Alcaldía de Bogotá rechaza la mutilación de animales con fines estéticos

La administración distrital apoya la iniciativa ciudadana que busca tumbar la disposición del Estatuto Nacional de Protección (Ley 84 de 1989), en la cual se excluyen las causas estéticas de las sanciones por no ser consideraras como actos de crueldad

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La administración distrital apoya la iniciativa ciudadana que busca tumbar la disposición del Estatuto Nacional de Protección (Ley 84 de 1989)  en la cual se excluyen las causas estéticas de las sanciones por no ser consideraras como actos de crueldad. (Foto: Archivo)
La administración distrital apoya la iniciativa ciudadana que busca tumbar la disposición del Estatuto Nacional de Protección (Ley 84 de 1989) en la cual se excluyen las causas estéticas de las sanciones por no ser consideraras como actos de crueldad. (Foto: Archivo)

La Procuraduría General de la Nación anunció que no se podían infringir mutilaciones a los animales por razones estéticas, explicando que no existía un fin legítimo en “remover, destruir o mutilar cualquier miembro, órgano o apéndice de un animal vivo por razones estéticas”.

A través de un concepto enviado a la Corte Constitucional, la procuradora General de la Nación, Margarita Cabello, señaló que las mutilaciones a animales representaban un maltrato de un ser sintiente que buscaba satisfacer un ideal de belleza impuesto por los seres humanos, sin perseguir objetivo superior.

Ante este pronunciamiento, la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (Idpyba), apoyó la iniciativa ciudadana que busca tumbar la disposición del Estatuto Nacional de Protección (Ley 84 de 1989), sobre la cual el Ministerio Público dio su concepto, en la cual se excluyen las causas estéticas de las sanciones por no ser consideraras como actos de crueldad.

“Desde el IDPYBA rechazamos todas las prácticas que afecten el bienestar de los animales, y que no contribuyan a su calidad de vida; por tanto, acompañaremos todas las iniciativas que se impulsen desde la ciudadanía, las diferentes autoridades y las entidades, en pro de cambios en la normativa, con el objetivo de reivindicar y resarcir la afectación histórica que hemos causado en la fauna”, señaló la directora de la entidad, Adriana Estrada.

A su vez, la entidad explicó que la modificación física de los animales, particularmente con la mutilación o alteración de partes como colas u orejas de perros, tiene su origen en el interés de algunos ciudadanos de hacerlos parecer más “agresivos y dominantes”, quienes buscaban evitar lesiones en peleas clandestinas a las que eran sometidos los animales.

Sin embargo, estas modificaciones físicas fueron adoptadas como un estándar de razas como bóxer, pitbull, dóberman, las cuales se expandieron a razas pequeñas por un tema estético, los cuales representan riesgos que van desde la mala cicatrización hasta el déficit neurológico para el desplazamiento.

“Desde la ética médica todo procedimiento debe estar fundamentado en necesidades de tipo preventivo y curativo, o por situaciones de emergencia tales como politraumatismos, fracturas, hernias etc.; por tratamiento de enfermedades o patologías específicas, o por manejos poblacionales como es el caso de los procedimientos de esterilización”, indicó la líder de Urgencia Veterinaria de la entidad, Alejandra Escobar.

Por último, la entidad hizo un llamado a evitar este tipo de intervenciones por los riesgos que puede sufrir el animal, como en el caso de la mutilación de la cola, en el que se podría presentar una pérdida del control de esfínter urinario y anal; infección en vértebras coccígeas contiguas; daño del tejido y necrosis, debido a que en esta región donde finaliza la columna vertebral cuenta con un gran número de terminaciones nerviosas.

Por su parte, la procuradora Margarita Cabello se refirió al Estatuto Nacional de Protección Animal, en el que se ha establecido la excepción en temas estéticos para acciones como “remover, destruir, mutilar, o alterar cualquier miembro, órgano o apéndice de un animal vivo”. Para la funcionaria esta norma no concibe a los animales como seres sintientes, sino como cosas a disposición de los seres humanos.

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