El capo que Pablo Escobar no pudo matar: la guerra de Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela contra el líder del cartel de Medellín

Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela marcaron algunos de los años más violentos de la historia de Colombia, con ‘sapos’, masacres y atentados con bombas, en medio de los cuales quedó atrapado el resto del país

Guardar
Pablo Escobar, líder del cartel
Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín, y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali. Infobae

En la mañana de este miércoles 1 de junio falleció el excapo de la droga Gilberto Rodríguez Orejuela, líder del Cartel de Cali, uno de los grupos delictivos que causó algunos de los hechos más dolorosos que han marcado la historia del país. Junto a su hermano Miguel Rodríguez Orejuela fundaron el cartel del narcotráfico, con sede en el Pacífico colombiano, camuflado en un negocio familiar y recordado, además, por ser la principal competencia y enemigo de su homólogo, el Cartel de Medellín.

Líos de faldas y la lucha por las rutas del narcotráfico son algunas de las teorías por las que se cree que los carteles iniciaron una guerra que dejó en medio a todo el país; sin embargo, lo que desencadenó la pelea entre los hermanos Rodríguez Orejuela y Pablo Escobar todavía es desconocido; ahora, con Gilberto y Pablo muertos, es una historia que solo conoce Miguel Rodríguez Orejuela.

Se sabe que, hasta cierto momento, los carteles de Cali y Medellín, aunque eran competencia, manejaban sus negocios de manera independiente, sin enfrentarse; mientras Escobar enviaba toneladas de cocaína a Miami, los Rodríguez Orejuela, según la DEA, aportaba cuatro de cada cinco gramos de droga que se comercializaba en Nueva York.

La guerra de los carteles dejó algunos de los años más violentos en la historia de Colombia, en las décadas de los 80 y 90. El primer hecho que dejó en evidencia las diferencias entre los carteles de la droga del país fue el magnicidio del entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla el 30 de abril de 1984. El importante funcionario político fue asesinado bajo las órdenes de Pablo Escobar Gaviria, a quien había dejado en evidencia.

Lara Bonilla fue el primero
Lara Bonilla fue el primero en denunciar los nexos con el narcotráfico de Escobar, cuando estaba en el Congreso.

A pesar de que Lara Bonilla se convirtió en una ‘piedra en el zapato’ para los capos de la droga del país, los Rodríguez Orejuela pensaban que asesinar al político solo traería más problemas para los líderes de esas organizaciones, razón por la que se desligaron del plan para atentar contra el entonces ministro.

Ese mismo año, en España, Gilberto Rodríguez Orejuela y Jorge Luis Ochoa Vásquez, miembro del Cartel de Medellín, fueron detenidos por las autoridades por sus nexos con el tráfico de drogas. Aunque los dos tenían solicitud de extradición por parte de los Estados Unidos nunca fueron enviados allí y ambos pasaron poco tiempo en una cárcel en Colombia. Pero la lucha de los carteles por el control del tráfico en Nueva York, que cada vez se convirtía en un territorio más rico para ellos y que los Rodríguez Orejuela consideraban como propio se arreciaba.

A pesar de que había una supuesta relación cordial entre Ochoa y los hermanos, en una visita que el integrante del Cartel de Medellín hizo a Cali, fue capturado por las autoridades de esa ciudad luego de verse con los líderes del cartel de allá. Desde la organización comandada por Pablo Escobar siempre se aseguró que esa detención se dio por un aviso de los Rodríguez Orejuela a las autoridades; además, días antes varios kilos de droga del Cartel de Medellín habían sido interceptados en Miami.

Las diferencias entre Cali y Medellín se hacían cada vez más evidentes, dejando al país los años más violentos recordados por las bombas y atentados a diferentes lugares emblemáticos de esas ciudades y otros sitios del país, como la capital. Uno de los primeros atentados fue al edificio Mónaco, en Medellín y propiedad de Pablo Escobar, donde vivía junto a su familia.

El 13 de enero de 1988, la propiedad cayó ante la detonación de 700 kilos de dinamita en el frente de la edificación, hecho que dejó un saldo de 10 heridos y tres muertos. Aunque el Cartel de Cali aseguró no estar relacionado con el ataque, Pablo Escobar justificó sus siguientes acciones en contra su competencia señalando que el ataque a su vivienda había detonado una guerra.

