“Para reducir el déficit fiscal en Colombia va a ser necesario aumentar los ingresos”: Mauricio Cárdenas

El exministro de hacienda, economista, politólogo y actual profesor de cátedra de la Universidad de los Andes habló con Infobae del déficit fiscal que afronta el país. Explicó por qué esta situación se convertirá en la ‘papa caliente’ que deberá adoptar el próximo presidente

Guardar
En la imagen, el exministro
En la imagen, el exministro de hacienda, Mauricio Cárdenas. Foto: Colprensa

Las finanzas públicas que deja el gobierno en ejercicio, tras haber afrontado una pandemia y las consecuencias de una crisis global, han aumentado el déficit en el país. La situación es compleja y para muchos analistas los tiempos que se avecinan son difíciles. En diálogo con Infobae Colombia, Mauricio Cárdenas fue enfático en la necesidad de corregir el desequilibrio fiscal –que este año superará los 70 billones de pesos–, a través de la reducción en gastos o el aumento de los ingresos, sin importar los costos políticos que esto pueda llegar a significar.

Mucho se habla del déficit fiscal que enfrenta el país. Esté, al cierre del 2021, llegó a 7,1 % del PIB, una cifra, que si bien es inferior con respecto al del 2020, es motivo de preocupación. ¿Cuáles serían las medidas más idóneas para reducirlo?

El déficit del 2021 fue particularmente alto y las finanzas públicas se desequilibraron por cuenta de la pandemia, pero no se van a auto corregir con el fin del covid, ese es el gran problema. Para la reducción del déficit hay que ser proactivo. De hecho, este año, con una pandemia más reducida, podríamos decir que la situación estará prácticamente normalizada, siendo superior al 6 % del PIB. Sin embargo, tenemos un problema porque 6 % del PIB de déficit fiscal no es sostenible. ¿Qué quiere decir que no sea sostenible? Significa un aumento en la deuda y esto hace que el país gaste una parte importante de sus recursos fiscales pagando intereses. Quedará menos plata para hacer otras cosas. A futuro Colombia en vez de pagar el 3 % del PIB de intereses año a año –como era la tradición de la última década–, ahora comenzará a pagar 4 %. Recordemos que el país recauda en impuestos más o menos 14% del PIB.

El déficit fiscal hay que reducirlo porque de lo contrario estaremos dedicando más recursos a pagar intereses y esa es una tarea que le deja este gobierno al siguiente. Este gobierno se va sin resolver este problema y le dice al próximo ‘le dejo una ley que no le dice a usted cómo hacerlo sino que le dice que lo tiene que hacer’. Esa es la ley de la Regla fiscal, que lleva unos artículos que nadie discutió en el sentido de la opinión pública. Estos fueron aprobados por el Congreso pero sin mayor debate. Esa ley, independientemente de cuál sea la ideología del próximo gobierno, obliga a reducir el déficit del 6 % del PIB en el 2022 a algo así como el 3% del PIB o menos para el 2026. ¿Qué hace el próximo gobierno para hacer esa fuerte reducción? Ya hay dos opciones: hacerlo o no hacerlo. Uno como gobierno puede decir ‘esa es una ley que no me convence, no creo que sea conveniente, no quiero hacerlo’.

Pero… ¿No es peor no hacerlo?

Sí. Pero simplemente no lo haces. Es una cuestión de decisión. Si el gobierno dice que ‘no’, se enfrenta a unas consecuencias. Por ejemplo el financiamiento para Colombia, las condiciones de acceso al mercado financiero global están basadas en la creencia de que el gobierno lo va a hacer, o sea, los mercados le apuestan a que el gobierno lo hará, por eso siguen financiando a Colombia con relativa tranquilidad. Un gobierno que diga ‘no lo voy a hacer’ se expone a perder acceso a condiciones favorables, como bajas tasas de interés a ese financiamiento. Entonces decidir no hacerlo es muy costoso. La alternativa es hacerlo.

¿Cómo se baja un déficit del 6% del PIB a 3 % del PIB?

