La Casa de Papel es una de las series más vistas en el mundo, está en lo más alto del ranking en el histórico de producciones audiovisuales de mayor audiencia. A este producto español le aplicó el dicho de que nadie es profeta en su propia tierra.
El lanzamiento se hizo en la televisión española en Antena 3, y ni los amigos del guionista la vieron. Se transmitía un episodio semanalmente, comenzó con una expectativa de televidentes, pero con el avance de cada capítulo todo iba en picada, una línea descendente marcaba las métricas.
El giro en definitiva se dio cuando Netflix dirigió su mirada hacia la propuesta audiovisual. Pero ni así los españoles se dejaban seducir, la serie ya había sido vista en todo el mundo cuando por fin empezó a marcar la tendencia en España, noticias de todo el mundo comenzaron a esparcirse en el país europeo, se hablaba del fenómeno mundial español y pues ahí es donde sus propios compatriotas decidieron darle el beneficio de la duda y La Casa de Papel finalmente fue profeta en su tierra.
En conversación de Infobae Colombia con Javier Gómez Santander, jefe de guionistas y coproductor ejecutivo de La Casa de Papel, se logró llegar a la génesis de una apuesta cinematográfica que atravesó fronteras y que sin duda se convirtió en un referente de la producción cinematográfica de su país de origen.
Nadie creería que Javier, inicialmente, no quería ser el guionista de la serie, el hombre había dedicado toda su vida al periodismo; la ficción no era algo que había imaginado, pero Álex Pina, el padre, creador y fundador de La Casa de Papel lo convenció, le vendió la idea de hacer la producción tal como el profesor cautivó al equipo para el gran asalto:
“Él me dijo, quiero hacer el golpe más grande de la historia, pero no vamos a robarle a nadie, vamos a fabricar nuestro propio dinero y ahí es donde se engancha el espectador desde el primer día, y es donde también me enganché yo”, relató Javier.
El momento cero
¿Cómo fue ese momento en qué te proponen escribir el guion?
J.G.S: Yo inicialmente dije que no, porque yo era periodista y estaba muy bien como periodista y no tenía ninguna intención de cambiar de oficio, es verdad que me atraía lo de escribir series, pero no tenía ni idea de cómo era y entonces por suerte estas cosas se hacen en equipo y Álex Pina que es el creador de la serie vino a buscarme y me dijo: “ven, ven a escribir”, dije no se escribir ficción, y él dijo: “da igual, tú sabes hacer televisión, yo te enseño a escribir ficción. ¿Has hecho ficción?, ¿has hecho televisión?, solo tienes que juntar las dos cosas”.
Yo había escrito una novela, dirigía programas periodísticos en televisión, entonces él tuvo esa generosidad de enseñarme, pero mi primera respuesta fue no.
¿Sabes qué sucedió?, que él me explicó el atraco. “Él me dijo, quiero hacer el golpe más grande de la historia, pero no vamos a robarle a nadie, vamos a fabricar nuestro propio dinero y ahí es donde se engancha el espectador desde el primer día, y es donde también me enganché yo”.
Le dije bueno, déjame leer y ya leí el primer capítulo que era lo que él tenía escrito y ahí ya no pude renunciar, yo me enamoré de La Casa de Papel hasta los huesos. Y yo me adapté muy rápido a la serie, a Vancouver y a la forma de trabajar que teníamos y sobre todo al atraco.
Me gustó mucho. A los dos meses dejé el periodismo. Lo dejé todo. Yo trabajaba en la tele, en la Sexta y llevaba 12 años, colaboraba en la radio, tenía una columna en un periódico, lo dejé todo a los dos meses por una serie a la que le quedaban entonces cuatro meses de vida, que luego tuvo mucho más se lo esperaban.
¿Se esperaban el triunfo mundial?
Ten en cuenta que nosotros estábamos haciendo la serie para España, entonces La Casa de Papel nunca iba a ser internacional en nuestro primer pensamiento, aunque yo tenía el impulso, yo y más gente dentro del equipo.
