La razón por la cual ninguna alcaldía ha podido formalizar a los vendedores ambulantes en Bogotá

Expertos aseguran que, hasta el momento, no se ha implementado una política pública exitosa que solucione la situación de los venteros en la capital

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Una mujer camina frente a un vendedor informal de mascarillas en una calle de Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega/Archivo
Una mujer camina frente a un vendedor informal de mascarillas en una calle de Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega/Archivo

Aún no se registra una cifra exacta para los vendedores ambulantes en Bogotá, por un lado el Instituto para la Economía Social (IPES) registra 54.000, mientras que datos del Departamento de Administración Nacional de Estadística (DANE) hablan de 120.000.

Lo único que se ha podido establecer son los sitios más concurridos, como el tramo “peatonal” de la carrera séptima, San Victorino y Chapinero, así como las zonas comerciales de Fontibón y Kennedy.

Alejandro Rivera, director del IPES, explicó que “tenemos en las diferentes localidades un aproximado de 20 locaciones grandes, en las que estamos construyendo pactos que permitan que la ciudadanía pueda ejercer el derecho a la movilidad, a la cultura, al espacio público y, de paso, garantizar el derecho al trabajo de esta población. Vale recordar que diferentes sentencias de la Corte reconocen a los vendedores informales como trabajadores autónomos”.

El caso de Fernando Luna, quien sale de su casa desde las 10 a.m. en el barrio Las Margaritas, Kennedy, hacia su trabajo en San Victorino, Santa Fe, durante el día vende las empanadas que hace su esposa, con la que lleva 20 años y huyen juntos del conflicto en Caquetá, según el diario El Espectador.

Otro caso más es el de Adolfis Lucero, quien lleva 20 años como vendedora informal en Chapinero, quien resaltó al mismo medio que la pandemia fue un factor fundamental para este aumento. “Las personas no encontraron otra opción que salir a la calle a vender, para poder comer. Aunque en el sector en el que trabajo se incrementaron los vendedores, no todos estaban carnetizados por el IPES y varios los fueron sacando”, indicó.

Políticas públicas

Durante la administración de cada Alcaldía, las estrategias alrededor de las ventas informales han variado, pero ninguna ha funcionado.

En el 2008-2011 se intentó con los quioscos móviles y fijos implementados en la alcaldía de Samuel Moreno. El trabajo social, con eventos y ferias en la administración de Gustavo Petro entre 2012-2015. O las intervenciones del Esmad y la Policía, con Enrique Peñalosa en 2016-2019.

La falta de eficacia de las estrategias ha llevado a las denuncias por la persecución contra los vendedores informales: policías llevándose los puestos, decomisando mercancía y enfrentamientos con los vendedores. Sin embargo, algunos afirman que, recientemente esto ha disminuido.

En la administración de Antanas Mockus y de Enrique Peñalosa hubo mucho maltrato. Violaban nuestros derechos, ya que no tenían en cuenta que nos tocaba salir a vender en la calle para llevar recursos a la casa. El Gobierno ha ignorado que en la población de vendedores informales hay de todo: desmovilizados, desplazados, víctimas del conflicto armado y gente sin estudio, entre otros”, agregó Fernando Luna.

El trabajo actual de la alcaldesa Claudia López ha garantizado el trabajo a los informales, no como un desplazamiento forzado, sino como una organización, de acuerdo con Alejandra Rodríguez Cortés, directora del Departamento Administrativo del Espacio Público (Dadep).

Rodríguez indicó a El Espectador que, al menos en esta administración, no dejarán de existir ventas ambulantes, pero sí se buscará cómo adaptar el espacio público para que estos comerciantes convivan.

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