El tránsito de gobierno podría resultar en un nuevo enfoque hacia la política de paz y seguridad, por las opuestas posturas que mantienen el presidente saliente, Iván Duque, y el electo Gustavo Petro. Uno de los grupos de interés es el Ejército de Liberación Nacional (Eln), una guerrilla con más de 50 años de historia y protagonista actual del conflicto armado colombiano.
El presidente Duque entregó detalles que nunca había contado del contexto que lo llevó a suspender las conversaciones que ya se adelantaban en La Habana, Cuba, cuando llegó al poder que no fue posible retomar y que desembocaron en una dura crisis diplomática con ese país garante también del acuerdo de paz que permitió el desarme de las Farc.
Según dijo el mandatario saliente, miembros de esa guerrilla lo buscaron cuando asumió la Presidencia en Colombia para continuar con las conversaciones que llevaban adelantadas con su predecesor Juan Manuel Santos, en la que ya se habían concretado los puntos de la agenda de discusión. Restaba que el actual mandatario designara un equipo de reemplazo que se sentara con los delegados del grupo subversivo.
“Cuando empezó el gobierno, dije: voy a tomar 90 días para revisar cómo fueron los 17 meses del gobierno que me antecedió”, dijo en entrevista con la revista Semana.
“En esos 17 meses de negociaciones, de diálogos de paz, mataron 100 personas, produjeron 400 actos terroristas y secuestraron más de una decena de personas. Entonces por eso dije, este camino de entrar a echar cháchara mientras están haciendo todas estas atrocidades no tiene sentido”, señaló el mandatario.
Tres días antes de su posesión, esa guerrilla secuestró a tres policías, un militar y dos civiles. Había terminado el sexto ciclo de conversaciones, que según el expresidente Santos dejaba las bases sentadas para el cese al fuego que, sin embargo, no había podido concretarse durante las conversaciones. Allí terminó la mesa hasta la posesión del nuevo gobierno, a espera de su decisión.
Duque había dicho desde la campaña que no continuaría los diálogos sin la suspensión total de las actividades criminales por parte de la guerrilla. Una situación que los subversivos consideraron “inaceptable”. El presidente asumió el 7 de agosto, dio plazo de un mes para pronunciarse, pero la decisión no se conoció.
Según contó el actual mandatario a la revista Semana, el 1 de diciembre, cuando asistió a la posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador en México, le entregaron un sobre con una misiva por parte del Eln. “En la ‘cartica’ me decían, iniciemos un camino de conversaciones, etc. A partir de ese momento me aproximaron personas de Naciones Unidas, también del Vaticano, después de la visita que le había hecho al Papa Francisco, y me dijeron: mire, hay un camino, una oportunidad que se abre, de que le demos un chance a la oportunidad de la paz”, contó el mandatario.
“A los 20 días, nos mataron 22 muchachos con un carro bomba en la Escuela General Santander. Uno con esos bandidos no puede tener confianza porque son eso, bandidos, terroristas, criminales”, agregó el mandatario.
El 17 de enero del 2019, un carro bomba burló el mecanismo de seguridad de la Escuela de Cadetes General Santander en el sur de Bogotá y detonó cerca de la plazoleta principal donde se aprestaban los estudiante a Policía para una formación del día. El hecho dejó 22 personas muertas y más de 87 personas heridas.
Al día siguiente, el presidente Duque tomó la decisión de levantar la mesa de diálogos y reactivó las circulares de Interpol contra los negociadores que permanecen varados en Cuba, con solicitudes de extradición por parte del gobierno colombiano, pese a los protocolos que se habían acordado para establecer el diálogo con esa guerrilla.
Alfonso Prada, uno de los más cercanos al gobierno de Petro, ha dicho que el nuevo gobierno buscará retomar los diálogos con esa guerrilla. Así mismo, la Comisión de la Verdad, en su informe final, recomendó que alcanzar una salida negociada con ese grupo será una necesidad para consolidar la paz en el país.
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