La financiación de las campañas políticas es uno de los temas más espinosos y polémicos, tanto por las cifras de dinero que se manejan que pueden ser alarmantes para un ciudadano común, como porque la transparencia de la contienda se refiere a de dónde provienen los recursos. En un estado democrático, como el colombiano, la financiación del Estado para el funcionamiento de la política es parte fundamental.
En ese sentido el Consejo Nacional Electoral, por disposición de la Constitución Política, ha establecido topes de gastos electorales, así como el mecanismo por el cual los candidatos pueden acceder a la reposición de votos. Es decir, un dinero que les permita retribuir la inversión que hicieron en la campaña electoral.
Hay dos tipos de financiación estatal, el anticipo, por medio del cual los candidatos pueden acceder a unos cuantos miles de millones para financiar sus campañas, siempre y cuando hayan obtenido al menos el 4% de los votos al Congreso o un número de firmas suficiente que los avale.
El otro mecanismo se refiere a la reposición de votos, en la cual se le entrega un dinero, después de finalizada la elección y una vez se han entregado los informes de gastos avalados debidamente por la autoridad electoral, que compensará el dinero correspondiente si obtuvo más de 4 % de los votos en la elección.
El Consejo Nacional Electoral debe establecer el valor que se entregará por cada voto válido que obtuvo un candidato en elección, que para la pasada elección presidencial fue de 3.126 para quienes hayan recibido anticipos de financiación estatal, a quienes les corresponde un monto menor por voto válido.
Como ni Gustavo Petro ni Rodolfo Hernández habrían recibido anticipos para financiar sus campañas, el valor equivalente por cada voto válido para la segunda vuelta presidencial en 6.372 pesos colombianos.
Ambos cumplieron con el porcentaje de votos previsto para acceder al sistema de financiación posterior a las votaciones, por lo que recibirán reposición. La fórmula es sencilla, se toma el número de votos recibidos por cada candidato y se multiplica por el valor fijado.
Las cifras serían astronómicas teniendo en cuenta que Petro obtuvo 11′281.013 de votos y Hernández 10′580.412, sin embargo, existen topes para el dinero que se le entrega al candidato o a la agrupación política que avaló la campaña presidencial.
“Ningún candidato podrá recibir suma superior al monto de lo efectivamente gastado y aprobado por el Consejo Nacional Electoral, menos los aportes del sector privado y el anticipo dado por el Estado, en caso de que hubiera tenido acceso a él”, señala la resolución.
Es decir que no podrá entregarse más dinero que el invirtieron para su campaña presidencial, que no pudo haber excedido el tope de $12′840.703.931, así mismo, el financiamiento que hayan recibido por medio de aportes de particulares, deberá restarse en la reposición.
Hasta el momento no se conoce cuál fue el gasto de cada campaña, debido a que tienen hasta un mes después de finalizada la elección para entregar el informe de ingresos y gastos ante el CNE, que debe ser publicado cuando lo emitan. La autoridad electoral avala los respectivos montos y fija el porcentaje de reposición si hay lugar a este.
Por ejemplo, para la primera vuelta presidencial, al candidato Gustavo Petro, por los 8,5 millones que obtuvo, le correspondían $26.656 millones; sin embargo, según el reporte del portal Cuentas Claras, gastó poco más de $16.494 millones de los cuales dos eran donaciones de particulares.
En el caso del candidato Rodolfo Hernández, obtuvo 5,9 millones de votos y le correspondieron $18.609 pero en la primera vuelta solo gastó $3.849 en su campaña presidencial, de acuerdo con el informe de ingresos y gastos de los que 40 millones eran donaciones particulares.
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