Hace poco más de un año, Natalia Durán reveló a la opinión pública que padece de un agresivo cáncer de tiroides, sobre cuyo proceso de aceptación y recuperación entregó nuevos detalles a través de su entrevista con Diva Jessurum en el programa ‘Se dice de mí', de Caracol Televisión.
De acuerdo con lo expuesto por la actriz de 38 años, luego de practicarse unos exámenes porque le habían diagnosticado síndrome de Asia, los médicos la llamaron bastante preocupados y, sin dudarlo, le contaron que sus resultados eran críticos y le habían descubierto una nueva enfermedad.
“Una mañana me llaman y me preguntan en una angustia muy grande que cómo estaba, y me dicen que los exámenes habían salido muy críticos. Yo no podía asimilar que tenía otra enfermedad y que ahora era cáncer”, aseguró.
Posteriormente, Natalia Durán relató en su entrevista cómo le contó a sus hijas que ahora debía luchar contra otro padecimiento, el cual ya había hecho metástasis en varias partes del cuerpo.
“Eso fue de una, les dije: ‘reúnanse, tengo malas noticias... tengo cáncer’, así fue la comunicación. Obviamente esto fue horrible, mi hija y todos desesperados, entonces cuando la vi así tan mal me ayudó a calmarme y decirle a Mía, mi otra hija, algo difícil porque ella tiene un apego fuertísimo hacia mí, igual que yo con mi mamá”, agregó.
Mía y Nina también fueron entrevistadas en ‘Se dice de mí', y ambas contaron que fue un momento muy difícil y “desgarrador”, pues sintieron “que el mundo se derrumbaba y que ya todo había terminado allí”.
“Para mí eso fue desgarrador y eso no lo puedo explicar en palabras. A mí se me derrumbó todo, pensé lo peor y me dio un ataque de pánico. Para todos fue horrible, pero especialmente para mí. Sentí que mi corazón estaba destrozado”, explicó Mía, a lo cual Nina agregó: “en ese momento tomé el rol de ser la hermana fuerte y quien hace bromas al respecto. Me dio un poco duro, y más que la noticia, lo duro fue asimilar lo que estaba pasando”.
Por último, Durán aseveró que “ya no tiene miedo al miedo”; es decir, está dispuesta a afrontar cualquier dificultad que el cáncer le presente, sin necesidad de alarmarse por lo que pueda a suceder a futuro. Incluso, asegura que no teme a la muerte porque su concepción al respecto ya no es la misma de antes.
“Gracias a mi sistema de creencias concibo este cuerpo como un vehículo para la experimentación de este fenómeno que llamamos vida. Dentro de mis creencias yo tengo una consciencia espiritual, es decir, una consciencia más grande y expandida. Teniendo en cuenta esto, cada reto para mí significa una maduración, una expansión de esa consciencia. (...) No es que no la pase mal ni tenga momentos negros, porque aún los tengo. Sin embargo, comprender que mis capacidades naturales y el dolor hacen parte de una respuesta sabia e inteligente que tiene mi cuerpo para su supervivencia, hacen que cada día más comprenda todo como un fenómeno de ser humana y no como un fracaso”, concluyó.
Vea aquí la entrevista completa:
¿Qué le pudo haber causado el síndrome de Asia?
De acuerdo con lo expuesto por la caleña de 40 años en un valiente relato que publicó la semana pasada, durante sus primeros años de edad y a manos de Fernando Segura, su padre biológico, se convirtió en víctima de abuso sexual y psicológico. Además, removió otro doloroso recuerdo al mencionar que, años más tarde, dos de sus primos también la accedieron carnalmente de manera forzada.
“Fue un papá que abusó de mí sexualmente hasta que yo tenía 3 añitos (...) Abusó de mí de todas las maneras, de manera violenta, de manera sexual, maltrató a mi mamá delante mío. Abusó de ella también”, expresó Natalia Durán sobre este hombre, quien ya falleció.
Este tipo de violencia, según dijo, crearon en ella una falta de autoaceptación con respecto a su cuerpo, la cual se sumó a las exigencias de una sociedad e industria en la que se resalta el atractivo físico, y terminó por someterse a un implante de prótesis mamaria.
“Era un cuerpo que no me pertenecía, en el que siempre me sentía muy incómoda, sentía que algo no estaba bien conmigo”, explicó.
Por cuenta del aumento en sus senos, Durán comenzó a desarrollar una serie de síntomas que, tras varios años de exámenes médicos y de estudiarse a sí misma, notó que son muy similares a los de una persona que sufre el síndrome de Asia, ocasionado por la presencia de este tipo de prótesis en el cuerpo. Posteriormente, los médicos confirmaron la presencia de esta enfermedad en su cuerpo.
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