Corte Constitucional de Colombia y Corte Suprema están enfrentadas por el caso de un policía acusado de homicidio

Los dos tribunalees más importantes en materia jurídica tienen una batalla por la decisión de la preclusión de un caso, cuyo término se excedió por lo que una le solicitó a la otra que anule la sentencia.

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Foto de archivo. Una pared
Foto de archivo. Una pared con la frase tallada que dice "Corte Suprema de Justicia, Corte Constitucional" se ve en la fachada del Palacio de Justicia en Bogotá, Colombia, 10 de septiembre, 2019. REUTERS/Luisa González

Un policía, Ariosto Orozco, fue acusado y procesado por homicidio, en primera instancia, el fallo decidió absolverlo, pero, en el año 2012 el Tribunal Militar decidió tumbar la determinación y lo condenó a 6 años de prisión, apartándolo del cargo y reviviendo un caso que para ese momento ya tenía más de 5 años. El uniformado decidió apelar y su caso terminó ante la sala de casación de la Corte Suprema de Justicia, instancia que hasta el 2019, un año después que terminará la pena impuesta por el Tribunal Militar, decidió reafirmar la imputación, desestimando la solicitud que reseñaba que el caso ya había precluido. Pues la Corte Constitucional decidió darle la razón a Ariosto y ordena que la situación precluya.

Ariosto Orozco Fontalvo era un agente de Policía que acudió al llamado de una alteración en el orden público, al llegar al epicentro del desmán, en el municipio San José del Saco, en el departamento del Atlántico, en confusos hechos accionó su arma, lo que le ocasionó la muerte a un hombre, motivo por el cual al uniformado se le abrió un proceso judicial.

Los hechos que ocurrieron hacia el año 2005, en primera instancia, no fueron causales de algún proceso judicial, Ariosto fue absuelto, pero, en el 2012 el Tribunal Superior Militar decidió retomar el caso, lo que reversó el fallo inicial y decidió condenarlo a 6 años de prisión.

En ese momento el uniformado decidió apelar el caso ante la Corte Suprema de Justicia, alegando que los términos se habían vencido, pero no fue sino hasta el 2019 que la sala de casación dio respuesta, reafirmando la decisión del tribunal, la cual ya había superado el tiempo condenatorio, y lógicamente había excedido los tiempos de respuesta legales.

Pues Ariosto siguió en su defensa y entuteló a la Corte Constitucional, por lo que el caso pasó a la Corte Suprema, alegando que hace más de 14 años se había resuelto el caso, por lo que ya había prescrito.

“La Corte Constitucional desconoció las reglas de su propia jurisprudencia, según la cual cuando se trata de una tutela contra una sentencia judicial de una Alta Corte, dado su carácter excepcionalísimo, la solución se debe limitar a los cargos propuestos en la demanda de tutela, sin que sea posible manifestarse sobre aspectos que no fueron alegados”, explica la Corte Suprema.

Mediante la sentencia SU-126 de 2022 la Sala Plena de la Corte Suprema, representada por el presidente de la Sala de Casación Penal, Fabio Ospina Garzón, le pide a la Constitucional que anule el caso, pues se desconoció el principio e subsariedad, toda vez que se ignorara la tutela y el peso jurídico que esta tiene.

“Dado el peso, la relevancia y el impacto que tiene para el ordenamiento jurídico y para la sociedad en general que una decisión de una Alta Corporación sea dejada sin efectos por parte de la Corte Constitucional”, la Sala de Casación Penal propuso que “siempre que una sentencia de un máximo tribunal, y en particular de esta Sala, sea seleccionada para revisión por parte de la Corte Constitucional, en aplicación del Acuerdo 02 de 2015 y el núcleo duro de la discusión se centre en la posibilidad de redefinir o variar el contenido de alguna línea jurisprudencial vigente para el órgano de cierre correspondiente, se permita a la corporación que profirió la decisión pronunciarse como un cuerpo en sede de revisión sobre la historia, la justificación argumentativa y la validez jurídica de la jurisprudencia que está siendo objeto de análisis ante la Corte Constitucional”.

Este hecho que no tiene precedentes, o al menos no muy dicientes, enfrenta a los tribunales penales más importantes del país, pero que, para el caso, pide la preclusión de un caso que lleva casi dos décadas.

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