El lujoso hotel de Fusagasugá que operó como ‘campo de concentración’ de nazis en Colombia

Colombia no estuvo ajena de participar en la Segunda Guerra Mundial, luego de confinar a más de 150 personas en el Hotel Sabaneta entre 1944 y 1945

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Hotel Sabaneta, ubicado en Fusagasugá, Cundinamarca, funcionó como campo de concentración de alemanes, japoneses e italianos hasta el final de la Segunda Guerra Mundial / (Héctor Cuesta)
Hotel Sabaneta, ubicado en Fusagasugá, Cundinamarca, funcionó como campo de concentración de alemanes, japoneses e italianos hasta el final de la Segunda Guerra Mundial / (Héctor Cuesta)

Si bien Colombia se declaró estado neutral durante la Segunda Guerra Mundial, unos submarinos alemanes que hundieron tres embarcaciones colombianas, cerca de la Isla de Providencia en 1943, fueron el detonante para que el entonces Gobierno nacional presidido por Alfonso López Pumarejo ordenara la captura y confinamiento de migrantes alemanes residentes en territorio colombiano y que años atrás habían huido de la guerra en Europa.

La determinación, en respuesta a las agresiones del régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en Alemania, decretó que la Policía Nacional privase de la libertad a extranjeros provenientes de Países del Eje (Alemania, Japón e Italia), con los que Colombia había roto relaciones diplomáticas internacionales, todo esto bajo la defensa de la frase: “Estado neutral, pero no indiferente”.

Lo cierto es que estas privaciones de la libertad a ciudadanos foráneos no se dieron en centros penitenciarios ni de reclusión carcelaria como tal, sino que fueron a parar en Fusagasugá, municipio cundinamarqués ubicado a menos de 80 kilómetros de Bogotá.

Lo que para entonces era el Hotel Sabaneta, que funcionaba como recinto de descanso para la élite bogotana y que contaba con piscina, jardines, casas alrededor y demás elementos de lujo, se transformó repentinamente en un campo de concentración que entre 1944 y 1945 albergó en sus predios a cerca de 150 alemanes y por lo menos 11 japoneses.

De acuerdo con el decreto que hoy reposa en el archivo general de la Nación, estos confinamientos dentro de los llamados campos de refugiados, fueron registrados en las llamadas “listas negras”, donde estaban escritos los nombres de las personas y empresas señaladas de pertenecer al nazismo.

Lista negra conservada en el Archivo General de la Nación.
Lista negra conservada en el Archivo General de la Nación.

Lo anterior derivó en el congelamiento de bienes de los ciudadanos provenientes de países del Eje, por lo que se dispuso de sus recursos económicos para reponer las pérdidas por el hundimiento del barco militar colombiano Resolute hundido por submarinos nazi en el mar Caribe, y el Estado intentó demostrar que Colombia se encontraba alineada con los aliados, especialmente, con Estados Unidos.

La intervención estadounidense a manera de persecución ciudadana de migrantes germanos, italianos y japoneses se dio en toda Sudamérica y fue desatada a manera de represalias por la invasión alemana en Polonia (1939) y por el famoso episodio de Pearl Harbor (1941) en el que la Armada Imperial Japonesa arremetió contra una base naval del país norteamericano en la isla de Oahu, estado de Hawái.

La pesquisa detectivesca que hizo el Departamento de Estado de EE. UU., tuvo repercusión en las detenciones arbitrarias de alemanes, japoneses y hasta italianos que tenían negocios en suelo colombiano y que desde marzo de 1944 fueron encerrados con la custodia permanente de la Policía.

Persecución nazi llegó hasta Cundinamarca, Colombia, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial
Persecución nazi llegó hasta Cundinamarca, Colombia, durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial

Pese a que no existía evidencia de que los extranjeros detenidos en Colombia hayan sido vinculados a algún tipo de crimen o red de espionaje que favoreciera al régimen nazi alemán, durante aproximadamente 15 ó 18 meses lograron sostenerse pagando su propio confinamiento con los recursos producto de sus inversiones en el país.

Había correspondencia, visitas y piscina, pero no podían salir. Estas “comodidades” se hacían bajo el estricto control de la fuerza pública, con constantes toques de silencio para dormir y toques de diana para levantarse, como si se tratara de la prestación de un servicio militar en Sudamérica.

La correspondencia que podían recibir debía estar escrita únicamente escrita en castellano y sujeta a revisión, por lo que los libros, revistas y periódicos debían también estar autorizados, mientras que las bebidas embriagantes, además de los radios y las cámaras fotográficas, fueron elementos prohibidos para los refugiados.

Muchos de los confinados quedaron en la ruina y no pudieron seguir sosteniendo a sus familiares, pues con los pocos bienes que tenían pagaron el albergue en el Hotel Sabaneta, pero perdieron gran parte de su capital.

Prensa colombiana reportó traslado de alemanes a Hotel Sabaneta en Fusgasugá durante la Segunda Guerra Mundial
Prensa colombiana reportó traslado de alemanes a Hotel Sabaneta en Fusgasugá durante la Segunda Guerra Mundial

Los migrantes alemanes no fueron torturados o maltratados físicamente, sino que fueron forzados a dejar de producir activos económicos que derivaron en la pérdida de calidad de vida propia y de sus seres queridos, tal como se lo relató en 2007 Hilda Strauss Cortizzos, ciudadana colombiana descendiente de alemanes, al Magacín Culturama del canal público Señal Memoria:

Empezaron las tristes noticias del campo de concentración... Al cortar completamente la viabilidad de trabajo o alimento para sus familias, el sufrimiento mayor de los alemanes en campos de concentración y el de mi padre fue no tener un centavo de dónde alimentar a su familia, esa fue la verdadera tortura. A todos los alemanes los perseguían pensando que tenían alguna comunicación con el sistema de Hitler y estaban en contra de los norteamericanos

En el segundo mandato de Alfonso López Pumarejo (1942 - 1943) el hotel emblema de la ciudad cundinamarquesa pasó a concentrar la reclusión, teniendo en cuenta que tanto su Gobierno, como el anterior (Eduardo Santos Montejo 1938 - 1942) habían dilatado las pretensiones de la embajada de EE. UU. en Colombia de concentrar a los extranjeros provenientes del Eje, que “presentaban peligrosidad”.

La razón por la que López Pumarejo determinó instalar el campo de concentración en el Hotel Sabaneta de Fusagasugá tiene que ver con que el entonces presidente tuvo cercanía con Enrique Olaya Herrera y los veraneantes de Bogotá se habían instalado desde finales del siglo XIX alrededor del municipio, por lo que la casa era un chalet predilecto que al iniciar el siglo XX se convirtió en un hotel gracias a la familia Palau de origen español.

Según Francisco Galindo, historiador de la Universidad Nacional en Bogotá, para la época había aproximadamente 3.000 ciudadanos de origen alemán, pero al Hotel Sabanera solo llegaron a estar 200 personas entre germanos, japoneses e italianos. De los alemanes, únicamente 150 hombres fueron confinados mientras las mujeres hijos y familias se trasladaron a vivir en las cercanías de Fusagasugá.

La gran guerra terminó en Europa culminó en mayo de 1945 y un par de semanas después, el Gobierno nacional dejó salir a los ciudadanos alemanes a su país; otros ciudadanos se quedaron y siguieron con sus empresas. El fondo que manejó las empresas se las devolvió con pérdidas y no hubo forma de que les respondieran para restablecer su economía. Aparte de la crisis económica, las persecuciones a alemanes en Colombia por nacionalidad, continuaron hasta 1954, dentro de las llamadas listas negras.

Ruinas del Hotel Sabaneta en Fusagasugá, Cundinamarca
Ruinas del Hotel Sabaneta en Fusagasugá, Cundinamarca

En cuanto al hotel se refiere, la edificación que fue construida en 1937 y que recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1945, regresó a su actividad turística normal. Sin embargo, en 1973 el lugar quedó totalmente abandonado y para 1998 el habitante de calle y reciclador José Ricardo Barajas era el único huésped del hotel, que se instaló en el lugar.

El deterioro total comenzó con el derrumbe de los techos y la fachada. No hubo voluntad del Gobierno municipal de reconstruirlo o conservarlo. Al quedar en ruinas, fue totalmente demolido y solo se alcanzó a salvar el puesto de control y vigilancia de la entrada del hotel.

En la actualidad el predio donde reposaba el hotel está ubicado en la calle 8 #16-76 de Fusagasugá y funciona como bodega de la empresa Agroquímicos Oriente y Compañía Limitada.

Así se ve el Hotel Sabaneta en la actualidad.
Así se ve el Hotel Sabaneta en la actualidad.

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