La Jurisdicción Especial de Paz (JEP) reveló que varios militares asesinaron al subteniente Jesús Suárez Caro por negarse a matar civiles para hacerlos pasar como guerrilleros, es decir, convertirlos en los llamados falsos positivos. Los hechos ocurrieron en Dabeiba, Antioquia.
El suceso ocurrió entre 1997 y 2007, donde Suárez fue dado de baja por sus propios compañeros, quienes la emprendieron en su contra por negarse a cometer uno de los crímenes más reprochables del conflicto amado colombiano, que se postergó por más de 50 años en Colombia.
“El subteniente Jesús Suárez Caro fue víctima de un atentado que le costó la vida por parte de sus propias tropas, en el marco de una situación de combate y siendo uno de los propósitos del comandante generar terror en el seno del BCG-79 e intimidar a quienes quisieran oponerse o desvincularse de la empresa criminal”, señaló la JEP.
Esto se conoce luego de que el tribunal de paz imputó cargos a 10 exmilitares que cometieron, al menos, 46 asesinatos de esta índole en el citado periodo de tiempo en territorio antioqueño. La mayoría de estos casos ocurrieron en el Batallón Contraguerrillas 79 en Dabeiba.
Otros de los hechos que los militares vinculados reconocieron fue el de un joven, al que las autoridades identificaron como Edison Lexander Lezcano, quien falleció a manos de los uniformados de esa dependencia del Ejército Nacional y que hacían parte de la Brigada IV de las Fuerzas Militares y que era dirigida por el hoy investigado y polémico Mario Montoya Uribe.
Para conocer el reconocimiento de esos casos, los magistrados de la JEP escucharon los testimonios de algunos de ellos, así como de firmantes del acuerdo de paz y que fueron guerrilleros. Inclusive, se tuvieron en cuenta los argumentos que entregó el hoy exjefe del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel.
“El primer patrón determinado se refiere a un conjunto de homicidios perpetrados contra desmovilizados, así como el asesinato de víctimas señaladas como auxiliadores de la guerrilla. El segundo patrón demuestra hechos repetidos y uniformes de homicidios contra civiles. El tercer patrón detectado es de hechos de desaparición forzada perpetradas en los cementerios”, señaló la JEP.
Es más, también se detallaron los nexos que varios miembros del Ejército como soldados y hasta comandantes tuvieron con grupos paramilitares como el Bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas. Inclusive, varios de ellos estuvieron vinculados en las muertes de Jhon Jarvi Cañas Cano, ordenado por el coronel David Guzmán según la JEP, cuyos restos terminaron en Carepa, Antioquia.
“El comandante del batallón, entonces mayor David Herley Guzmán Ramirez organizó el retén, disparó contra la víctima y supervisó a sus subalternos para que vistieran al cadáver. Los grupos paramilitares del Frente Dabeiba aportaron los pertrechos militares para falsear la escena del crimen”, leyó el magistrado Alejandro Ramelli Arteaga.
Durante los años que el tribunal de paz lleva investigando, tomando testimonios por parte de las víctimas y sus familiares, realizando la indagatoria a los militares, esta es la primera vez que se imputa el crimen de lesa humanidad de persecución por razones de género, en vista de que se logró comprobar que un joven asesinado era de orientación diversa.
De igual manera, es la primera vez que se imputa el crimen de guerra de utilización de niños, niñas y adolescentes, dado que los delitos cometidos también involucran a menores de 18 años. “En la Brigada XVl se implantó una organización criminal compleja que se valió de la arquitectura institucional del Ejército para presentar asesinatos y desapariciones forzadas como bajas en combate en Casanare entre 2005 y 2008″, sentenció la JEP en su imputación.
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