En un fuerte editorial, escrito por la periodista Mary Anastasia O’Grady, el Wall Street Journal expreso su preocupación por el futuro de la democracia en Colombia, tras la elección de quien calificó como “un izquierdista hambriento de poder”.
Destaca la editorialista que, a pesar de haber ganado las elecciones, el antiguo guerrillero del M-19, “un populista de extrema izquierda”, no obtuvo el mandato suficiente por parte de los electores como para poder emprender cambios radicales, debido a que casi la mitad de los votantes decidió no respaldar su candidatura.
Sin embargo, según O’Grady, es posible que el presidente electo no acepte esa realidad. Reseña la periodista que Petro ha prometido aumentar los impuestos a los empresarios, imponer nuevos aranceles de importación y acabar con las licencias para la exploración petrolera. “En su opinión, el estado, no el mercado, debe dirigir la economía”.
Asegura el editorial que, a pesar de que, según la Constitución y la ley, el banco central colombiano es una entidad independiente, se espera que Petro ejerza presión para imprimir moneda de manera imprudente, como sucedió en Argentina.
Sin embargo, de acuerdo con el Wall Street Journal, no son las posibles decisiones económicas radicales el mayor peligro del gobierno que comenzará el próximo 7 de agosto. Asegura O’Grady que “al elegir un ejecutivo con un apetito ilimitado por el poder y vínculos con facciones políticas que simpatizan con los grupos criminales, los colombianos han firmado la sentencia de muerte de su democracia”.
Sostiene la editorialista que Colombia ya tiene lo que llama “un estado de derecho tambaleante”, según ella, debido al respaldo que el entonces mandatario estadounidense Barack Obama y el colombiano Juan Manuel Santos le dieron a una “amnistía” a las Farc tras el proceso de paz. “En el acuerdo final, los guerrilleros fueron amnistiados de facto por sus muchos delitos sangrientos”, asegura el editorial.
O’Grady realiza un recorrido por la carrera política del nuevo presidente de Colombia, de quien asegura fue una asesor cercano a Hugo Chávez a principios de la década del 2000 y, sostiene la editorialista, pidió financiación para su campaña al régimen Chavista, según declaró el Diosdado Cabello.
De acuerdo con el texto del Wall Street Journal, Petro siempre negó haber pedido dinero a la dictadura venezolana y, aunque el mismo Cabello lo declaró “enemigo del chavismo”, por las críticas del político colombiano al régimen venezolano durante la campaña, tras el triunfo en las presidenciales, el lugarteniente de Maduro expresó en Twitter su “inmensa alegría”.
Finaliza la editorialista asegurando que, en su momento, Chávez usó los ingresos del petróleo para consolidar su dictadura y Evo Morales, en Bolivia, usó los ingresos de la cocaína para hacer lo mismo. “Si el señor Petro intenta copiar a los vecinos, las instituciones de Colombia podrían ser lo suficientemente fuertes para resistir uno o ambos métodos de consolidación del poder. Pero apostar por eso parece un triunfo de la esperanza sobre la experiencia”.
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