Peleas de gallos serían prohibidas en Barranquilla

Ante el Concejo de la capital del Atlántico se radicó un proyecto para acabar con estos espectáculos, de forma paulatina, protegiendo principalmente la vida de estos animales.

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Concejo aprobó proyecto que pondría fin a las peleas de gallos en Bogotá. Foto: Colprensa
Concejo aprobó proyecto que pondría fin a las peleas de gallos en Bogotá. Foto: Colprensa

En segundo debate se encuentra el proyecto propuesto por el concejal de Barranquilla, Juan Camilo Fuentes, representante del Partido Conservador, que busca acabar las peleas de gallos, poniéndole fin a esta práctica que vulnera los derechos de los animales. “No es mamadera de gallo” es la ponencia que en este momento se debate en la corporación.

“Toda pelea de gallos deberá ser regulada por una entidad de conformidad con la normativa de juegos de suerte y azar; los eventos que no cumplan serían considerados como clandestinos. Adicionalmente, el proyecto propone que se hagan dentro de los horarios determinados por el Distrito”, explicó el concejal, autor de la ponencia.

Es importante aclarar que estas actividades son un sustento económico importante para varias familias de Barranquilla, por lo que dentro de la propuesta señalan que la “eliminación” se realizaría de manera paulatina, pero se primará el bienestar de los animales.

Esto último es el motivador principal para hacer esta propuesta, pero, más allá de eso, se busca generarle una conciencia a la ciudadanía, que se realiza en lugares clandestinos y se celebra gracias a el sufrimiento de los animales en disputa.

“Queremos hacer un llamado a las autoridades para tomar conciencia sobre una práctica generalizada que se celebra en establecimientos clandestinos (...) Con esta medida no solo se busca regular las peleas de gallos, sino que a su vez se promueve la prohibición de criaderos de animales maltratados en el perímetro urbano de la ciudad de Barranquilla”, destacó el concejal Juan Camilo Fuentes.

Según el corporado, esta práctica no solamente incentiva el maltrato hacia los animales, también estaría alentando la violencia en general, ya que según explica, dentro de estos establecimientos se presentan peleas entre los apostadores, que en ocasiones les ha constado la vida a varios de estos.

Si el proyecto finalmente termina aprobándose, la reglamentación no solamente impediría estas peleas de gallos, también emitiría una normativa sobre la manutención y crianza de estos animales, en espacios libres, que no se les restrinja su movilidad, además de brindarles espacios donde no se lastimen ni sean afectados.

Esto, porque dentro de la “indumentaria” o entrenamiento de estos animales, se usan espuelas metálicas, se les golpea o mutila para detonar la furia del animal y así acaben con su adversario.

Otro de los puntos importantes es que estas peleas pasen a ser reguladas como juegos de suerte y azar, haciendo que los establecimientos clandestinos se consideren ilegales. Quiere decir, la reglamentación de estos espectáculos pasaría a estar a manos de Coljuegos.

Así mismo, se propone un horario específico para la realización de dichos espectáculos, con los que también se impediría el ingreso de menores de edad. En caso de no cumplirse, tanto los propietarios de estos establecimientos, como espectadores y criadores se verán expuestos a sanciones y multas.

A nivel nacional, la Corte Constitucional hace unos años emitió un fallo donde señalan que estos espectáculos no se consideran maltrato hacia los animales, siempre y cuando se realicen como parte de una tradición cultural arraigada, lo que además de cobijar las peleas de gallos, por ejemplo, incluyen las corridas de toros.

En varias ciudades del país se ha dado ‘la pelea’ para acabar con estos encuentros, además que “hecha la ley, hecha la trampa”, es el caso de Medellín, donde extrañamente las autoridades pueden encontrar estos lugares de peleas de gallos.

En la capital antioqueña también se presentó una propuesta para desincentivar estas prácticas, el ponente fue el concejal Juan Jiménez Lara, quién ha presentado pruebas que demostrarían el maltrato animal, por ejemplo, mutilaciones de las crestas y barbillas, acondicionamiento de espuelas y otros elementos cortopunzantes; además de suministrarles alimentos o drogas para aumentar la agresividad de las aves.

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