El único candidato al que le oí hablando sobre reducir el déficit y cumplir la ley de la Regla Fiscal fue a Federico Gutiérrez. No dijo cómo, pero sí dijo que se iba a comprometer a hacerlo. A Gustavo Petro y a Rodolfo Hernández no les he oído hablar de la regla fiscal y no es claro qué posición van a tomar, pero cualquiera que sea el ganador, va a tener que enfrentar un dilema grande porque no hacerlo es costoso y se aumenta la prima país, es decir que a Colombia le va a costar más financiarse si no lo hace. Eso afecta no solo al gobierno sino al sector privado, entonces no hacerlo tiene costos, pero hacerlo tiene costos y sobre todo costos políticos. ¿Cuáles son esos costos? No hay ninguna alternativa para bajar el déficit fiscal, no hay ninguna opción. Es o reducir el gasto o aumentar los ingresos, cualquiera de las dos, tiene costos políticos.

Algunos analistas dicen que el gran problema del déficit fiscal colombiano es que nuestra calidad del gasto público es muy baja y no se ve traducida en altas tasas de crecimiento y de disminución de la desigualdad ni la pobreza estructural en el largo plazo. ¿Si nos lanzamos a atacar el déficit, qué pasaría con la desigualdad?

Para reducir el déficit fiscal hay que empezar pensando en los recortes de gasto. Esto tiene muchas implicaciones. Si tomamos un programa como Ingreso solidario, que da subsidio a los colombianos en condición de pobreza y vulnerabilidad, obviamente quitar esos subsidios es muy costoso desde el punto de vista de la equidad. O, por ejemplo, si reducimos el gasto del gobierno en infraestructura, es muy costoso desde el punto de vista de crecimiento. Entonces no hay una salida fácil. No hay una salida en la que uno diga ‘esto tiene costo cero’. Lo ideal sería, obviamente poder reducir gastos que tengan muy poco impacto sobre el crecimiento económico o sobre la desigualdad, pero para eso hay que sacudir al sistema, porque son gastos en sectores muy importantes para el país, donde se van a ver las consecuencias. Mi recomendación es adoptar una política de reducción de gasto que implique mucha austeridad, específicamente, en los gastos de comisionamiento, para sacrificar al mínimo posible los gastos que desestimulan la desigualdad o el crecimiento económico. En los gastos de funcionamiento hay dónde recortar, pero se requiere mano dura.

Es decir, ¿aplicar la propuesta de austeridad de Rodolfo Hernández de reducir a un 30 % los cargos públicos en las entidades estatales?

Pues lo tiene que hacer con un criterio más selectivo. Yo creo que esto no funciona en todas las entidades, porque hay entidades donde pueden sobrar gastos de personal, pero hay otras en donde falta. No puede ser una decisión a rajatabla. Pero sí convendría hacer esa cirugía, porque si hay algo que hemos visto en los últimos años es que el tamaño del Estado del 2018 a la actualidad aumentó considerablemente. Hace una década tuvimos un Gobierno muy estable. El tamaño del Gobierno estuvo décimas alrededor del 19% del PIB y ahora el tamaño fácilmente es del 23 % del PIB , es decir, aumentó como no lo había hecho en muchos años. De hecho, en otro momento en donde también creció muchísimo fue después de la Constitución del 91, o sea que este es el segundo momento del aumento de tamaño del gobierno en Colombia. Y como no hay plata para eso, no puede ser que sigamos sosteniéndolo a punto de deuda. Hay que reducir el tamaño del Estado.

Recientemente, un analista dijo que Petro tenía dos problemas: sabe muy bien cómo gastar el dinero pero es poco preciso en cuanto a cómo aumentar de manera viable los recursos, pues pretende poner trabas a la industria del petróleo y con ello disminuir los ingresos que el gobierno obtiene de este sector. Por otro lado, aumentará el tamaño del Estado. Entre esta propuesta y la de Hernández que mencionamos anteriormente, ¿cuál es más viable?

Lo primero que hay que decir es que el país no puede sacrificar ingresos fiscales. Hoy tiene un problema de gasto y del tamaño de gobierno. Pensar en bajar los ingresos sería altamente contraproducente. Las propuestas de Petro, como las de Hernández, hoy con fines electorales, hablan de reducir. En el caso de Petro con los menores ingresos petroleros que surgirían de una prohibición a la exploración ,y en el caso de Hernández, bajando impuestos, eliminar el 4 x 1.000, reduciendo el IVA y las cargas fiscales a las empresas. Entonces en este escenario, pensar en bajar ingresos es algo que no solo es muy arriesgado, porque puede agravar muchísimo la situación fiscal del país, sino que es altamente contraproducente. De hecho, para reducir el déficit fiscal en Colombia va a ser necesario aumentar los ingresos. Es decir, todo lo contrario.

