De la extinción inminente se salvó la especie de ranas venenosas “Oophaga lehmanni”, luego de la acción temprana de las autoridades ambientalistas colombianas. Esta especie endémica del Pacífico nacional se ha visto violentada a causa de acciones humanas y, hasta ahora, empieza a recuperarse del golpe que la ha tenido cerca a desaparecer para siempre. Especialistas lograron que este animal se reprodujera y que surgieran nuevos ejemplares que, posteriormente, fueron dejados en libertad. Casi treinta de estos animales fueron liberados en el Valle del Cauca para que, naturalmente, inicien una repoblación.
“Es una satisfacción muy grande soltar esta especie a la que uno ha aprendido a cogerle tanto amor. Cada día le voy cogiendo más amor, lo veo como una misión”, destacó Eli López, miembro de la comunidad, en una entrevista con EFE. La mujer entregó sus declaraciones desde la zona de Anchicayá, en el municipio de Dagua, en donde la comunidad se ha encargado de cuidar a esta especie y desde donde se monitoreará la evolución de las mismas que, ahora, se encuentran viviendo en su hábitat.
De acuerdo con lo que reveló Carlos Galvis, biólogo jefe de poblaciones de la fundación Zoológica de Cali, el veneno que secretan estas ranas tienen un alto nivel de toxicidad, sustancia que utilizan para evitar a sus potenciales predadores. “No es un veneno que usen para agredir ni causar daño a otros organismos, es solo un mecanismo de defensa”, agregó Galvis. El experto detalló que, a su vez, el veneno tiene un potencial farmacéutico importante. Estas ranas se caracterizan por tener franjas rojas y negras en su cuerpo. Su hábitat natural es el bosque húmedo subtropical, es decir, pueden ser vistas en la Cordillera Occidental de los departamentos de Valle del Cauca y Chocó.
“Tras cerca de dos años de investigación y experimentación, con el trabajo de tiempo completo de profesionales especializados, en un laboratorio construido exclusivamente para esta especie, con condiciones de temperatura, humedad y otros factores ambientales rigurosamente controlados y después de una cuidadosa selección genética, dieron por resultado estas primeras 29 ranitas con las que se busca iniciar el repoblamiento”, agregó.
El biólogo aseguró que el proceso de reproducción y liberación de estos animales es algo histórico, no solo para el país, sino también para el sector ambiental internacional. “Se está ayudando a que esta especie no desaparezca de la faz de la Tierra. Ha sido un largo recorrido en el que varias entidades hemos unido esfuerzos para lograr que hoy arranque esta nueva etapa de liberación de estas hermosas ranitas que están gravemente amenazadas y que como Corporación nos hemos comprometido a proteger con nuestros aliados”, manifestó.
Las entidades que apoyaron este proceso fueron la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), el Zoológico de Cali, la Universidad del Valle y la Wildlife Conservation Society (WCS). A estas se sumaron el Ministerio de Ambiente, Parques Nacionales, la comunidad de Anchicayá, la Universidad de Los Andes, el Zoológico de Zúrich y profesionales como el profesor Adolfo Amézquita. “Las ranas liberadas serán monitoreadas con ayuda de las comunidades del sector con las que se espera fortalecer este programa de conservación”, añadió la CVC.
Para el pasado mes de mayo, durante la agenda oficial del presidente Iván Duque en el Reino Unido, se firmó un documento con el fin de manifestar el interés del gobierno nacional para proteger a especies como estas. “Ratificamos el compromiso de suscribir la Declaración del Palacio de Buckingham - Grupo de Trabajo Unidos por la Vida Silvestre, y ser el primer país en acompañar este propósito para la lucha contra el tráfico de fauna silvestre y especies exóticas (...) los miembros del Grupo de Trabajo de Apoyo que reportan información e inteligencia relacionada con el comercio ilegal de especies silvestres, y en donde sea relevante, tienen que tomar acciones apropiadas”, consigna un fragmento de la declaración”, aseguró el mandatario.
SEGUIR LEYENDO: