Los habitantes del municipio de Salento, reconocido por su belleza arquitectónica, en el departamento del Quindío sintieron temor por una serie de sismos que se presentaron entre el pasado 8 y 9 de julio, que aunque fueron superficiales pero leves, concurrieron con sonidos parecidos a explosiones.
Entre esos días, viernes y sábado, los habitantes reportaron haber sentido cuatro sismos, que tuvieron una magnitud entre 2 a 2.9 con una intensidad percibida superior para quienes lo sintieron. Sin embargo, según el Servicio Geológico Colombiano, desde el 7 hasta el 9 de julio se presentaron 26 sismos de bajas magnitudes y con profundidad menor a 20 kilómetros, pero no todos fueron sentidos por los habitantes.
Patricia Pedraza, directora de la red sismológica del Servicio Geológico Colombiano, explicó durante una transmisión de información de la Alcaldía de Salento, que en ese municipio siempre ha habido sismicidad pero que no siempre son sentidos por la gente y solo registrados por los equipos de monitoreo.
“Desde el 5 de julio se han presentado sismos con una magnitud mayor y el día 8, a las 10 am, se presentó un sismo que más gente reportó y sintió. Esos sismos que surgen se producen porque hay algún movimiento dentro de la tierra y se alcanzan a escuchar algunos ruidos. La gente se alerta ante ese tipo de eventos. Llama la atención porque uno está acostumbrado en su día a día”, agregó Pedraza.
Aunque los habitantes de Salento aseguraron que eso no había ocurrido antes, el director del Observatorio Sismológico de la Universidad del Quindío, Juan Carlos Zorrilla, señaló que desde que se creó el laboratorio geológico se han registrado sismos. “La región tiene actividad sísmica todo el tiempo. Tenemos un promedio entre 7 y 10 sismos diarios solamente del departamento del Quindío”.
Señaló que si bien no se puede emitir una alerta para un terremoto o un evento de consideración, la región es latente para que ocurran. Como este tipo de situaciones no son predecibles, y hay precedentes, se debe acogerse a los códigos de diseño y construcción sismorresistente para mantener la protección de la comunidad.
El SGC también explicó que los ruidos que escucharon los habitantes durante los sismos, son comunes en las zonas de influencia volcánica donde es posible escuchar ruidos similares a explosiones cuando ocurren este tipo de movimientos telúricos. “Las ondas sísmicas que se propagan desde el hipocentro del sismo hacia la superficie, poseen un espectro amplio de frecuencias, algunas de las cuales se encuentran dentro del rango audible del ser humano, lo que causa que estos ruidos sean percibidos por la comunidad”, señaló.
Es decir, como lo explicó el geólogo Miguel Lizarazo, las ondas de los sismos son de tipo acústico, similares a las del sonido, por lo que en casos de movimientos muy superficiales, alcanzan frecuencias que no son filtradas por el suelo y llegan a la superficie y pueden alcanzar a ser audibles para algunos humanos, sin embargo no para todos.
A causa de la situación, se crearon muchos rumores que fueron desmentidos por las autoridades. Por ejemplo, que estaba asociado a actividad en el volcán Machín, pero esta hipótesis no es cierta. “Esa sismicidad no tiene que ver con volcanes, la actividad volcánica es de otro tipo y está muy alejada. Es totalmente falso que es volcánica”, señaló el director de Geoamenazas del SGC John Makario.
Así mismo, algunas personas manifestaron que estaba asociado a la actividad minera, a causa de los sonidos similares a una detonación, es decir que los temblores eran inducidos por humanos, lo que no es lógico debido a que la profundidad registrada es entre 5 y 15 kilómetros, mientras la minería se realiza en socavones más profundos.
“Un sismo de magnitud 2.0 es equivalente a 600 kilos de dinamita y uno de 3.0 requeriría 20.000 kilos para producir la misma energía que produce un sismo”, por lo que no sería posible que sea ocasionado con artefactos explosivos. “Esa sismicidad es origen del movimiento de fallas que ocurren permanentemente a largo y ancho del territorio nacional”, agregó Makario.
Finalmente, el geólogo Lizarazo explicó que “el epicentro se está localizando en Salento, pero un poco más abajo, hacia el subsuelo (hipocentro), los sismos se están presentando en una zona asociada a una falla. Lo que sucede es que hay unas tensiones, esfuerzos acumulados en el subsuelo, que cuando superan la fricción hay un movimiento y terminan propagándose en ondas sísmicas que obedecen a la liberación de la energía acumulada”.
Las autoridades enviaron un mensaje de tranquilidad porque realizan monitoreo permanente de los movimientos. Si bien no se pueden predecir, invitaron a las personas a estar atentas a la información oficial, así como diseñar un plan de riesgo para cualquier evento que se pueda presentar en el futuro.
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