Lo que inició como un sueño para José Gregorio Flórez y Angie Gutiérrez Aguilar, una pareja de venezolanos que residía en Cartagena, terminó siendo una tragedia. Los jóvenes murieron cuando intentaban llegar a Estados Unidos.
En la búsqueda de oportunidades para tener un mejor futuro, José Gregorio Flórez, de 30 años, decidió migrar hacia Colombia hace unos cinco años. La crisis social económica que aún azota al país vecino lo llevó a abandonar su tierra con la esperanza de tener mejor suerte en otro país.
Ya estando en Colombia se radicó en Cartagena. José Gregorio Flórez vivía en el barrio San José de los Campanos junto con su compañera sentimental Angie Gutiérrez. Desde allí, decidieron una vez más partir hacia otro país con el fin de encontrar mejores oportunidades.
Con una maleta llena de sueños, como lo relataron los familiares de las víctimas, la pareja salió de Cartagena en mayo de este año.
En busca de cumplir el sueño americano los venezolanos llegaron gasta Bogotá, posteriormente se dirigieron a Panama y luego a Honduras. Los jóvenes estuvieron varios días internados en las húmedas y peligrosas selvas que eran un paso obligado para llegar hasta México y cruzar la frontera.
Durante la dura travesía Jorge y Angie mantuvieron comunicación con sus familiares. Casi un mes estuvieron recorriendo el camino que creían los llevaría a cumplir su sueño.
La última llamada
El pasado 24 de junio fue la última vez que la pareja se comunicó con su familia. De acuerdo con un hermano de Flórez, que fue entrevistado por El Tiempo, ese día el joven llamó para avisar que ya estaban en territorio mexicano.
Según la información del medio mencionado, en la llamada el joven de 30 años le aseguró a sus familiares que estaban a punto de cruzar la frontera.
“La última vez que hablamos ya estaban en México, fue el 24 de junio cuando me llama y me dice: «Ya vamos a cruzar oren por mi, los amo»”, relató el familiar de Flórez en la entrevista.
Después de la llamada no se supo nada más de la pareja. Sus familiares guardaban la esperanza de que estuvieran bien, en Estados Unidos, únicamente incomunicados. Sin embargo, el sueño se había apagado por una mala jugada del destino cuando los jóvenes atravesaban un afluente.
Para salir de territorio mexicano y al pisar suelo norteamericano, los migrantes deben atravesar el Río Bravo. Quienes han logrado pasar el afluente aseguran que en ocasiones son aguas calmadas, que no pasan el nivel de las rodillas.
Sin embargo, luego de las siete de la noche se abren una compuertas que generan un aumento importante en los niveles del agua y, a su vez, fuertes corrientes que pueden arrastrar a las personas que intentan cruzar hacia los Estados Unidos.
Lamentablemente esa fue la suerte que corrió la pareja residente en Cartagena. Según varios medios colombianos y venezolanos, los jóvenes se acercaron al río pasadas las siete de la noche, es decir, cuando las compuertas ya estaba abiertas.
De acuerdo con las versiones de esta tragedia, Angie Gutiérrez Aguilar se resbaló y una fuerte corriente la arrastró. Su pareja, en medio de la angustia, decidió saltar tras de ella para intentar salvarla, pero contrario a eso, ambos encontraron la muerte.
El fatídico mensaje que confirmó la muerte de los jóvenes
Tras varios días de angustia por no recibir ningún tipo de razón sobre los jóvenes que pretendían llegar a Estados Unidos, los familiares de las víctimas entablaron comunicación con el ‘coyote’ que al parecer los estaba ayudando a cruzar la frontera.
“Su hermano se ahogó. La esposa se resbaló de una de las piedras y cayó al río Bravo. Su hermano se lanzó a salvarla y se los llevó la corriente”, fue el corto pero contundente mensaje que le dio el hombre a una hermana de Flórez.
La espera por una razón sobre el estado de la pareja terminó, pero no como lo tenían planeado ellos mismos y sus seres queridos.
En la corriente del peligroso río quedaron los sueños de llegar a Estados Unidos, de comprar una casa para la mamá de Jorge y muchos más.
La falta de recursos económicos no permitieron que el cuerpo de Flórez, que fue el único que encontraron, fuera repatriado. Por eso, los seres queridos y allegados de la pareja realizaron un sentido homenaje para despedirlos simbólicamente desde Cartagena, donde pasaron sus últimos años de vida.
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