Todos los que lo han leído recuerdan la primera vez que sostuvieron entre las manos un libro de Harry Potter. La sensación era de extrema curiosidad, fuésemos lectores o no. ¿Cómo un niño pequeño con anteojos podía terminar convirtiéndose en el mago más fabuloso de todos los tiempos? Abrir el libro era encontrarle respuesta a esa pregunta, entrar de lleno a un universo que por más fantástico que fuese, estaba mucho más cerca de nosotros de lo que pensábamos.
Harry Potter a los 8 años era como cualquiera de nosotros a esa edad. Tal vez algunos tuvimos un primo odioso que nos hacía la vida imposible, o alguno de los niños en la escuela, y teníamos la idea de que estábamos solos, especialmente si éramos hijos únicos y no había con quien jugar. No todos, sin embargo, sufrimos lo que este niño sufría en los libros, con unos tíos que lo menospreciaban y el anhelo del amor que no llegaba, un pastel de cumpleaños pintado en la arena con la inscripción: “Feliz cumpleaños, Harry”, y la sensación de que su existencia era un completo error.
El primer libro se publicó en junio de 1997 y en español, las primeras ediciones llegaron en marzo de 1999. Fueron publicadas por la editorial Salamandra, nos permitieron acudir a las aventuras de Harry, Ron y Hermione, posiblemente los tres amigos más famosos de los últimos tiempos. Los conocimos a los tres en La piedra filosofal, con el inicio de “el niño que sobrevivió”. Nos encariñamos por completo de la brillantez de Hermione, la valentía de Harry, y las ocurrencias de Ron.
Con ellos fuimos a Ollivanders y conocimos la forma en que una varita escoge a su mago; viajamos en tren, comimos ranas de chocolate que salían brincando por los pasillos y recorrimos Hogwarts por primera vez; nos aterramos al imaginar que unas escaleras podían cambiar de dirección en el momento que quisieran y que los retratos en los cuadros cobraban vida y hablaban; los fantasmas caminaban por los pasillos y, de repente, un gigante tonto aparecía mientras todos estaban tomando la cena.
Después nos fuimos encariñando con los otros personajes de la historia: Hagrid, la profesora McGonagall, Dumbledore, la familia Weasley, Neville y hasta con los mismos Snape y Malfoy. De alguna forma adoramos la maldad de “el que no debe ser nombrado” y clamamos por su regreso. Queríamos verlo, enfrentarlo. Jugamos al ajedrez mágico y volamos a bordo de una escoba, luchamos contra el profesor Quirrell y entendimos que nuestra verdadera casa no estaba en las cuatro paredes junto a los Dursley, sino en aquella escuela de magia y hechicería.
El segundo libro nos permitió ver algo más de todos los personajes, una evolución, y comenzamos a entender de lo que podía ser capaz Lord Voldemort. Sufrimos hasta el cansancio con la pequeña Ginny Weasley y jugamos Quidditch con el ánimo de vencer al pesado de Draco. Nos encariñamos con el personaje de Doby, el elfo, y viajamos a bordo de un auto volador, y volvimos en el tiempo entre las páginas de un diario; supimos el verdadero nombre de Lord Voldemort y luchamos contra Aragog y sus arañas, descendimos a la Cámara de los Secretos y enfrentamos al Basílisco. Entendimos que ser Harry Potter también implicaba llevar a cuestas una carga pesada.
Del tercer libro en adelante, los personajes y sus lectores maduramos. Nuestros anhelos son uno con los de Harry, nuestras ideas fluyen con las de Hermione y nuestros miedos son los mismos que los de Ron. Aquí surge uno de los personajes que lo cambia todo. Sirius Black logra que Harry vea las cosas de manera distinta y hace que nuestro título favorito de la saga sea El prisionero de Azkaban. Por él, la historia crece, explora otros escenarios, y finalmente tenemos nuestro Patronus.
El cáliz de fuego se publicó en 2000 y y un año después se tradujo al español. Este libro fue mucho más voluminoso que los dos anteriores. Aquí asistimos al cuarto año de Harry como aprendiz en Hogwarts y la víspera del Torneo de los Tres Magos se ve intervenida por la presencia de los mortifagos. Alguien altera el cáliz y el nombre de Harry es seleccionado para participar de la contienda que solo puede reunir a chicos mayores de 16 años. Una vez más, el joven mago está en boca de todos. De alguna manera, aunque es el héroe de la historia, siempre termina siendo el enemigo público. El libro termina con el resurgimiento de Lord Voldemort.
