Carolina Corcho, la ministra de Salud designada por el presidente electo, Gustavo Petro, afirmó este lunes que el impuesto a las bebidas azucaradas no está descartado y es posible que sea incluido en la próxima reforma tributaria.
Esto, luego de que el nuevo director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, Luis Carlos Reyes, aseguró que dicha medida se había descartado, al igual que impuestos a los planes de celular por el impacto que tendrían en el bolsillo de los colombianos más vulnerables.
“Estamos en planeación y empalme del gobierno entrante. Aún están en definición contenidos precisos de reforma tributaria. Los impuestos a las bebidas azucaradas están sobre la mesa del análisis como una medida de salud pública para prevención de enfermedades crónicas. Paciencia”, escribió Corcho en Twitter a las 3:15 de la tarde.
Casi que de inmediato, a las 3:45 de la tarde, Reyes, al retractarse de lo dicho anteriormente, afirmó también en Twitter que, “la progresividad del sistema tributario no necesariamente está reñida con la creación de impuestos saludables. Ambas son metas que estamos buscando en el proyecto de ley que se radicará el 7 de agosto”.
En relación al impuesto a las bebidas azucaradas, Reyes había dicho con anterioridad que “si el impuesto a las bebidas azucaradas toca el bolsillo del colombiano de a pie, no iría”.
De igual forma, que “lo que vamos a hacer es discutir las posibilidades que están sobre la mesa, siempre teniendo en cuenta que a la persona de clase trabajadora no debería cobrársele un peso más en impuestos”.
También, que la propuesta de Corcho de implementar un impuesto a las bebidas azucaradas, no solamente es para contribuir al recaudo que busca el nuevo gobierno, sino para desincentivar su consumo.
No es la primera vez
Esta no es la primera vez que un gobierno aborda la importancia de imponer un impuesto de este tipo con el objetivo mejorar la salud pública. Durante el segundo gobierno de Juan Manuel Santos, en 2016, con Alejandro Gaviria como ministro de Salud, se buscó la contribución tributaria de este segmento del mercado.
El ahora ministro de Educación de Gustavo Petro en su momento afirmó que no se trataba de un capricho tratar de imponer este impuesto, pues en varios países de primer mundo era una medida que ya se había tomado sobre todo en torno al la salud pública.
En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que este tipo de iniciativa por parte de los gobierno de diferentes países estaban bien encaminadas, pues se había demostrado su influencia en la obesidad, diabetes tipo 2 (que se caracteriza por la malas costumbre alimenticias) y la caries.
En su momento, el entonces senador Iván Duque fue uno de los responsables de dejar las bebidas azucaradas sin este tipo de impuestos, argumentando que más allá de las bebidas azucaradas, había otros incidentes o condiciones que llevaban a las personas a la obesidad, como lo son el sedentarismo, el poco consumo de frutas y verduras, y el alto consumo de sal y carbohidratos dentro de la dieta colombiana
Impactos favorables
“Los impuestos a las bebidas azucaradas, además de tener impactos favorables en la salud pública, porque desincentiva el consumo de gaseosas y azúcares, y reduce las enfermedades crónicas no transmisibles, podría ser una opción de recaudo para el sistema de salud colombiano”, afirmó Corcho en el retiro programático que celebró el Pacto Histórico en Medellín la semana pasada.
Al parecer, uno de los segmentos importantes en el recaudo de la próxima reforma tributaría estaba compuesta al cobro de impuestos por gaseosas, tés, refrescos, bebidas deportivas y jugos.
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