pesos por asesinar a los uniformados; sin embargo, el ministro de Defensa, Diego Molano, confirmó que la cifra había crecido considerablemente.
“A todos aquellos que se han atrevido a poner precio a la vida de un héroe, les advertimos que los vamos a perseguir hasta el último momento de este gobierno para capturarlos y judicializarlos”, señaló el jefe de esa cartera. Además, indicó que serían cabecillas de las AGC los que estarían detrás de las órdenes violentas, como Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias “Chiquito Malo”.
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