En términos de vida sexual el punto G es uno de esos temas que ha generado amplia conversación, y son múltiples los interrogantes que lo rodean: ¿dónde está ubicado? ¿cuál es la mejor manera de estimularlo? ¿existe de verdad? Hay estudios, libros y hasta canciones sobre el punto G, incluso artículos, como el del medio español ABC, en el que se habla de su definición y ubicación. En palabras de la sexóloga francesa Valérie Tasso:
“La mejor manera de encontrar el punto G es a través de la vagina, aunque no esté dentro de la misma. Se sitúa contra la pared vaginal, a unos cinco-ocho centímetros de su entrada, concretamente en la pared frontal, la más cercana al ombligo... Con la mujer tumbada sobre su espalda y las piernas elevadas se introduce el dedo corazón en la vagina haciendo un gesto de ‘ven aquí’ se conseguirá estimular el punto G”.
Para ahondar sobre el asunto en cuestión, Infobae Colombia consultó a Flavia Dos Santos, experta en sexología y psicología. Para la brasileña básicamente el punto G es un tema polémico en vista de que no se ha logrado llegar a una conclusión certera sobre su existencia: “El punto Gräfenberg, polémica hasta hoy en el medio científico porque la verdad no se ha llegado a un consenso de si existe, si no existe, dónde está, qué es, entonces es un tema polémico”.
Desde su punto de vista, Dos Santos prefiere no hablar de punto G sino de Zona V y, de este modo, abarcar un territorio corporal más amplio en la búsqueda del placer.
“A mí me gusta trabajar con el concepto de Zona V, hablamos más hoy en día del punto V que involucraría la vagina, la vulva y todas las ramificaciones nerviosas. Tú no puedes sintetizar o resumir el placer a una parte del cuerpo, hay varias partes y eso tiene que ver con la narrativa de cada uno, puede ser que que haya mujeres que tengan mucho placer con el estímulo del clítoris, otras con penetración vaginal, otras con penetración anal, otras son capaces de tener orgasmos con el estímulo de los pezones. Entonces, tratar de determinar que solo hay un punto mágico es limitar la exploración de los propios gustos y de la propia sexualidad”.
En este sentido, para la sexóloga brasileña, más allá de determinar a una parte del cuerpo como punto G, debería llamarse punto C de Camila o punto A de Ana, y así, dependiendo de cada quién y de las zonas más erógenas de sus respectivos cuerpos.
Ahora, teniendo en cuenta que el punto G para Flavia Dos Santos está más relacionado con la zona que cada quien identifique en su cuerpo como la más sensible a la excitación, al plantearle el interrogante de cómo estimular correctamente ese punto G, la experta asegura: “Liberar la mente, explorar todo el cuerpo, nuestro cuerpo es un gran órgano sexual, tenemos ramificaciones nerviosas de la punta de la cabeza hasta la punta de los pies. A mí no me gusta nada que se encasille o sea limitante, el placer está en varias zonas del cuerpo, el punto G no es algo que se pueda garantizar su existencia”.
Y no deja por fuera el resaltar la importancia del escenario que se dibuje en la cabeza, de esa narrativa mental que se pueda crear al momento del acto sexual, que básicamente es lo más fundamental en el proceso de disfrutar.
“Hay mujeres que sienten placer porque la narrativa que creó fue esa, si yo meto en mi cabeza que voy a sentir placer siendo tocada en los codos, o que es mi punto, es ahí donde yo voy a sentir. Sexo es 10 por ciento el acto y 90 por ciento la narrativa que construimos en nuestra cabeza, en nuestra mente”, concluye.
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