El 29 de mayo, durante la primera vuelta de las elecciones para la Presidencia de la República, 14 millones de ciudadanos acudieron a las urnas. Parecería que era una ocasión más de los comicios del país, y, sin embargo, se presentó una ruptura con la tradición del elector colombiano. Por primera vez, se votó en contra de los partidos tradicionales.
Se eligieron dos propuestas diferentes entre sí, pero con una base común: la ruptura con el orden establecido. Podría decirse que fueron dos propuestas “anti establishment”, en el sentido de plantear propuestas que manifiestan el hartazgo frente a la clase política tradicional. “Tantos años de un sistema dirigido por los mismos y que no funciona para la mayoría han sido más que suficientes; el cambio es el sentimiento y la lucha de toda Colombia”, manifestó Gustavo Petro esta semana en medios de comunicación locales. Así mismo, Rodolfo Hernández presentó su propuesta como: “La elección es simple: votar por alguien que esté controlado por los mismos de siempre, o votar por mí, que no estoy controlado por nadie”.
Es pertinente observar que los dos candidatos enfrentados para la segunda vuelta se vieron avocados a aceptar alianzas con miembros clase política tradicional, que además se caracterizó por ser una campaña envuelta en ataques personales, escándalos de toda índole, acusaciones de tipo político y también del orden personal, desplantes y ausencias a espacios de confrontación de ideas y propuestas. Asuntos que le restaron brillo y calidad al debate.
Dos caminos: el fondo y la forma
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández presentaron propuestas disruptivas prometiendo cambios a la forma cómo tradicionalmente se ha hecho la política en el país. La propuesta de Petro se centró en el cambio de fondo y a largo plazo de las estructuras económicas y políticas de Colombia, mientras que Hernández presentó una propuesta de forma, basado en un ataque focalizado a las prácticas de corrupción que según el era la base fundamental del estancamiento económico y social del país.
Colombia decidió. Rompiendo con la tradición del voto conservador de centro derecha, el país esta vez eligió una propuesta más centrada dentro de un cambio profundo alternativo a las propuestas de gobierno que ha tenido el país durante el último siglo.
¿Qué fue lo que llevó al país a elegir esta propuesta?, existen diversos factores: tal vez el más evidente es la profunda inequidad social y económica que vive actualmente la sociedad colombiana, ocasionada por las profundas brechas entre los sectores productivos, insertos dentro de la dinámica económica y social y los amplios sectores de la sociedad que se encuentran excluidos y con todas sus necesidades y demandas desatendidas por parte del gobierno.
Los amplios sectores descontentos e inconformes con la gestión del actual gobierno, se manifestaron en una nueva generación de votantes: más jóvenes, pertenecientes a los sectores más excluidos y pobres de la sociedad, quienes tradicionalmente se habían mantenidos alejados de la discusión política, irrumpieron para ser escuchados en sus necesidades. Este fenómeno se vio favorecido por la pandemia, que mostró de manera dramática la profundización de la inequidad y las brechas sociales y económicas existentes en el país.
El cambio… ¿Será posible?
Aunque la coalición que respalda al presidente electo Gustavo Petro tendrá una bancada en el Congreso de (20 senadores y 28 representantes a la Cámara), deberá enfrentar un Senado de la república y una Cámara de Representantes totalmente fragmentadas y con múltiples bancadas, en donde ninguna se yergue como una mayoría definitiva y decisoria para respaldar todas las iniciativas propuestas por el ejecutivo.
El presidente se verá obligado a negociar con todas las bancadas para sacar adelante sus iniciativas. Esa relación ya se vio durante la campaña a la segunda vuelta, aunque va a seguir buscando el acercamiento y la negociación con representantes y “pesos pesados” de la política tradicional, lo cual puede generar rechazo por parte de los sectores votantes, que pueden percibir esto como un cambio de discurso.
Petro tendrá contrapesos muy fuertes que le reducirán el margen de movilidad y de acción para llevar a cabo las reformas que propone durante su mandato: el Banco de la República, los medios de comunicación, las cortes, los entes de control estatal y las asociaciones empresariales.
A esto se suma que el cambio propuesto por Gustavo Petro es profundo y para que se lleve a cabo afectará y transformará los cimientos mismos de la estructura de la producción económica y de la vida social y política del país, que hace que esta sea una apuesta a largo plazo y gradual en su realización. Petro muestra una nueva senda para que Colombia transite por primera vez alejada de la derecha que tradicionalmente ha gobernado. Tendremos cuatro años para ver el primer paso de un nuevo país.
*Gabriel Clavijo Martín es politólogo especialista en Gestión Pública, Mg. Estudios Político e Internacionales y docente universitario.
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