Esta semana se llevó a cabo la edición 34 de la Feria del Libro de Turín, en Italia, cuya edición fue Cuori selvaggi -Corazones salvajes- en la que fueron exhibidas muestras de todo el mundo, incluyendo Colombia. De hecho, el país tuvo representación por cuenta de la escritora colombo-venezolana Diana Agámez Pájaro, quien fue reconocida durante el evento literario.
La autora, que nació en Maracay -Venezuela- pero se siente tan colombiana como Piedad Bonnet, Laura Restrepo o la misma Pilar Quintana, es egresada del programa de Lingüística y Literatura de la Universidad de Cartagena, y gracias a su relato ‘Il mio corpo: un posto felice’ -Mi cuerpo, un rostro feliz-, fue merecedor del XVII Concorso letterario nazionale Lingua Madre.
Dicho certamen es una apuesta constante de Piemonte, una de las 20 regiones que conforman Italia, y en ese sentido se ha convertido en parte importante de la Feria Internacional del Libro de Turín. Fue concebido en 2005 por Daniela Finocchi y, en primera instancia, dirigido a mujeres migrantes residentes en este país, abarcando una sección dedicada a las italianas que quieran contar sus experiencias con extranjeras, así como el intercambio cultural que han tenido en medio de aquellos procesos de socialización.
En ese orden, el concurso está enfocado en darle voz a quien no la tiene a partir de la creación de espacios para el conocimiento; pero a diferencia de lo que se pueda pensar, no está destinado a descubrir talentos, hay muchas mujeres que quieren darse a conocer a través de relatos centrados en la migración a partir de la literatura italiana.
Le puede interesar: La película colombiana ‘La Jauría’ ganó en la semana de la crítica en Cannes
Ágamez Pájaro fue galardonada con este premio y al recibirlo agradeció por “la oportunidad de poder estar aquí, junto a todas estas mujeres, que representan historias tan íntimas y diversas, es todo un honor. Asimismo, agradeció a Pacha, su abuela, por “haberme inspirado para escribir una historia que hoy ha sido premiada. Siento que hoy ella ha vuelto a vivir con esta historia y lo volverá a hacer cada vez que alguien pueda leerla y eso realmente me emociona”.
‘La abuela es amiga de su cuerpo,
de buena gana acepta sus carnes caídas;
sin reparos teje los relatos de su piel,
la invoca cual entidad mística,
que habita en la fuerza de un recuerdo.
No hay nostalgia ni melancolía
cuando dice que entre sus piernas
hay un lugar feliz’.
La escritora también resaltó que ese relato es el resultado del “poder de inmortalizar que nos da la literatura”.
Es de anotar que la autora está radicada en Roma y desde allí hace constantes contribuciones a la cultura latina para el aprendizaje en Italia desde su cargo como mediadora cultural en la escuela de arte y centro juvenil ‘MaTeMú'.
En este sitio utiliza los relatos que conoce diariamente para convertirlos en poesía: historias de migrantes que llegan frecuentemente a las costas italianas buscando una mejor calidad de vida alejados de sus tierras natales; a partir de esas historias, Ágamez Pájaro no solo construye los textos, sino que además descubre los sentimientos que predominan en cada protagonista.
Además, la poetisa lidera un taller de literatura y lengua española en la Cárcel de Rebibbia, y de igual manera se ha desempeñado como docente de castellano a personas de diferentes edades y nacionalidades. Su poemario De tripas corazón, que por demás es inédito, habla también sobre migración, apelando a la violencia, la ternura y la constante lucha contra la soledad y el olvido como emociones vividas durante y después del desplazamiento.
SEGUIR LEYENDO: