Mató a su padre, padeció la muerte de su hija y se convirtió en ídolo, la trágica carrera al éxito de Darío Gómez, “El rey del despecho”

En la noche de este martes 26 de julio, el cantante popular Darío Gómez llegó sin signos vitales a la clínica Las Américas en Medellín.

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Cantante de música popular, Darío Gómez. | FOTO: Colprensa
Cantante de música popular, Darío Gómez. | FOTO: Colprensa

La muerte del cantante popular, Darío Gómez, tomó a todos por sorpresa en la noche de este martes 26 de julio, cuando llegó sin signos vitales al a la clínica Las Américas de la ciudad de Medellín a pesar de los intentos de reanimación a las 7 y 31 p.m. Allegados al artista afirmaron que él sufrió colapso súbito en su hogar.

“El rey de despecho”, como era conocido en la industria musical y por los colombianos, llegó al mundo el 6 de febrero de 1951, en un humilde hogar de campesinos en San Jerónimo, en el departamento de Antioquia. Allí, un joven Darío se crió entre las labores de agricultura y la ruralidad de este municipio antioqueño.

A los 14 años, Darío Gómez empezó a componer, lo que le ayudó a descubrir y cultivar su talento para cantar. Su primera composición fue “La Casita Vieja”, que salió en sus años de estudio.

Al pasar de los años tuvo trabajos como el de mecánico, con el fin de sostenerse económicamente mientras incursionaba en el canto; finalmente tomó la decisión de mudarse a la vereda Los Cedros, dejando atrás a sus doce hermanos y a sus padres, algo que no fue fácil para él, pero que lo hacía persiguiendo su sueño.

Darío Gómez se aventuró a buscar oportunidades en el canto en Medellín, luego llegó a la capital quindiana -Armenia- e incluso fue hasta Venezuela a probar suerte.

La vida le sonrió cuando por fin aterrizó en una plataforma que le podría ayudar a cumplir su sueño: Codiscos, casi al inicio de los años ochentas. Allí se dieron cuenta del talento de Darío Gómez, habían cosas que trabajar, pero no negaban su destreza para el canto, fue entonces cuando le permitieron grabar con su hermano Heriberto un dúo, se hicieron llamar “Los Legendarios”.

Contradictoriamente, el dúo empezó a ver los resultados de su trabajo y talento por cuenta de una canción llamada “Segundo Rosero Ángel Perdido”, compuesta para su hermana Rosángela Ángel tras su muerte. Se afirma que el sencillo logró vender más de medio millón de copias en medio de la tristeza por la perdida de este ser querido. La agrupación tuvo una vigencia desde 1977 a 1982.

También Darío Gómez se convirtió en director artístico de Codiscos, buscó incursionar en la parranda y cambió el nombre de la agrupación a “Los Viejitos Verdes”.

En 1985 “El rey del despecho” debutó como solista y se emancipó de Codiscos y fundó su propia compañía discográfica, llamada Discos Dago. Bajo esta marca se encargó de catapultarse con canciones al desamor, despecho y el desamor.

El éxito por él cual hoy en día se le recuerda llegó en el año de 1989 con “Nadie es eterno en el mundo”, en el disco llamado Nuestro Ídolo.

Luego se posicionó como el artista a escuchar en cantinas y bares por cuenta del contenido de sus canciones de despecho como lo son “Entre comillas”, “Sobreviviré”, “Corazonada”, “La tirana”, “Daniela”, “Me río de ti” y “Mi renuncia”.

Darío Gómez fue hijo Luz Dary Gómez Pineda y Jorge Armando Gómez Arcila, a quien confesó haber matado por accidente.

Se casó con Olga Lucía Arcila, con ella duró más de 30 años; después tuvo varias parejas. Dejó seis hijos: Lady, Kely, Walter, Luz Dary, Jorge y Wílmar. A una de sus nietas, llamada Daniela, a quien dedicó uno de sus principales éxitos.

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