Despenalización del aborto: la historia detrás de las dos activistas colombianas más influyentes, según la revista Time

Infobae Colombia conversó con Ana Cristina González y Cristina Villareal, reconocidas como dos de las 100 personas más influyentes del año en el mundo

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Más de 30 años por
Más de 30 años por la despenalización del aborto: la historia detrás de las dos colombianas que influyeron en la decisión de la Corte Constitucional. (Victoria Holguin)

“Nunca es oportuno hablar de aborto”, sentenció Ana Cristina González, activista y pionera del Movimiento Causa Justa, y aun así, desde la colectividad decidieron aportarle a la lucha por la despenalización en Colombia.

Las feministas del movimiento fueron las responsables de tramitar la demanda para eliminar el delito en el Código Penal ante la Corte Constitucional y el 21 de febrero de 2022, el tribunal les dio —parcialmente— la razón: ya no eran necesarias las causales ni los documentos que sustentaran la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE); hasta la semana 24 de gestación se puede acceder a este derecho sin condena.

Si bien el fallo del alto tribunal es un hecho histórico, las bases de ese logro se remontan al siglo pasado. En 1998 un grupo de activistas preocupadas por sus derechos sexuales y reproductivos crearon la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres. Desde el primer momento sabían cuál sería su camino: “Nuestro norte todo el tiempo era la despenalización total del aborto y hacia allá vamos”, manifestó a Infobae Colombia Cristina Villarreal, una de las cofundadoras de la organización junto a Ana Cristina González.

Como resultado, ambas mujeres fueron reconocidas por la revista Time en la lista de las 100 personas más influyentes del año en el mundo por su activismo. A pesar de que tienen orígenes muy distintos, el feminismo las unió por una misma causa y consideran que ese reconocimiento le da visibilidad política al movimiento. “Para mí es como una posibilidad de honrar a las mujeres que han tenido que sufrir, enfermar e incluso morir por abortos inseguros —dijo Villarreal—. Yo de verdad creo que a ellas les debo este reconocimiento”.

Cristina Villarreal Velásquez

En la imagen, Cristina Villareal.
En la imagen, Cristina Villareal.

Los primeros acercamientos de Cristina Villarreal con el feminismo los tuvo desde la cuna: “Mi padre fue un médico ginecólogo muy dedicado al tema de los derechos de las mujeres y a la salud de las mujeres” y así, los mensajes sobre la menstruación, el embarazo, la prevención ya los tenía la activista desde los 9 años.

Eso la llevó a estudiar psicología, para brindarle un apoyo a las mujeres en sus derechos sexuales y reproductivos desde la Fundación Oriéntame, que había creado su padre, el doctor Jorge Villarreal Mejía. Sin embargo, al ser una entidad no familiar y sin ánimo de lucro, “eso me implicó toda una batalla de ideas con mi padre para entrar a un proyecto que para mí era vital y me movía las vísceras”. Aunque su labor fue cuestionada en más de una ocasión.

— ¿Usted cómo puede hacer el trabajo que hace? Es que presta servicios de aborto — le preguntaron alguna vez a Cristina.

¿Cómo no hacerlo? — respondió.

El tiempo le daría la razón, pues después de brindar el acompañamiento a las mujeres en Oriéntame, en 1992 la feminista asume la dirección de la Fundación.

Ana Cristina González Vélez

En la imagen, Ana Cristina
En la imagen, Ana Cristina González. En octubre de 2020, cinco organizaciones firman la demanda que se radica en la Corte Constitucional para despenalizar totalmente el aborto en Colombia

El caso de Ana Cristina es totalmente contrario. El feminismo llegó a su vida en contravía con su contexto en la ciudad de Medellín, Antioquia. “Yo terminé el colegio con monjas, hice la universidad con el Opus Dei en la Pontificia Bolivariana”, comentó la médica y doctora en biométrica, y si bien su familia no era exactamente conversadora, “no eran tan liberales en temas de aborto, que eran un tabú”.

Incluso así la inconformidad ante una sociedad patriarcal siempre estuvo latente. “Yo no siento que a mí me tocara desprenderme de esa educación conservadora porque nunca me la metía dentro”, manifestó González. Además, la literatura feminista empezó a rendir frutos: “era ponerle una especie de marco a cosas que yo sentía como malestares o rabias”. Y después llegó el activismo: “Me invitaron a participar de una reunión de feministas y nunca más me fui”.

González se fue de Medellín para empezar a trabajar por primera vez como profesional en Bogotá. La directora ejecutiva de Profamilia en ese momento, María Isabel Plata, le dio la oportunidad de seguir ese camino por los derechos de las mujeres; sin embargo, al ver su hoja de vida, la cuestionó:

— Venga, venga, ¿usted está segura de que quiere trabajar acá? Yo leo y dice colegio Jesús María, Universidad Pontificia Bolivariana...

