Hasta el 16 de julio se podrá ver, en la Factoría Tino Fernández (Carrera 25 Nº 50 – 34, Bogotá), Yo, Egon: Reflejos del alma, una obra en la que la danza deviene en pintura y la pintura en movimiento y el movimiento en cuerpo, en el cuerpo del bailarín Andrés Lagos y bajo la dirección de María Fernanda Garzón, con el diseño de Iluminación de Alexander Gümbel y de vestuario de Rafael Arévalo.
Esta obra de danza contemporánea y video de la compañía Entre Tierra está inspirada en los autorretratos del pintor, dibujante, grabador y poeta austriaco Egon Schiele y regresa a los escenarios al cumplirse 12 años de su estreno como parte del Ciclo Cuerpo Territorio Sexual de la Factoría Tino Fernández.
En el escenario, esta pieza recrea imágenes llenas de trazos angulares y marcados, donde el cuerpo del bailarín no se encuentra en reposo, al contrario, está lleno de tensión, o se retuerce en una danza interminable, como la del perro que persigue su cola.
Gracias a un trabajo interpretativo cuidado y expresivo podemos percibir la presión de los huesos por debajo de la piel, las deformaciones del rostro, y hasta la electricidad del cabello.
Desde la Compañía Entre Tierra buscan crear una puesta en escena que explora el erotismo, la sensualidad y la auto mirada sobre la sexualidad no dirigida hacia otros, sino hacia uno mismo.
Sobre la obra, que surgió de la curiosidad de la directora y el bailarín en la obra del artista austriaco por su expresividad, ángulos y color.
“Poco a poco con el intérprete nos fuimos adentrando en su vida a partir de lecturas, películas y por supuesto la revisión de su obra pictórica, sus cuadros y pinturas, sobre todo los autorretratos. A través de improvisaciones en movimiento se empieza a entretejer la vida del pintor y la del intérprete, por ejemplo, se hablaba de cosas que le gustaban o no de la personalidad del pintor, al final todo esto se ve reflejado en el movimiento, por eso es anguloso y con facciones diversas”, comenta la directora sobre el proceso de creación.
Las entradas para la obra, que tendrá funciones hasta el 16 de julio, de jueves a sábado a las 7:30 p. m., tienen un costo de $30.000.
¿Quién fue Egon Schiele?
Este pintor austríaco fue discípulo de Klimt y admirador de Hodler, es reconocido por la perturbada intensidad con la que retrataba cuerpos retorcidos en los que buscó representar la sexualidad cruda, así como el movimiento y las tensiones del cuerpo.
Su obra se puede enmarcar en lo que, la historiografía del arte llamó expresionismo austriaco, en el que se reúnen varias manifestaciones modernistas de las artes como la Secesión de Viena.
Siendo un talento precoz se interesó por el dibujo, medio en el que exploró la línea como recurso plástico y emotivo. En sus más de 3000 obras en papel y alrededor de 300 pinturas, renovó los discursos plásticos del dibujo y de la pintura, que por sus temas, en su tiempo –y aún hoy, vale recordar que hace unos años, cuando se celebraba el centenario de su muerte, en varias ciudades europeas aparecieron reproducciones de sus obras eróticas censuradas con un letrero que decía “Lo siento, 100 años pero demasiado atrevido para hoy”– fueron escandalosas, e incluso le valieron el paso por la cárcel, luego de ser acusado de pornografía y violar a una adolescente de 13, que después se probaría como una falsa acusación.
En su obra, la línea, angulosa y llena de emoción, con una fuerza erótica nerviosa, bebe mucho de la obra de Klimt, su maestro y amigo, y refleja el sentir de la sociedad vienesa, que a principios de siglo XX implosionaba con las teorías de Freud –que todavía vivía y era el faro del sicoanálisis– y en las que la sexualidad se respiraba en las calles.
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