El quinto libro supera de lejos en extensión a los demás. En su versión inglesa tiene alrededor de 900 páginas. En español apareció en febrero de 2004 y la tirada inicial fue de un millón cien mil ejemplares.
La Orden del Fénix presenta a un Harry conflictuado por su pasado y la aparición de su mayor enemigo, el responsable del asesinato de sus padres. Siente nostalgia por sus días junto a Sirius Black y ve en él la figura paterna que no pudo experimentar en su infancia. Aquí aparece por vez primera otro de los personajes queridos de la saga, Luna Lovegood, ese toque de humor y extrañeza que le hacía falta a Hogwarts. Bellatrix Lestrange también hace su primera aparición y el lector la ama por completo, así como la aborrece. Es una bruja con todas las letras.
En esta parte de la historia, el mundo mágico enfrenta el regreso de ‘El Señor Tenebroso’ y tanto magos como muggles se preparan para vivir tiempos oscuros.
Los dos últimos libros de la saga, El misterio del príncipe y Las reliquias de la muerte, nos presentan la etapa más lúgubre de la historia. El declive se acerca y varios personajes enfrentan sus últimos momentos.
El primero se publicó en español en 2006, y el segundo apareció dos años después. El sexto libro nos muestra a Harry entrando en contacto con un libro de pociones que lo llevará por caminos peligrosos, como en su momento lo hiciera el diario de Tom Riddle. Al tiempo, su cercanía con Dumbledore se amplifica. Ambos se enfrentan a la realidad de que si quieren derrotarlo a Voldemort, primero tienen que rastrear sus migajas.
En este libro, vemos también a un Malfoy que tiene que enfrentarse a un oscuro destino impuesto por su padre. Mientras Harry sufre por el fallecimiento de Black y las verdades que va descubriendo, Draco lo hace por no poder escapar de sí mismo. Sobre el final, dos revelaciones importantes se dan y para esta altura de la historia ya estamos más que vinculados, así que nos embargan los enigmas y nos duelen más que nunca las traiciones y las muertes.
Las reliquias de la muerte cierra los diez años de la saga y es el fin de la historia. El libro se publicó en julio de 2007, en su idioma original, y para febrero del 2008 se imprimieron un millón y medio de ejemplares de la versión en español. El libro fue récord en ventas en varios paises y destronó al inmediatamente anterior en las listas de más vendidos en Reino Unido, Estados Unidos y España.
Esta última novela es el cierre de todo. Con Dumbledore muerto y el mundo mágico controlado por Voldemort, Harry y sus amigos se encuentran en la búsqueda de los horrocruxes. Harry más que encerrado en sí mismo y convencido de que para derrotar a su enemigo tiene que sacrificarse, Ron conflictuado por no saber sobre el paradero de su familia, y Hermione, entre la espada y la pared, pues lo ha perdido todo y la única familia que le queda son estos dos con los que tanto ha vivido.
En esta ocasión, Hogwarts es un sitio hóstil y todo sucede en la periferia. Conforme el final se acerca, la batalla es inminente. Mortífagos, magos, alumnos del colegio, criaturas mágicas, todos, se ven enfrentados los unos a los otros por saber quién será el que controle el mundo mágico.
Harry enfrenta su destino y ante Voldemort descubre la razón de todo. La historia inicia con él y debe terminar con él. Creo que es el libro con el que más lloramos. Es, quizá, el más emocionante.
Si bien hay una octava parte de la saga, no ha sido tan trascendental como las otras. Sin embargo, con el paso de los años, el legado de Harry Potter crece y se expande. Ya son 25 años desde que apareció por vez primera. Y pensar que todo se lo debemos a la hija pequeña de un editor.
Mucho pasó para que Joanne Rowling publicara su primera novela. Después de entregarla a varios editores en Reino Unidos y ser descartada por todos, finalmente dio con uno, el de Bloomsbury, que obedeció al criterio de su hija. Llevaba consigo el manuscrito de La piedra filosofal y se lo dio a la niña, pues no creía que fuera la gran cosa. Tan solo 24 horas después, la niña le sugirió publicarlo. La curiosidad le ganó al editor y lo leyó. Se dio cuenta de lo que esa historia podría darle a grandes y pequeños con el paso de los años.
Las películas, protagonizadas por Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson, han permitido que el fenómeno crezca y llegue a todo el mundo. Se ha convertido en una de las referencias populares más importantes de lo que va del siglo XXI. Cada año hay un nuevo lector de Harry Potter en el mundo, y de aquí a 50 años, lo más seguro es que todos sepan lo que es un muggle y cuántos puntos da la Snitch.
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