(EFE)
(EFE)

El enojo de Escobar no se hizo esperar, aunque él no estaba en la vivienda, sus hijos y su esposa “Tata” Henao sí y se conoció que su hija Manuela quedó con una grave afectación en el oído, producto del estallido. Así inicio la venganza del líder del Cartel de Medellín. Para esa misma época Escobar decidió montar todo un servicio de inteligencia para realizar espionaje a los Rodríguez Orejuela, en un allanamiento que le hicieron a una de sus fincas en El Poblado, las autoridades hallaron fotos de los hermanos, de sus casas, familiares y los números de contacto en Cali.

Por ello el año 1989 se considera uno de los más violentos, pues en ese entonces se dieron los ataques más fuertes entre los grupos narcos. Tras lo sucedido en el edificio Mónaco, se dieron varios atentados contra negocios y propiedades del cartel de Cali como varias cadenas de Drogas La Rebaja y el Grupo Radial Colombiano.

El primer ataque en respuesta por parte de Escobar se dio, paradójicamente, en Medellín y no en Cali, cuando varios pistoleros ingresaron a una cadena de Drogas La Rebaja en la capital de Antioquia y abrieron fuego contra los trabajadores, dejando a uno de ellos muerto. La Policía logró dar de baja a uno de los matones enviados por Escobar, pero ese fue solo el inicio de los disparos ese 18 de agosto.

Más tarde en otra zona de la ciudad se dio otro enfrentamiento con armas de fuego, calificado por las autoridades de la ciudad como una pelea entre los dos carteles. Al día siguiente, Rogelio Ochoa Franco, del Cartel de Medellín, apareció muerto con varias heridas provocadas por armas de fuego.

Entonces desde el grupo delictivo de Medellín respondieron atacando al Grupo Radia Colombiano, causando un incendio en la sede de una emisora que hacía parte de ese grupo y que pertenecía al Cartel de Cali. Esto al tiempo que en Nueva York se interceptó un alijo de dos toneladas de cocaína y se detuvo a Hernando Grajales Rizo, presunto colaborador de los Rodríguez Orejuela en esa ciudad.

Video: El legado del Patrón,
Video: El legado del Patrón, ¿cómo quedó el mapa mundial del tráfico de cocaína tras la muerte de Pablo Escobar? (Archivo DEF)

Sin embargo, el espionaje no era solo una acción del Cartel de Medellín, los hermanos Rodríguez Orejuela hicieron lo propio y enviaron a Medellín a cinco militares retirados que trabajaban para ellos. Con lo que no contaban los capos caleños era con que Pablo Escobar descubriera a los infiltrados y los secuestrara para presionarlos. Aunque los hermanos le propusieron una tregua al capo paisa, este solo aceptaría si ellos le daban una indemnización millonaria por lo suedido con el edificio Mónaco y le entregaban a Pacho Herrera, uno de sus principales colaboradores; la paz no se dio porque en Cali se negaron a la entrega de su aliado.

Entonces, Escobar asesinó a los cinco espías y tiempo después le hace un atentado a Herrera, en Valle del Cauca, con varios sicarios que se metieron a una de sus fincas. Aunque el ataque dejó 17 personas muertas en el terreno del Cartel de Cali, Herrera salió ileso.

La guerra se calmó con la entrega de Pablo Escobar y su llegada a la cárcel La Catedral; sin embargo, los Rodríguez Orejuela planearon un bombardeo al capo paisa en prisión, pero el plan falló cuando toda la información se filtró. Cuando el ‘Patrón del Mal’ salió de la cárcel, aunque su organización criminal seguía fuerten, el Cartel de Cali había aprovechado para alirse con ‘Los Pepes’, un grupo paramilitar que buscaba acabar con el narco.

Fue la muerte de Escobar la que terminó la dura guerra entre los carteles, pues con su fallecimiento se acabó lo que quedaba del Cartel de Medellín, así el de Cali pasó a tener el control mayoritario del narcotráfico en el país, dicha que tampoco duró mucho tiempo pues el exmilitar Jorge Salcedo Cabrera, que en su momento los ayudó con el plan contra Escobar en La Catedral decidió hablar con las autoridades y provocó el posterior desmantelamiento del grupo criminal.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar