Esperanza Gómez explica cómo y por qué acceder a las becas escolares y universitarias que brinda junto a Yeison Jiménez

“Se siente muy bonito ayudar y, aunque nosotros somos parte del proceso, no somos la cabeza, es la fundación Trébol. Ellos son los que nos han convocado, nos han enseñado y nos han hecho participes de este proceso (...). Es muy bonito saber que uno siendo la cara pública, la que transmite y la que colabora con este proceso, recibe el cariño y la gratitud de muchas personas. Sin embargo, así como hay gente que me sigue con mucho amor, también hay gente que me sigue con mucho odio y ven todo esto como si no estuviera haciendo nada; entonces si uno se centra en trabajar y producir para uno mismo es malo, pero si ayuda y colabora con las demás personas también, es muy difícil tener contentos a todos”, expresó.

En Colombia pareciera un delito que la gente pobre y que no tiene recursos económicos surja, y en ocasiones es muy difícil porque cuando uno tiene un hijo de pronto se puede hacer el esfuerzo y pagarle educación, pero cuando uno tiene más de uno es muy complicado, sobre todo hoy con los costos de vida de hoy en día. Eso precisamente es lo que nos motiva a personas como Yeison Jiménez y yo, quienes estamos apoyando está causa, que nosotros no tuvimos ese tipo de oportunidades porque ninguno de los dos proviene de cuna de oro o de una familia adinerada y cuando uno no tiene esa capacidad adquisitiva, luchar y salir adelante es muy difícil. Es por eso que nosotros queremos que la gente aprenda y aprovecha los beneficios que les estamos brindando, porque no tienen que sacar el cien por ciento para una matrícula o para el costo de una carrera”, añadió.

“Yo fui educada en una familia bastante tradicional, en la que una mujer tenía que estar dispuesta solo a atender la casa, los hijos y al esposo ¡A nosotras no nos educaron para trabajar! Desde esa perspectiva, lo que uno soñaba era limitado. Yo, por ejemplo, nunca me visualizaba —aunque sí lo señaba— haciendo algo como a lo que me dedico hoy en día, ni tampoco que fuera a ser diseñadora de modas, porque eso estudié y es mi profesión, aunque no la ejerzo hace mucho tiempo; entonces muchas crecimos con esa mentalidad de que uno simplemente iba a la escuela a aprender a sumar, restar y leer para no ser bruta”, agregó.

“El futuro de Colombia y del mundo son los jóvenes, por eso es bueno que tengan mejores oportunidades, no solo en las ciudades, sino también en el campo (...) Además, quienes se esfuerzan por sacar una carrera adelante deberían también tener más valor en la sociedad, pero cuando terminan sus estudios y salen a buscar trabajo les piden experiencia, y sin ella no se la dan ¡Eso es ilógico! ¿Cómo va adquirir experiencia un joven que se acaba de graduar si nadie le da la oportunidad?, entonces sería bueno que el próximo presidente cree programas para incentivar a las empresas a contratar recién egresados, que les den oportunidad y que tengan ciertos beneficios. Hay muchas cosas que se tienen que modificar en Colombia, pero lo principal es que el estudio no sea un lujo sino un derecho. Nosotros, como ciudadanos, aportamos pagando impuestos y se supone que ese dinero debería ser, en gran parte, para el estudio y la educación de la gente menos favorecida, de quienes no tienen recursos para pagarlos, pero mientras siga habiendo tanta corrupción esos recursos no se van a ver”, concluyó la actriz de cine para adultos, quien hizo su retiro de la industria hace varios años y hoy se dedica a crear contenido para sus propias plataformas digitales.