Claves para abordar el volumen “No matarás” del Informe Final de la Comisión de la Verdad

El texto tiene voces de las víctimas y otra desde el poder: negociadores, congresistas, expresidentes y actores del conflicto hacen parte del nuevo apartado del informe

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Claves para abordar el volumen
Claves para abordar el volumen “No matarás” del Informe Final de la Comisión de la Verdad.

La comisionada Marta Ruiz compartió algunos elementos claves de lo que contiene el volumen referente a la narrativa histórica en el Informe Final denominado “No matarás. Relato histórico del conflicto armado interno en Colombia”.

Los aspectos claves que sintetizan el sentido de esta narrativa se basan en dos puntos, por un lado, expone que la paz se manifiesta en momentos de apertura democrática, y, por otro lado, indica que la guerra no es un continuum de violencias.

De acuerdo con la explicación de la comisionada, el objetivo del volumen es dar un contexto amplio y unir piezas del relato del conflicto armado colombiano; es decir, cuáles fueron los factores centrales en el corazón de la guerra en Colombia.

<b>Contexto histórico</b>

Como aspecto clave, el periodo de análisis comienza en 1958, con el Frente Nacional “como un paraguas de la violencia bipartidista y la violencia insurgente y contrainsurgente”, expone la comisionada. Sin embargo, dice, hay un énfasis en el origen político y social del conflicto y se tratarán, por lo tanto, los antecedentes de 1958 en este capítulo.

En el periodo de análisis entre 1958-1978 se habla de una guerra que aún no es guerra. Es en 1978 cuando se conforma la masa crítica del proyecto revolucionario de las guerrillas y coincide con el marco internacional de la Guerra Fría. Siguiendo al periodo de la década de los 80, se habla de un proceso fuerte de democratización; el proyecto de paz de Belisario Betancourt y el doble juego de los actores: el narcotráfico como motor de la violencia de las guerrillas y el proyecto paramilitar.

Posteriormente, en los años 90 el enfoque es la Constituyente. “¿Por qué cuatro años después de este hito estábamos nuevamente en conflicto?”, se pregunta en este volumen, y devela que es una década explicativa del entramado del narcotráfico y su financiación de la política, adicional a esto se explica cómo en la guerra la disputa por el territorio es central, en este mismo periodo exponen el proceso de paz de Pastrana y la forma de como la apertura democrática se va cerrando con violencia.

El gran cierre del contexto histórico es 2002, cuando la palabra paz queda proscrita. “Se hace un desarrollo muy político del gobierno de Uribe, pero es clave entender que la intención es hacer una lectura de todos los gobiernos desde Belisario”, indica Ruiz.

También se cuenta con una explicación de hechos históricos que hacen que los actores persistan en la guerra, con la importante anotación de que no está basado sólo en voces de las víctimas, sino también una voz desde el poder (comisionados de paz, congresistas, expresidentes, actores del conflicto).

Se contrastan las posiciones y lecturas distintas de los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos sobre las negociaciones y cómo terminar la guerra:

“Se evidencia una paradoja sobre la elección de Álvaro Uribe con un proyecto de guerra en 2002 y la izquierda con triunfos políticos importantes, como la elección de Luis Eduardo Garzón en Bogotá, y los votos obtenidos por el candidato Carlos Gaviria en 2006″, explica sobre este volumen Marta Ruiz.

Finalmente, la comisionada dice que el mensaje que se pretende lograr con esta narrativa es de carácter pacifista, de esperanza, enfocado en la capacidad de la sociedad civil y la paz como un elemento luminoso.

“Una conclusión de este volumen podría decir que la guerra por el poder del Estado terminó, teniendo en cuenta que actualmente hay cinco conflictos armados vigentes, pero en ninguno de los actores se evidencia una lucha por crear otro Estado”, afirma.

Dos síntesis adicionales expuestas por Marta Ruiz serían: no se puede afirmar que la guerra es igual en la actualidad a la que se presentó en décadas pasadas, y no se puede hacer una lectura monolítica del Estado. Además, manifiesta que hay que tener en cuenta que esta narrativa también resaltan los aspectos positivos durante los distintos gobiernos.

El balance general es que, en medio de todo, con una democracia colombiana restringida, se ha recorrido un gran camino. “La defensa de la paz ha servido para fomentar la democracia”, enfatiza la comisionada.

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