Este 28 de julio se cumple un mes del trágico incendio en la cárcel municipal de Tuluá, en Valle del Cauca. A pesar del tiempo que ha pasado, el número de fallecidos sigue aumentando, pues este jueves falleció otro de los reclusos afectados, dejando un saldo de 57 víctimas mortales.
Cuando sucedió el incendio se reportaron 27 heridos, de los cuales varios han perdido la vida. El caso más reciente es el del recluso de 33 años, John Anderson Coque, quien falleció en el Hospital Tomás Uribe Uribe. El interno estaba en Unidad Cuidados Intensivos (UCI) después de sufrir graves lesiones por la conflagración en el centro penitenciario.
El pasado 27 de julio también murió otro recluso: Juan David Ceballos, un joven caleño de 20 años. El preso tuvo varias cirugías debido a que el incendio le provocó graves lesiones cerebrales y un trauma craneoencefálico. Los reportes indicaron que en el centro hospitalario realizaron un procedimiento de urgencia, pero el paciente no logró sobrevivir.
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Las razones detrás del incendio
El Espectador informó que realmente el incendio no provocó un motón, sino un enfrentamiento entre dos reclusos del pabellón 8 por el poder dentro del centro carcelario. El ministro de Justicia, Wilson Ruiz, confirmó esta versión asegurando que “fue una discusión de internos que termina generando la conflagración”.
La disputa habría sido entre alias Brai, quien llevaba dos meses en la cárcel, y alias Miller, que tenía el poder dentro del centro carcelario. Lo que se presume es que en la noche de 27 de junio, el grupo de alias Brai “rompió las planchas de concreto que servían de cama y comenzaron a lanzar trozos contra el otro bando”, explicó El Espectador. El grupo de Miller respondió de la misma manera y su resultado es el que ya se conoce: el trágico incendio.
Si bien la conflagración fue provocada por la quema de los colchones, la Procuraduría General de la Nación aún está indagando si el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) cumplió con las especificaciones técnicas que requieren los equipamientos de la prisión. El posible incumplimiento de la normatividad de los equipamientos habría catalizado la tragedia.
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El delegado de Derechos Humanos de la Procuraduría, Javier Augusto Sarmiento, explicó ante Noticias Uno que están “verificando si —en la cárcel— contaban con extintores, como aspersores de agua y todo el sistema de emergencias”. Además, recordó que la estructura en Tuluá data de 1972, “es bastante antigua y al parecer no contaba con todos los elementos como lo indica la normatividad”, agregó.
Sarmiento detalló que existen unos manuales específicos en el Inpec y la Unidad Nacional de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) que indican el tipo de mobiliario con el que debe contar la cárcel. Asimismo, afirmó que la entidad puso la lupa sobre los colchones: “deben contar con unas especificaciones técnicas muy precisas. Eso existe una ficha en la unidad de servicios para inventario y aquí no se pudo recopilar nada”.
Ante la emergencia, el Inpec trasladó a los reclusos del pabellón 8, 9, 10 y 11 por el riesgo de la infraestructura. En los centros médicos de Tuluá y Cali todavía permanecen cuatro internos hospitalizados y uno está en Unidades de Cuidado Intensivo (UCI).
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