Aumentar impuestos…

Sí. Se va a necesitar aumentarlos. Eso significa hablar del tema más impopular para los gobiernos: las reformas tributarias.

Pero más carga fiscal, sumado a las responsabilidades de carácter laboral, podría significar un golpe al aparato productivo del país y en últimas terminar desincentivando la inversión. Desde esa perspectiva, ¿cuáles son las salidas que debería plantear el empresariado para subsistir en un escenario como este?

Eso nos lleva a que la salida, indiscutiblemente, tiene que estar por el lado de reducir gastos que se hayan adoptado en los últimos años que sean innecesarios. Ese debe ser el foco pero yo me temo que eso no va a ser suficiente y que el próximo gobierno va a tener que pensar en cómo mejorar los ingresos fiscales, pero obviamente esto no va a mejorar si la propuesta es bajar el IVA del 19% al 10%. Eso lo único que hace es generar más problemas.

Entonces ¿a quién se le deberían cobrar esos impuestos?

Hay ciertos temas pendientes que se deben resolver pero ninguno de ellos lo veo con la capacidad de generar esos ingresos tan altos como los que se necesitan. No lo veo viable hacer ajustes ni en el IVA, ni en el impuesto de renta. Esos temas ya no se pueden tocar. De pronto en temas específicos como la comida chatarra, el impuesto al carbono, en la búsqueda por reducir la evasión a través de paraísos fiscales. De todas maneras no hay mucho margen para subir los impuestos en Colombia.

Algunos analistas coinciden en que lo que ha dejado la globalización es la pobreza ¿Conviene cerrar fronteras para proteger la economía colombiana, renegociando tratados de libre comercio y poniendo un ‘stand by’ a las importaciones?

Los dos candidatos están hablando de proteccionismo. Independientemente del resultado de las elecciones, vamos a tener que vivir en un país más cerrado y protegido. Sin embargo, recordemos que Colombia tiene muchos tratados de libre comercio, entonces no puede unilateralmente subir aranceles porque se expone a que tomen medidas en su contra y no queremos que nuestros productos de exportación enfrenten dificultades.

Tendremos gobiernos intentando subir aranceles, pero al mismo tiempo mucha preocupación, pues se pueden generar retaliaciones de parte de otros países. El tema de los aranceles va a ser muy polémico porque siempre va a haber ganadores y perdedores con esto. Y los aranceles, en un ambiente inflacionario, con escasez mundial de alimentos, van a ser totalmente contraproducentes porque nos van a encarecer la comida. En eso los dos candidatos están equivocados.

Uno de los aspectos que hoy hace aumentar el déficit es el déficit del Fondo de Estabilización de Combustibles, que ante el alza en el precio de la gasolina ha venido a rescatar el bolsillo de los colombianos subsidiando el precio de la gasolina. ¿Hasta cuándo el gobierno nacional podrá seguir soportando este gasto y qué medidas se pueden implementar para evitar continuar con el aumento del déficit?

Siquiera me tocas este tema. Todo lo que he mencionado anteriormente, sobre la situación fiscal, ha ignorado un nuevo problema que ha surgido de manera muy contundente en los últimos meses. Ya el país tenía suficientes problemas en materia fiscal. Todo lo que he dicho hasta ahora ha omitido un agravante. Ahora el problema es más complejo. Además del reto que significa la dificultad de bajar el déficit hay que encontrar cómo financiar un subsidio a los combustibles que cuesta un 2 % del PIB cada año, es decir 22 billones de pesos.

Eso es un problema que no existía hace dos años. Entonces el próximo presidente de Colombia va a tener que tomar una decisión muy difícil y es cómo sube el precio de los combustibles o cómo financiar un déficit fiscal aún mayor que es equivalente a 2 puntos del PIB. Si se suben los precios de los combustibles y se generan más problemas sociales, paros camioneros e inflación, o se le suma al déficit fiscal dos puntos del PIB por cuenta del subsidio de los combustibles. En este momento, obviamente ese subsidio es excesivo, es de los más caros que hay en el mundo y es muy regresivo porque los grandes ganadores son los colombianos que tienen carro y el sector transporte; el colombiano de a pie no gana nada. Es una encrucijada, no hay salida buena.

SEGUIR LEYENDO

Guardar