— Sí, sí, estoy totalmente segura de que quiero trabajar acá.

La fundación de la mesa y el cumplimiento de las causales

La creación de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres estuvo de la mano de María Isabel Plata, Florence Thomas, Beatriz Quintero, Cristina Villarreal y Ana Cristina González. El nombre de la organización nació para traer “nociones que los grupos antiderechos nos robaron, como la vida”, explicó la médica que trabajó en Profamilia.

El objetivo de la Mesa desde el día uno ha sido la despenalización y a partir de ese momento sabían que no sería para nada sencillo. “Cuando en el año 2006 se produce el primer cambio histórico en Colombia, que es la despenalización por causales, nosotras como Mesa dijimos que íbamos a protegerlo”, afirmó Villarreal.

La organización empezó a capacitar prestadores de servicios, abogados y abogadas, personas del sector de protección para que las causales se volvieran una realidad “y yo creo que lo fue para muchas mujeres”, narró la activista.

Ese trabajo se realizó por al menos 15 años y les permitió tener una documentación de las barreras al acceso al IVE en esas tres excepciones: por riesgo a la salud, por violación o por malformación fetal. “Las causales eran amplias, pero al fin y al cabo requerían certificado del profesional, denuncia y una serie de elementos que nosotras encontramos problemáticos”, agregó González.

La mesa desarrolló una pedagogía tanto para la causal violación como la de salud; sin embargo, el marco y la conversación frente a la malformación fetal se volvió difícil. “Nos dimos cuenta de que no iba a ser posible construir esa interpretación porque había mucha resistencia de los grupos de personas que trabajan con población que tiene discapacidad”, explicó la doctora. Lo curioso fue que precisamente esa fue la clave para la creación del Movimiento Causa Justa.

“Cuando entablábamos la conversación era como si una nube negra entrara al auditorio”, comentó Cristina y aseguró que se dieron cuenta de que tenían que volver a objetivo principal: la despenalización total del aborto. Así pues, de manera muy espontánea, salió el nombre de la colectividad que nació en 2017 y está integrada por al menos 45 organizaciones feministas: “Esta es nuestra causa y es una causa justa”.

El proceso en la Corte Constitucional

AME117. BOGOTÁ (COLOMBIA), 02/03/2020.- Personas
AME117. BOGOTÁ (COLOMBIA), 02/03/2020.- Personas en favor del aborto legal se manifiestan este lunes frente a la Corte Constitucional, que discute su despenalización total en Bogotá (Colombia). EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

En octubre de 2020, cinco organizaciones firman la demanda que se radica en la Corte Constitucional para despenalizar totalmente el aborto en Colombia. El proceso previo a eso fue largo, pues cinco abogadas del movimiento transformaron 90 argumentos que tenía Causa Justa en cargos jurídicos y sólidos. Ana Cristina participó en ese proceso para poner en evidencia el problema de salud que afrontan las mujeres.

“Cuando la abogada Natalia Bernal puso su demanda para que en Colombia otra vez se prohibirá totalmente el aborto —a lo que la Corte dijo que no— se filtró a los medios que entre los magistrados se había hablado de la posibilidad liberalizar el aborto hasta la semana 16″, argumentó González. Ese fue el impulso que tomó Causa Justa para presentar el documento; las abogadas buscaban que la demanda fuera perfecta, pero Ana Cristina fue enfática cuando dijo: “estamos entre la perfección y la oportunidad política; es ahora o es nunca”.

El proceso fue más demorado de lo que pensaban, pues solo hasta este año se tomó una decisión y la presencia de las feministas en el paro nacional hicieron aún más visible la causa. “Ellas merecen un reconocimiento muy especial, porque creo que fueron una buena parte del clave del éxito”, afirmó Cristina Villarreal.

Para Ana Cristina hubo un momento muy difícil para Causa Justa y es cuando la ponencia del magistrado Antonio José Lizarazo no pasa en la Sala Plena. Ese recurso les daba la razón, pues manifestaba que existe una criminalización en Colombia especialmente a niñas, mujeres rurales y pobres. “El conjuez —Julio Andrés Ossa, quien dio el voto final— fue decisivo para que se tomara una decisión favorable, pero al mismo tiempo fue la razón por la que esta decisión favorable no fue la eliminación total del delito”, aseguró la experta.

Ahora bien, ambas activistas afirmaron a este medio que el movimiento va mucho más allá de la demanda. “Causa Justa tiene todo un plan de acción y un plan de trabajo a largo plazo que incluye mucho más”, puntualizó Villarreal y por eso el siguiente reto es velar por el cumplimiento de esa sentencia. Además, consideran que mientras exista el delito, la lucha permanecerá y así lo manifestó Villarreal:

— Esta pelea nunca se gana del todo y siempre hay fuerzas que quieren retroceder y limitar los derechos de las mujeres.

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