José Asunción Silva fue un poeta modernista colombiano reconocido por escribir obras como El libro de versos y El nocturno, aunque los nacionales menos lectores lo recuerdan porque su cara sale en los billetes de 5000 pesos. Vivió sus últimos años y se quitó la vida el 24 de mayo de 1896 en una casa ubicada en la calle 12c # 3-41, en la localidad de La Candelaria, en el centro histórico de Bogotá. En la actualidad, allí funciona la Casa de Poesía Silva.
Luego de una batalla emprendida por la periodista, constituyente y poeta María Mercedes Carranza, la casa del poeta se constituyó como fundación privada sin ánimo de lucro en mayo de 1986, tras lo cual se convirtió en Bien de Interés Cultural Nacional mediante el Decreto 1800 del 19 de octubre de 1995.
Ella administró el sitio hasta 2003, cuando decidió acabar con su vida porque la hoy extinta guerrilla de las FARC secuestró y dejó morir de pena moral a su hermano, Ramiro Carranza. Desde entonces, el sitio quedó a manos de Pedro Alejo Gómez.
Así como Silva, quien se disparó en el pecho por problemas de dinero, las finanzas de la casa estuvieron en crisis desde 2015 y casi la llevan al cierre: se dejaron de pagar deudas y salarios. Incluso, algunos de sus empleados llegaron a poner de su bolsillo para mantener sus puertas abiertas, “por amor al arte”.
Este 14 de julio, la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá (SCRD) anunció que la Casa de Poesía Silva volverá a operar en octubre próximo, gracias a un desembolso de alrededor de 700 millones de pesos. El lugar se convertirá en la biblioteca número 28 de la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá (Biblored).
Los afiliados encontrarán en la Casa de Poesía Silva una biblioteca nutrida. En primer lugar, en su poder está la colección sonora Voces para el tiempo, una fonoteca con más de mil archivos de audio en el que reposan las voces de icónicos poetas y personalidades políticas y culturales, quienes han participado en las actividades de la Casa desde su fundación. Se trata de la fonoteca de poesía y literatura más completa del país.
Por otro lado, el distrito añade a su red una colección fotográfica de 2.000 piezas en las que quedó retratada la actividad cultural alrededor de la poesía durante el siglo XX. También encontrarán objetos personales, cartas y manuscritos de escritores colombianos, como Héctor Rojas Herazo, Guillermo Valencia, Luis Vidales, Mario Rivero, León de Greiff y Nicolás Suescún, entre otros.
Como biblioteca no decepcionará a los usuarios: allí reposan cerca de 10.000 libros y periódicos, la mayoría de los cuales pertenecieron a las bibliotecas personales de Eduardo y María Mercedes Carranza, donadas por ellos. En la Casa de Poesía Silva también hay una colección de primeras ediciones de libros autografiadas. Además, Biblored lo adecuará como un espacio de lectura y programación cultural especializada en poesía para la ciudad.
Según Nicolás Montero, secretario distrital de Cultura, Recreación y Deporte, reabrir este sitio emblemático a través de BibloRed responde a los esfuerzos de ofrecer más espacios de lectura en Bogotá.
“Álvaro Mutis lo resume muy bien: ‘la poesía es un salvavidas, es el volverse a encontrar, y es el saber dónde estamos y qué somos’”, explicó Montero.
Consuelo Gaitán, directora de BibloRed, dijo que la Casa de Poesía Silva representa “un espacio emblemático que evidencia el papel fundamental de la poesía en la cultura colombiana”.
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