Batallón La Popa: teniente (r) Carlos Andrés Lora confirmó que existían presiones de altos mandos para cometer ‘falsos positivos’

Varios exintegrantes del batallón de artillería N° 2 narraron la crueldad con la que cometieron los crímenes en Valledupar entre 2002 y 2005

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El martes 19 de julio se llevó a cabo el segundo día de audiencia de comparecimiento de exmilitares ante la JEP por 'falsos positivos' cometidos por miembros del batallón La Popa
FOTO: JEP (vía Twitter)
El martes 19 de julio se llevó a cabo el segundo día de audiencia de comparecimiento de exmilitares ante la JEP por 'falsos positivos' cometidos por miembros del batallón La Popa FOTO: JEP (vía Twitter)

“La presión existía y la competencia también, porque obviamente se medían por resultados operacionales. Se les exigía resultados a las unidades y en especial a las muertes en combate”, así confesó el mayor retirado del Ejército Guillermo Gutiérrez la existencia de coacciones hechas por mandos superiores para cometer ejecuciones extrajudiciales. Dicho testimonio fue entregado en el segundo día de audiencia de comparecimiento ante la JEP por los mal llamados ‘falsos positivos’ cometidos por integrantes del batallón de artillería N° 2, La Popa, ubicado en Valledupar.

El exmilitar empezó su intervención ante la magistratura de la Sala de Reconocimiento y las víctimas aceptando que los crímenes contra civiles fueron cometidos ante constantes presiones de mandos altos que pedían resultados, es decir, bajas en combate. Gutiérrez señaló que, en esa época, entre 2002 y 2005, las órdenes fueron dadas por el comandante del comando operativo 7, coronel Juan Pablo Rodríguez Barragán y el general Martín Orlando Carreño, que ya falleció.

También reconoció las alianzas existentes entre integrantes de la unidad y agentes paraestatales: “para nadie es un secreto que una de las bases que tenían ellos era —el sector de— La mesa, y La mesa estaba a 10 minutos en vehículo”, agregando que no se llevó a cabo ninguna operación militar en esa zona. Sumado a eso, indicó que existieron alianzas con alias 38 —Rodolfo Lizcano Rueda—, 39 —David Hernández Rojas—, Jorge 40 y Tolemaida —Oscar José Ospino—.

Otro desgarrador testimonio fue el de Eduart Gustavo Álvarez, quien comandó el pelotón Zarpazo de La Popa, reconocido por sus resultados operacionales. Confirmó que existía una presión para entregar bajas y reconoció dar la orden de asesinar al ciudadano Leo Antonio Daza Daza mucho antes de entrar en combate con las Farc.

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“Después que pasó esa situación, al día siguiente yo lo encontré a él en la parte donde había ordenado el asesinato, y encuentro sus documentos. Era una persona bajita... tenía características de indígena. Miro los papeles de él y estaban la cédula y un certificado electoral, pero hasta la fecha él era N.N, pero él se llamaba Leo Vigildo Antonio Daza Daza, yo mismo destruí sus papeles” confesó el exmilitar.

Así falsificaban las muertes en combate

En su declaración, el compareciente también contó que los ‘falsos positivos’ no solo fueron ciudadanos que no tenían relación con el conflicto, sino también integrantes de los grupos paramilitares: “a un muchacho de las autodefensas, supuestamente, subiendo un cerro se le fue un disparo en la cabeza, lo llevan donde yo estaba hablando con el comandante —paramilitar— alias 611 y él me dice que esa baja se la había regalado alias 39 a mi coronel Hernán Mejía Gutiérrez con el armamento que tenía y que simplemente había que cambiarle el brazalete de AUC por uno del ELN”.

El teniente retirado Carlos Andrés Lora, comandante del pelotón Trueno, confesó a las víctimas y a los magistrados cómo esa unidad se convirtió en la responsable de un alto porcentaje de ejecuciones extrajudiciales atribuidas a La Popa. Eran los que tenían mejor armamento y la capacidad de movilizarse por toda la jurisdicción del batallón a través de unas camionetas.

¿Y qué pasaba cuando un pelotón se mueve (sic) por toda la jurisdicción del batallón? Que consigue más información que cualquier otro en el área. De ahí se debe el incremento de las bajas del 40 % por el pelotón, como lo indica el auto que estoy encabezando”, reveló el exmilitar de 44 años. De paso, admitió que esa unidad fue creada “para matar personas”.

Asimismo, contó que el 22 de marzo de 2003 se llevó a cabo la operación en La Mesa, donde cometió su primer crimen extrajudicial. Las víctimas fueron Leider Valderrama, Juan Navarro y José Ortiz. Ese día, les comunicaron que en el sector de El Mamón había varios paramilitares reunidos y que debían dirigirse a ese sector. A pocos metros de la casa donde estaban pernoctando los supuestos ‘paras’, varios mandos del Ejército le dan la orden de rodear dicha vivienda y disparar.

“Nosotros disparamos hacia la casa, pero no se escuchaba que viniera de allá para acá el fuego (...) Sin embargo se ordenó el registro y se encontraron tres cadáveres uniformados con fusiles, granadas y todo tipo de armamento. Yo reporté que habíamos encontrado esas tres bajas (...) Cuando llegamos al batallón hay una especie de agasajo, hay un asado, me reciben y me felicitan, pero en el fondo yo sabía que eso no era así”, narró Lora, y dijo que la elaboración de ese informe de patrullaje fue el inicio de su carrera cometiendo ‘falsos positivos’.

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