Yo esa primera noche hablé con Álex. Él me dijo “en la ficción no hay techo nacional como en el periodismo”. A mí eso me encendió porque yo quería hacer algo que lo reventase en el mundo y se lo dije, yo tengo esta obsesión y me dijo: “hay más gente con esa obsesión aquí”, pero entonces no existía la herramienta, porque la serie todavía no estaba en Netflix.
Entonces queríamos hacer algo internacional, le poníamos ahí todo lo que podíamos, pero casi por un impulso pasional más que por una cosa que tenía que ver con la razón, lo que pasa es que luego llegó Netflix sin esperarlo y la serie de hecho triunfó en el mundo, pero había fracasado en España.
La etapa uno: el fracaso en España
¿Cuáles fueron los factores que no permitió el triunfo de la serie en España?
La serie se hizo para Antena 3, que transmitía un día de la semana, con publicidad, la clásica serie, todavía no estaba el consumo de plataforma, curiosamente nosotros ya éramos espectadores de plataformas y de la ficción estadounidense y se parecía mucho narrativamente a una serie, porque parecía para un consumo impulsivo, no un consumo de pararse cada semana, y eso era por nuestra propia manera de escribir y de querer contar la historia. Por eso se adaptó muy bien a las plataformas, por su naturaleza.
Ya el espectador no toleraba esperar al miércoles a las 10 de la noche o las 11 para ver un capítulo. Ahora la gente quiere tener el control de cuando ve, porque hoy el consumidor y la forma de consumirlo cambia, porque uno se terminaba un capítulo de la serie y pues uno ya no quería esperar para verse el siguiente y el siguiente, pues era adictiva, y no tener que esperar ocho días para volverle a coger el hilo.
¿Cuándo ya la casa de papel se vuelve un éxito mundial, cuál fue la reacción en España?
Terminó siendo el país, prácticamente, donde más consumo había de la serie, pero fue el último. Toda Europa vio la serie antes que España y después cuando ya era un éxito en Italia, en Francia, en América Latina, Turquía, y llegaban noticias, empezó a verse en España.
¿Cuáles fueron las principales lecciones de este proceso?
Yo creo que la primera lección es que somos fuertes trabajando en el mundo que conocemos y lo que conocemos. La Casa de Papel entonces tenía un presupuesto nacional y todos los elementos eran de una serie de televisión española nacional, podrías estar hablando de 500.000 euros el capítulo, los presupuestos internacionales son mucho más grandes. Pero ese límite presupuestario luego no fue un límite a la hora de que la serie viajase, pero nosotros no sabíamos que iba a viajar.
Entonces creo que esa es una de las claves, porque si nos hubiesen dicho que hiciéramos una serie para que se convierta en un éxito y lo verán en todo el mundo, creo que habríamos pecado de querer hacer algo mucho más internacional con otro tipo de lenguaje, no tan auténtico, no tan nuestro. Entonces nosotros hicimos algo muy español para españoles y curiosamente por ser tan auténtico, por no haber traicionado el lugar desde el que sabemos hablar, se hizo internacional. Pasa como con la literatura, cuanto más va hacia dentro de ti, más universal se hace.
La búsqueda de la identidad, el ADN
No hace falta que tengas un presupuesto como el del gran éxito de los Estados Unidos, no te pongas a narrar como ellos, busca cuál es tu raíz, busca cual es tu identidad y busca que es lo que te hace único o particular.
Ser fiel al ADN yo creo que son factores importantísimos en esto, porque en esa diferencia es donde está la riqueza y da mucha riqueza a las plataformas tener producciones locales.
Una idea, un pulso, la pasión, un equipo en todo un proceso creativo y sobre todo la autenticidad llevaron a brillar La Casa de Papel en el mundo. El deseo de conocer otros mundos, otras narrativas, los matices de los personajes, la humanidad y el contexto de las decisiones y sobre todo la tensión constante permitieron fidelizar a los usuarios de historias.
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