Cada domingo decenas de fieles viajaban hasta un paraje hermoso pero alejado, frío y lleno de niebla, en la vereda Tocotá, del municipio de Dagua, a hora y media de Cali, en el occidente de Colombia, solo para escuchar la misa del “padre Nacho”, a quien hoy sus seguidores no duda en llamar Santo.
“A través de su mirada serena y llena de ternura nos unía a Jesús, porque solamente quien se abandona verdaderamente a su santa voluntad, a su Divina Providencia… puede realizar en elnombre Santo de Jesucristo, prodigios y milagros”, escribió en redes sociales el Grupo Oración Dulce Corazón de Jesús.
Ignacy Jarosz nació en 1933 en la frontera entre Polonia y Eslovaquia. El primero de septiembre de 1939, cuando los nazis finalmente invadieron Polonia, Ignazy tenía unos seis años de edad. Su padre, militar, murió durante la guerra. Sobrevivieron su mamá y sus dos hermanas, mientras que a su abuelo y a su tío les atribuye haber salvado a 17 judíos del holocausto nazi.
Fue ordenado sacerdote en 1959, a sus 25 años. A mediados de la década de los 60, Ignacio Jarosz y un grupo de seminaristas defendían su fe, junto al entonces arzobispo Karol Wojtyla, en la catedral de Wavel, en Cracovia, frente al estricto control de las religiones por los comunistas; el arzobispo finalmente se mudó a Roma, donde desarrolló una carrera que lo llevó finalmente convertirse en Juan Pablo II, mientras Jarosz tomó un ritmo completamente distinto.
Dejó Polonia, pasó por Checoeslovaquia, Brasil y Argentina antes de llegar a Colombia, cuando tenía 38 años. El padre anacoreta Jarosz decía que Dios hizo que empezara su vida en las montañas de La Vereda El Jordán, corregimiento de San Bernardo, Valle del Cauca. El padre polaco recordó en una ocasión que eligió al país cafetero por los paisajes del Valle: “son como los de Polonia. Mis superiores me mandaron a las montañas para llevar una vida estrictamente solitaria. En Polonia, como redentorista, estaba con mucha gente”.
El padre ermitaño contó cómo su familia sobrevivió a la segunda guerra mundial. “Era pequeño y ayudaba a mi padre que era militar, él pasó a la eternidad en la guerra, cuando nos atacaron los alemanes, primero de septiembre de 1939. Tengo dos hermanas, una de ellas hace poco pasó a la eternidad”.
“Trabajé como redentorista en la arquidiócesis de Juan Pablo II, él visitó varias veces Cacrovia. Era muy, muy exigente consigo mismo”, relató el sacerdote polaco Ignacy Jarosz para el mismo medio.
Hace 10 años, el gobierno polaco lo condecoró. “Todo el mundo me dice que es un santo y yo nunca he condecorado un santo”, aseguró el entonces embajador de Polonia en Colombia, Jacek Perlin, durante la ceremonia en la cual le impuso la Cruz del Oficial de la Orden al Mérito, la distinción más importante que concede el país donde nació el padre Nacho y a donde regresó pocas veces.
El padre ermitaño falleció el pasado 21 de julio de 2022. Quienes lo conocieron lo describieron como solitario, con una tranquila mirada en sus ojos azules, su particular acento de lengua eslava que nunca perdió a pesar de haber permanecido más de medio siglo en América Latina, y siempre con un crucifijo entre las manos. Las comunidades rurales lo apreciaban mucho, pero no solo ellas, también instituciones como el club de fútbol América de Cali.
Mensajes en su muerte
El arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, expresó que “la pascua definitiva de este venerable hermano sacerdote anacoreta, que animó y acompañó en la fe y en la espiritualidad a tantas personas, desde su espacio ermitaño, nos mueve hoy a dar gracias al Pastor Eterno por su testimonio y ministerio”.
Además, el monseñor agregó que “sea ocasión para agradecer a la hermana Teresa, al padre Enrique Galvis, párroco de San José de El Queremal, a los sacerdotes y a los fieles laicos, hombres y mujeres, que han recibido, acompañado y apoyado la obra y bendiciones del Padre Ignacio. Vivió en la firmeza de su fe y en la fidelidad a Cristo y a la Iglesia”.Monseñor expresó que “sentiremos su falta entre nosotros y encomendamos a su alma bendita la continuidad del bien espiritual que nos deja”.
“Un santo acompañará ahora a los Colombianos, pues este hijo de Polonia dedicó toda su obra a nuestra patria, especialmente al Pacífico Colombiano”, escribió el exsenador Mauricio Ospina.
Finalmente, el club Améria de Cali se unió a los mensajes através de sus redes sociales: “Lamentamos el sensible fallecimiento del Padre Ignacy Jarosz, quien nos brindó su apoyo y acompañamiento durante 2019, donde nos consagramos campeones de la estrella 14″.
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