El 2 de julio, desde el monumento de los Héroes Caídos, en Villavicencio (Meta) el Ejército Nacional y algunos de los liberados en la Operación Jaque estuvieron en el evento de conmemoración de 14 años de libertad de los militares Juan Carlos Bermeo, Amaón Flórez Pantoja, Erasmo Romero Rodríguez, secuestrados en agosto de 1998, en Miraflores (Guaviare); Raimundo Malagón, secuestrado en agosto de 1998, en Uribe (Meta); José Ricardo Marulanda Valencia, José Miguel Arteaga y William Humberto Pérez Medina, secuestrados en 1998, en El Billar (Caquetá), y la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, todos secuestrados por las Farc.
Otros de los liberados fueron, además, los norteamericanos Thomas Howe, Keith Satansell y Marc Gonsalves. Esta operación marco la historia de la institución debido a que, en tan solo 20 minutos, los militares que hicieron parte del proceso lograron concluir con éxito la misión.
Sumado al evento algunos recordaron la fecha, una de las primeras personas en pronunciarse fue Betancourt. “Un equipo de héroes y la fe de Colombia, cambió nuestra vida hace 14 años. Nuestros soldados abrieron la puerta de la paz que hoy estamos construyendo. Gracias Ejército de Colombia, héroes de Jaque. La gloria, paz y libertad son suyas por siempre”, escribió en redes sociales.
Otro de los que se pronunció fue el Coronel Malagón, trinando: “Gracias Colombia, nuestra Patria querida. Gracias Operación Jaque y a los verdaderos héroes que tuvieron el coraje y la valentía de arriesgar sus vidas por quienes estuvimos padeciendo el flagelo del secuestro”.
A los agradecimiento se sumó Marc Gonsalves, que puntualizó que ama Colombia y reconoció de forma enfática el trabajo de los soldados.
“Sigo enamorado de Colombia y el Ejército Nacional de Colombia. Hoy celebramos 14 años de libertad. Gracias a los héroes del Ejército Nacional. Su coraje, destreza y profesionalismo nos devolvió a la vida otra vez. Siempre voy a estar agradecido”, publicó en Twitter.
De acuerdo con los testimonios, la operación, que requirió de meses de planeación, fue posible luego de que el Ejército colombiano le hizo creer a los subversivos que una ONG internacional trasladaría a los secuestrados hasta el campamento de Alfonso Cano, en ese entonces recién nombrado comandante de las Farc, para un proceso de intercambio humanitario entre el Estado colombiano y la guerrilla.
Según un militar anónimo que participó en la operación, el éxito radicó en un engaño electrónico: desde el Ejército interrumpieron las comunicaciones entre el frente oriental ‒que daba las instrucciones de Cano‒ y el que tenía a los secuestrados, de modo que no se pudiera confirmar la veracidad de la operación humanitaria.
“Buscamos radioperadoras con voces similares a las de las Farc. Como no había suficientes en el Ejército, participaron incluso esposas de miembros de inteligencia”, le explicó el militar a El Tiempo en su momento.
El engaño estuvo en todos los frentes. Ningún soldado conocía sobre la operación. Incluso, el entonces presidente Álvaro Uribe anunció públicamente que aceptaría iniciar conversaciones de paz con la hoy extinta guerrilla para liberar a los secuestrados. Todo estaba organizado para que las informaciones públicas y las falsas estuvieran relacionadas.
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